La condena al exmayordomo del Valle por quedarse con dinero de la hermandad llega al TSJA
La Audiencia de Sevilla le impuso dos años de prisión y la devolución de 134.000 euros a la corporación del Jueves Santo; la defensa pide que se revoque la sentencia y la absolución de su cliente; la Fiscalía y las acusaciones se oponen
La condena al que fuera mayordomo de la hermandad del Valle por llevarse dinero de las arcas de la corporación ha llegado este jueves al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía . La Audiencia de Sevilla le impuso a Antonio C.L. dos años de cárcel y la devolución a la corporación del Jueves Santo la suma de 134.000 euros, un fallo que fue recurrido por su defensa.
El abogado del exmayordomo ha solicitado al Alto Tribunal Andaluz, según han informado a este periódico fuentes del caso, que revoque la decisión de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial y dicte una nueva sentencia absolutoria, a lo que se ha opuesto la Fiscalía y las acusaciones personadas en esta causa, que son la hermandad y un grupo de hermanos.
Antonio C.L., de 56 años, ocupó el cargo de mayordomo en la hermandad del Valle d esde junio de 2007 hasta el mismo mes de 2015 , estando al frente de la gestión económica de los bienes de la hermandad, así como el control de todos los gastos con cargo a los fondos de la Archicofradía.
Tras el nombramiento en junio de 2011 de Lucas Maireles como hermano mayor, el control de la cuenta bancaria que gestionaba el acusado fue «casi inexistente» por parte del resto de la junta de gobierno, pues el hermano mayor y el resto de los miembros de la hermandad «confiaban plenamente en la gestión de Antonio C.L.».
La cuenta bancaria «paralela»
Durante este período el acusado expedía cheques, sobre todo al portador, que cobraba por ventanilla y cuyo importe en buena medida hacía suyo, al igual que hacía con parte de los ingresos que recibía la hermandad en efectivo metálico. Según el tribunal que juzgó a Antonio C.L., éste, para disimular y ocultar las cantidades de las que se apoderaba, copiaba en una hoja de excel los movimientos de la cuenta bancaria, «movimientos que acto seguido modificaba a su antojo, simulando salidas de efectivo, pagos o gastos que en realidad no se habían efectuado, creando el acusado una especie de cuenta de banco paralela « que era la que se presentaba para la aprobación de las cuentas anuales de la hermandad y que fueron aprobadas en los sucesivos cabildos generales. De este modo entre los años 2011 y 2015 se apoderó de 119.134,95 euros , como resulta de las periciales contables realizadas
En 2015, con la llegada del nuevo mayordomo, el acusado manifestó al cabildo de hermanos que había 26.939,31 euros en la cuenta bancaria de la corporación, pese a que sólo había 16,41 euros. Entonces la hermandad abrió una investigación y Antonio C.L. reconoció ante el hermano mayor, Lucas Maireles, y el fiscal de la hermandad, una deuda con la propia cofradía de 77.152,07 euros , manifestando su intención de pagar. Ese mismo mes de diciembre firmó dos pagarés de 67.000 euros cada uno. Pero no tenía fondos. En febrero de 2016, el acusado envió por Whatsapp al hermano mayor una fotografía de una transferencia aparentemente realizada por su hermana por importe de 70.000 euros, que en realidad nunca existió.
Una cantidad fijada entre ambas partes
El mismo mes de febrero el acusado firmó otro reconocimiento de deuda por importe de 56.847,93 euros. En ese momento prometió su colaboración en la reclamación judicial que hiciera la hermandad para su pronta devolución. La cantidad de 134.000 euros, que ahora tendrá que devolver por imposición de la Audiencia, fue fijada «de mutuo acuerdo « entre las partes, según la sentencia.
La Audiencia recoge en su sentencia que esta cantidad pudo ser mayor a la vista del contenido de los informes de los peritos obrantes en la causa. Y en la vista oral, celebrada hace ahora un año, uno de los peritos señaló un desfase contable significativo de entre 120.000 y 200.000 euros .
Antonio C.L., durante el juicio, aseguró que «nunca» se ha apropiado de dinero de la hermandad y admitió que él era «un chiquichanca» dentro de la misma . Aunque la Audiencia no aceptó sus tesis de defensa y le condenó por apropiación indebida. Ahora la pelota está en el tejado del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
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