¿En qué ciudad andaluza se construyó el primer barco de vapor de España?

El «Real Fernando», apodado «el Betis», salió de los astilleros de Triana y hacía la travesía Sevilla-Sanlúcar de Barrameda

Un año después de iniciar sus operaciones se vendió para desguace tras sufrir numerosas averías

Dibujo del primer barco de vapor de España, construido en los astilleros de Triana ABC

M. J. PEREIRA

La Real Compañía de Navegación del Guad alquivir construyó el «Real Fernando», el primer buque mercante a vapor de España. Apodado también «el Betis» y «el fernandino», fue construido en los astilleros de Triana y botado en Sevilla en 1817 para dedicarse al tráfico fluvial entre la actual capital andaluza y Sanlúcar de Barrameda, según Ignacio Fernández Vial, perito naval, historiador, diseñador y constructor de barcos históricos a escala real, entre ellos la nao Victoria.

El 8 de julio de 1817 realizó su primera viaje, Sevilla-Cádiz, llevando a bordo a 97 personas. El «Real Fernando fue el tercer barco europeo de vapor en hacer una travesía marítima . El desplazamiento de Sanlúcar a Sevilla se recortó de los 8 días a pie a nueve horas en este barco de vapor.

Plano del «Real Fernando» según dibujo de Antonio Fiz Sandier HISTORIA GRÁFICA DEL PUERTO DE SEVILLA

El barco, de madera barnizada y con una chimenea de 7 metros de altura, fue diseñado para alcanzar siete nudos, aunque en pocas ocasiones pudo conseguirlo, ya fuera por la falta de tino del maquinista, por la marea de proa o por una defectuosa estiba o trimado, según la web mgar.net. El barco de vapor logró reducir el tiempo de la travesía, ya que logró hacer Sanlúcar-Sevilla en nueve horas , cuando lo normal era 15 horas saliendo con marea creciente en Bonanzae. En condiciones adversas, el viaje podía durar de dos a tres días.

La nave tenía 21,3 metros de eslora, una manga de casco 3,6 metros y una manga máxima (incluida las ruedas de la paleta) de 6,7 metros. Calaba 0,80 metros, lo que le permitía navegar sin peligro alguno por las zonas de bajos del río Guadalquivir . Tenía también sus inconvenientes: producía mucho ruido y vibraciones y echaba por la chimenea mucho humo negro.

«El fernandino» se impulsaba a través de una máquina de vapor ( se le acopló un motor Boulton y Watt) , alimentada por una caldera de hierro, con dos hornos que quemaban carbón de piedra. El diámetro de las ruedas de las paletas era de 2,2 metros y tenía 5 palas por cada rueda. La potencia de la máquina era de 20 CV. La longitud de la caldera de hierro era de 2,7 metros y la altura de la chimenea alcanzaba los 7 metros, indica Ignacio Fernández Vial, que señala que el motor y las calderas estaban en el centro de la nave.

El vapor «Betis» contaba con dos cámaras para pasajeros. La mitad de la altura de la cámara estaba por debajo de la cubierta y la otra mitad sobresalía de la cubierta, contando con diez amplias ventanas por banda, como puede apreciarse en los planes que existen del mismo. «En todo el perímetro del voladizo que protegía las ruedas de impulsión llevaba unos hermosos candeleros, rematados por un pasamanos. Para el consumo de agua potable para el pasaje, en el techo de la cámara tenía cuatro amplias tinajas.

Con 14 tripulantes a bordo, el 8 de julio de 1817, según algunas crónicas de la época, hizo su aparición el Real Fernando tras ser bendecido por el canónigo Juan de Prada. Su botadura fue vista desde los balcones del Real Colegio de San Telmo, según las crónicas de Prensa.

El 16 de julio de 1817 inició sus viajes regulares , saliendo a las seis en punto de la mañana los lunes, miércoles y viernes. La compañía cobraba por un camarote 120 reales, 60 reales por cada asiento de cámara de popa y 40 reales por el de proa; y 20 reales por el asiento de cubierta o galería. Si se superaba el peso había que pagar un recargo de 4 reales por cada arroba, cuenta Ignacio Fernández Vial. Un año después de iniciadas sus operaciones se vendió para desguace tras sufrir numerosas averías, sustituyéndole el vapor Infante Don Carlos, según los diarios locales.

Precisamente, en el «Real Fernando» se embarcó el general espartero con destino a Gibraltar para iniciar su destierro , según narró Benito Pérez Galdós en el relato «Bodas Reales» de sus «Episodios Nacionales». El cronista relató que Espartero llegó al puerto de Santa María sin más ejército que su escolta, sus ayudantes y un grupo de fieles amigos... «Refugiados en el vapor Betis firmó el regente su protesta, último resuello de un poder expirante», añadió.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación