Tribunales
El condenado por el crimen del Parque Amate, a juicio este martes por la violación del Tamarguillo
La Fiscalía pide 15 años de cárcel para M.A.F.D., actualmente en prisión por matar e intentar violar meses antes a una mujer, cuyo cadáver quemó
Miguel Ángel F.D., condenado hace poco más de un mes a 14 años de prisión por la agresión sexual en grado de tentativa y el homicidio de una mujer , cuyo cuerpo quemó, volverá este martes a la Audiencia de Sevilla para ser juzgado por otra violación, por la que el fiscal pide 15 años.
Fue precisamente tras ser detenido por esta agresión sexual a una joven mientras hacía aerobismo en el parque del Tamarguillo de Sevilla, el 28 de agosto de 2017, cuando se le relacionó con la agresión y muerte de una mujer cuyo cuerpo apareció quemado un mes antes en el Parque Amate , un crimen por el que fue juzgado y condenado el pasado diciembre a 14 años de cárcel.
El acusado, en prisión preventiva desde el 2 de septiembre de 2017 y que ya cumplió 9 años y medio de cárcel por otra agresión sexual en Mérida , será juzgado en la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla por la agresión sexual de agosto a una joven.
En su escrito de acusación, al que ha tenido acceso Efe, la Fiscalía le pide 15 años por un delito de agresión sexual, con la agravante de reincidencia , además de diez años de libertad vigilada cuando salga y 20 años de prohibición de acercarse a menos de 500 metros de la víctima y de comunicarse con ella.
También le acusa de un delito leve de lesiones por el que pide una multa de 600 euros, además de solicitar que indemnice a la víctima con un total de 75.561,45 euros por las lesiones provocadas -que tardaron 15 días en sanar- y las secuelas psicológicas de la víctima, que padece «trastorno de estrés postraumático agudo».
Según el relato de la Fiscalía, sobre las 21.15 horas del 28 de agosto de 2017 el acusado se cruzó con la víctima cuando ella corría en el Parque del Tamarguillo y «de manera sorpresiva, la golpeó fuertemente en el hombre izquierdo haciéndola caer al suelo».
Cuando la víctima intentó levantarse, el acusado «le propinó un fuerte puñetazo en la cara» que la hizo caer de nuevo al suelo, donde «la agarró fuertemente del cuello para levantarla a pulso».
La víctima trató de huir pero el agresor «la sujetó fuertemente por el pelo, tirando de ella hacia atrás», hasta que cayó al suelo y la arrojó a un terraplén, donde le pasó el brazo por el cuello y la arrastró 200 metros hasta un canalón subterráneo, donde la obligó a meterse.
Ante su oposición, la tiró de nuevo al suelo y la colocó boca abajo «ejerciendo fuerza sobre ella para impedirle cualquier movimiento» y ordenándole que no gritara.
Una vez que oscureció del todo, y con «ánimo de satisfacer sus libidinosos deseos», le quitó los pantalones y la ropa interior y la obligó a desnudarse también por arriba y a ponerse «a cuatro patas» para situarse sobre ella y luego boca arriba, cubriéndole la cara, para «penetrarla vaginalmente».
Como consecuencia de la violencia y la agresión sexual, la víctima sufrió lesiones tanto en la cara, la nariz, los labios y la oreja ( llegó a arrancarle un pendiente ) como en los genitales, brazos y piernas.
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