EL VADO TRAICIONERO DE MADRE RAFOLS

¿Cómo pago yo una multa de 466 euros con una pensión de 800?

El Ayuntamiento obliga a un jubilado a pleitear tras ser sancionado por mor de una placa mal puesta

A la izquierda, el vado pegado a la pared a 54 centímetros de la puerta a la que afecta. En la otra imagen aparece la señal instalada correctamente ABC

AMALIA F.LÉRIDA

Ha pasado cerca de un año y el pensionista Eulogio Castaño Medina ya se ha cansado de recurrrir ante el Ayuntamiento de Sevilla una multa que le pusieron en la calle Madre Rafols el 16 de mayo de 2015 por mor de una placa que no estaba instalada debidamente y que le condujo a él, y a otros muchos conductores, a un error que se tradujo en una sanción de 200 euros y en una tasa de 266,15 que hubo de pagar porque la grúa se llevó su coche.

Harto de preguntar aquí y allá y de presentar escritos, ha recurrido a la asistencia juridica gratuita, que se paga con fondos públicos, para interponer un contencioso-administrativo ya que tiene una pensión de 800 euros y le asiste ese derecho.

Su abogado, Francisco Calle Bautista , presentó la demanda el pasado día 4 solicitando la anulación de la sanción de 200 euros más la devolución de la tasa de retirada de vehículos por importe de 266,15, «como reconocimiento de una situación jurídica individualizada», y las costas del procedimiento, pues el Ayuntamiento no ha atendido el recurso interpuesto en vía administrativa por el sancionado y le ha obligado a acudir a la vía contencioso-administrativa en la que es preceptiva la intervención de letrado.

«Vemos —explica el abogado— que la sanción ha sido impuesta exenta de cualquier atisbo de culpabilidad en el presunto infractor, elemento este de culpabilidad cuya concurrencia es de todo punto necesaria e imprescindible según ha reiterado la jurisprudencia, tratándose este caso de un error excusable, incluso inducido por quien colocó la placa fuera del dintel de la puerta del garaje al que debía afectar, y no sobre la misma puerta».

Añade que al siguiente día de la publicación del caso en ABC de Sevilla la placa de vado permanente que originó la denuncia y la sanción que se ha recurrido fue cambiada por alguien al lugar en que siempre debió estar, es decir, sobre la misma puerta de acceso al garaje y no junto a ella, incluso fuera del dintel de la puerta del garaje, como estaba el día de la denuncia. «Eso supone —sigue— un reconocimiento expreso de la errónea e indebida ubicación de dicha placa que indudablemente ha inducido a error a mi cliente cuando estacionó su vehículo».

La grúa estuvo haciendo caja en la calle Madre Rafols hasta que el día 29 de mayo, justo al hacerse pública la denuncia del jubilado, se colocó en su sitio la placa. Estaba a la altura del número 2 de Madre Rafols originando supuestos estacionamientos indebidos por parte de los conductores a los que la grúa retiraba su coche y la Policía Local multaba con el consiguiente desembolso de dinero, que supera los 400 euros. Afectaba a una entrada de mercancías de un comercio y estaba a 54 centímetros de distancia, cuando, según el Ayuntamiento de Sevilla, ha de ponerse en la misma puerta.

Así lo confirmaron entonces a ABC fuentes de la Gerencia Municipal de Urbanismo. «El vado va justo en la puerta» , precisaron.

Pero además, se daba la circunstancia de que el vado en cuestión estaba adosado a la pared justo detrás de otra señal vertical de carga y descarga fijada cerca del borde de la acera por lo que el conductor, cuando llega, como no ve indicación en la puerta del comercio y sí la citada señalización se preocupa de no superar el límite de esta placa que sí está lo suficientemente visible y no conlleva confusión alguna.

Eulogio Castaño Medina, como muchos vecino de Los Remedios que cada día pasan un calvario para aparcar, estacionó en esa zona a las once de la noche del 15 de mayo del pasado año después de dar varias vueltas por el barrio preocupándose mucho de no superar la señal de carga y descarga ya que a una amiga suya por rebasar 30 centímetros esa placa la multaron con 200 euros.

Aparcó y se fue. Tan seguro estaba de que había actuado correctamente que hasta el día 20 que lo necesitaba no fue a recoger el coche.

Por la mañana, cuando llegó, vio que no estaba y ahí empezó su odisea antecedida por un gran susto pues pensó que se lo habían robado.

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