El colegio La Candelaria de Sevilla, refugio de verano cuando la playa queda muy lejos
Unos 60 niños asisten a la colonia impulsada por el distrito Cerro-Amate, destinada a familias trabajadoras con pocos recursos que no pueden dejar a sus hijos con un cuidador
Apenas pasan unos minutos de las once de la mañana. Al cruzar el marco de entrada del colegio público La Candelaria , una explosión de color inunda las pupilas. Dibujos y murales decoran las paredes recordando lo entrañable de esas edades, cuando la única preocupación es ganarle minutos al día para jugar, si cabe, un poco más. Un mensaje al fondo con enormes letras negras toma protagonismo: « La transformación ha comenzado ». No es un mensaje baladí y el sitio es el más idóneo. La transformación de un barrio, de una familia, de los más pequeños empieza en la educación. Y en eso trabajan, también en verano, desde este centro educativo, enclavado en la avenida San Juan de la Cruz , a donde acuden 60 niños de Juan XXIII , Amate y Tres Barrios .
A esa hora rezuma calidez una de las clases. Escolares de 4 años están desayunando, o al menos eso intentan que hagan las dos monitoras. Pura algarabía. Entre tanto, María Amaya , coordinadora de los talleres de verano del distrito Cerro-Amate , explica que es la primera vez que se lleva a cabo este proyecto: una colonia de verano en la que familias con pocos recursos puedan dejar a sus hijos mientras ellos trabajan. Asimismo, este taller acoge niños de familias en riesgo de exclusión , que no pueden permitirse unas vacaciones fuera de la ciudad.
«El gobierno municipal nos dio vía libre para organizar unos talleres socioeducativos. Teníamos que hacer algo con los niños, que son bastantes, que se quedaban en lista de espera para la Escuela de Bienestar Social . Una vez aprobado el proyecto, en colaboración con la Unidad de Trabajo Social , hemos acogido a muchos de éstos», cuenta María.
Con una cuidada organización, los menores, de 4 a 12 años, continúan aprendiendo de una forma más lúdica que durante el resto del año. Unos veinte niños de padres trabajadores entran a las ocho en el aula matinal . Hasta las diez de la mañana, momento en el se suma el resto de pequeños. «En esas dos horas los intentamos despertar, animarlos. Las dedicamos también para que hagan los deberes que los maestros les han mandado para las vacaciones o actividades de refuerzo. Aunque, sin duda, nuestra actividad estrella es el bingo en inglés», señala María.
A las diez, todos juntos, emprenden talleres de gastronomía , manualidades , de reciclaje y de educación en valores . «Hace unos días se dedicaron a hacer brochetas de frutas. Les encantó y estaban muy ricas, ¡pero la fruta llegó al techo!», cuenta entre risas la coordinadora. Realizan, por otro lado, actividades en la calle, siendo la más aclamada la visita de los lunes a la piscina de Rochelambert . Por último, entre las dos y las tres de la tarde, el colegio se vuelve a convertir en un comedor para almorzar.
Conciliación familiar
Para la colonia de verano de La Candelaria, el distrito dispone de 20.000 euros de presupuesto , con los que financia los talleres y las horas de los doce monitores que están con los niños de lunes a viernes. Este proyecto se realiza en otros dos centros del distrito Cerro-Amate: el CEIP Valeriano Bécquer , en Padre Pío , y La casa de todos , en Su Eminencia .
Juan Manuel Flores , delegado de este distrito, apunta que con estos talleres «queremos que el periodo estival sea más llevadero y que los menores de estas tres áreas de la ciudad, con especiales necesidades sociales y carencias, tengan alternativas para disfrutar este verano y, además, aprendiendo», quien destaca, por otro lado, en la conciliación familiar que también aportan.
Charo, vecina de Juan XXIII, es una de las beneficiadas de este proyecto. Es fotógrafa de profesión y quería un plan distinto para su hija de siete años. «Estoy todo el día trabajando para intentar sobrevivir, compagino sesiones con clases de fotografía. Cuando no existía este recurso, he tenido a mi hija en el campus de Hytasa pero su precio es muy elevado: 150 euros cada quince días . Así que optaba por llevármela, cuando era posible, a trabajar», relata Charo, quien añade que «al principio tenía reparos porque la niña no descansase del ambiente escolar, pero para ella esto es pura diversión. Llega todos los días a casa muy contenta y con ganas de más. Para mí ha sido un alivio ».
En la admisión de niños para estas colonias -en el caso del colegio La Candelaria finaliza el próximo 12 de agosto- han tenido prioridad, atendiendo a la renta, las familias numerosas, monoparentales y víctimas de violencia de género.