TRIBUNALES
Cárcel por violar a su hija desde que tenía cinco años aprovechando que dormía
La Audiencia de Sevilla impone a este varón una pena de 15 años de cárcel por unos abusos que se prolongaron durante seis años
![El acusado el día del juicio en la Audiencia de Sevilla](https://s1.abcstatics.com/media/sevilla/2020/01/31/s/padre-condenado-violacion-U27246471773FlM-600x336@abc.jpg)
«La escasa edad que tenía la menor cuando se iniciaron los abusos sexuales, unos cinco años, y nueve años cuando se realizaron las agresiones sexuales con penetración, y la prolongación de todos estos ataques durante casi seis años y su elevado número de veces, justifican, a criterio del tribunal, que se imponga la pena superior en grado». Así expone la Audiencia de Sevilla su decisión de fijar en quince años de cárcel la condena a un varón, de nacionalidad ecuatoriana, por agredir sexualmente a su hija desde que tenía cinco años.
A.M.S.S. tiene 39 años de edad y fue juzgado durante dos días en la Sección Cuarta de la Audiencia de Sevilla como presunto autor de un delito continuado de abusos sexuales, otro continuado de violación y un delito de maltrato habitual. La Fiscalía , por estos tres delitos, solicitaba al tribunal una condena a 30 años de cárcel.
El acusado y su mujer se separaron en el año 2010. Desde entonces, la hija común y víctima de estos episodios de abusos y agresiones sexuales , nacida en el año 2005, continuó conviviendo con su padre algunos fines de semana y tardes entre semana en el domicilio del procesado en Sevilla capital.
Precisamente, el acusado aprovechaba que su hija estaba con él y se encontraban solos en su casa para abusar de ella con tocamientos. Normalmente, cuando la menor estaba dormida en su misma cama.
En 2014, el acusado y su nueva pareja se fueron a vivir a una finca de la localidad cordobesa de Palma del Río en la que el procesado iba a trabajar de guarda. Aquel verano, la menor pasó dos meses con su padre. Siguieron los tocamientos sexuales. Si ella se lo pedía, el procesado paraba, no sin antes advertirle: «Si le dices algo a tu madre, te juro que la mato» .
Comienzan las agresiones sexuales
Un año después, el acusado regresó a vivir a Sevilla. Entonces ocurrió otro de los episodios denunciados por la menor y analizados durante la vista oral. La niña tenía ya nueve años y fue con su padre a la piscina municipal de La Rinconada . Allí, el procesado conoció a una mujer, que los invitó a su casa. Esa noche, la niña sorprendió a su padre manteniendo relaciones sexuales con esta mujer, quien al ver a la menor los echó de la casa.
Esta situación provocó que el procesado se enfadara con su hija y comenzó a pegarle con la mano y con una vara . Aquel día consumó la primera violación. Después vinieron más hasta octubre de 2016, siempre de noche y mientras ella dormía.
Al mes siguiente, la menor se negó a tener más contacto con su padre, quien consumía alcohol de forma abusiva. De hecho, la víctima indicó que cuando su progenitor llevaba a cabo los ataques sexuales contra ella estaba borracho, lo que es estimado por el tribunal como una atenuante a la hora de establecer la pena privativa de libertad.
A pesar de que el acusado en ningún momento admitió esas conductas , el tribunal considera acreditado el relato de los hechos probados en base, especialmente, a las declaraciones de la víctima, su madre, la médico forense y psicólogas que atendieron a la menor, así como a la doctora.
Absuelto de maltrato habitual
Sobre el testimonio de la víctima, el tribunal señala en la sentencia, facilitada a este periódico por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que la revelación de los hechos fue «espontánea» . No tenía intención de revelar los abusos, pues lo hace cuando la madre descubre una carta de la menor en la que ésta recogía que estaba enamorada del hermano de la actual pareja de su madre, también mayor de edad .
Contra este varón también hay abierta una causa judicial por abusos sexuales contra esta niña. Precisamente, la defensa del ahora condenado, durante el juicio, insistió en la teoría de que la menor acusó a su padre para ocultar los abusos sufridos por el otro varón , del que estaba enamorado.
La víctima, ante las doctoras y forenses que le asistieron en el hospital, terminó reconociendo haber sufrido a busos por parte de los dos adultos.
El tribunal descarta que existiera animadversión de la niña hacia su padre. Es más, apunta que su relato fue «bastante desapasionado si se tiene en cuenta la naturaleza y crudeza de las vivencias sufridas». Fue un relato lleno de detalles difíciles de inventar como el episodio de la piscina de La Rinconada.
El tribunal, a diferencia de las acusaciones, no separa los abusos y las agresiones sexuales sufridas por la menor en dos delitos, sino que engloba todos estos episodios en un delito continuado de agresión sexual . Todos los actos obedecían «a un único y propósito». De otro lado, lo absuelve de delito de maltrato habitual, porque, como la menor declaró, el padre le pegaba para que le obedeciera en situaciones muy concretas.
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