Sucesos
El calvario judicial de un vecino de Montellano
Antonio Murillo lleva doce juicios en cuatro años enfrentándose a una vecina acusada de acoso
La acusada, desde aproximadamente octubre de 2015, busca el contacto de forma incesante con Antonio (...), con ánimo de hostigamiento y vejatorio, paseando frecuentemente por la calle Ruiz Ramos, domicilio de los perjudicados, para buscar su encuentro» . En su escrito, el fiscal continúa describiendo lo que entiende que es el acoso que sufre a diario un vecino de Montellano y su entorno familiar. Una presión que se traslada también al mundo virtual donde Macarena M. R. , como se llama la acusada, profiere «mensajes públicos vejatorios a través de las redes sociales como facebook», sigue el Ministerio Fiscal en su calificación de los hechos.
El pasado 13 de noviembre se volvían a reunir en una sala de vistas Antonio Murillo, su pareja sentimental y enfrente, su vecina Macarena. El matrimonio la culpa de haberles destrozado la vida sin una explicación coherente. La Fiscalía solicita para Macarena M. R. una pena de quince meses de prisión por acoso. Es el penúltimo episodio judicial del enfrentamiento que mantienen estas tres personas y que se ha trasladado a sus respectivos entornos familiares con un cruce de denuncias que ya no sorprende ni en los juzgados de Morón ni en el cuartel de la Guardia Civil, donde Antonio y Macarena son de sobra conocidos.
Doce juicios en cuatro años en los que la pareja ha salido absuelta en todas las ocasiones; mientras que Macarena lleva siete condenas por quebrantamiento, lesiones y amenazas. Hasta en tres ocasiones ha sido sentenciada a pena de multa por violar la orden de alejamiento que le impide acercarse a Antonio , quien ya ha intentado suicidarse ingiriendo una gran cantidad de píldoras de un potente ansiolítico. «Ya no puedo más. A pesar de que la Justicia me da la razón, no consigo que se aleje de mi vida. Va a pasar algo grave. Por eso hemos decidido irnos de Montellano».
Antonio aterrizó en esta localidad sevillana, frontera con la provincia de Cádiz, en 2015 donde decidió instalarse y abrir un negocio de hostelería, que cinco años después ha puesto en venta. Prácticamente al mismo tiempo de su llegada conoció en una feria de ganado a Macarena. «Iba con mi mujer y mi hija. Nos dijo que la chica era muy guapa y que quería contar con ella en un desfile. Le di mi teléfono y ahí empezó todo». Llamadas constantes, a todas horas y por los motivos más peregrinos y «cuando se le pidió que no molestara más, comenzó el ataque».
El testimonio de este vecino de Montellano se corrobora con la abundante documentación judicial que forma parte ya de su vida. En marzo de 2017, el juzgado de Primera Instancia e Instrucción 2 de Morón dictó la primera sentencia condenatoria por un delito leve de amenazas. Tal y como recoge el fallo judicial, Macarena se acercó a la esposa de Antonio, fallecida pocos meses después, la insultó y le hizo un gesto amenazante como si le fuera a rebanarle el cuello. La pena: 90 euros de multa. Desde entonces, los tribunales han impuesto condenas por importe de más de 10.000 euros. «No ha pagado ninguna porque se ha declarado insolvente», afirma con indignación Antonio.
Las denuncias
Las denuncias no han ido en un único sentido. Este vecino de Montellano, su actual pareja e incluso sus suegros han sido denunciados por Macarena, que les acusa de amenazas, insultos, agresiones. Ninguna ha prosperado. Muchos de esos expedientes se archivan sin llegar a juicio. Pero en alguna ocasión, Antonio se ha visto obligado a sentarse en el banquillo de los acusados, como ocurrió en enero de 2019, cuando se enfrentó a nueve meses de cárcel por un supuesto delito de exhibicionismo. Macarena le acusaba de haberle enseñado los genitales a ella y sus hijos en plena calle.
«En este caso, hemos de tener en consideración la altísima conflictividad que las partes tienen (...) y que desde luego hacen que no se puede considerar a la señora Macarena como la parte débil de esta contienda judicial, pues es la persona que ha sido condenada en numerosas ocasiones por hechos realizados contra el acusado o contra su pareja. Es la persona que ha merecido el dictado de una orden de alejamiento y es la persona que ha sido condenada, repetimos en primera instancia, por quebrantar dicha orden”.
Esa sentencia absolutoria dictada por el juzgado de lo Penal 10 de Sevilla está fechada en enero de 2019. A día de hoy, Macarena acumula tres sentencias en contra por quebrantamiento de una medida de alejamiento. Su defensa en todas las ocasiones es que se encuentra por casualidad a su vecino o que se ve obligada a pasar por delante de su casa, donde también se ubica el local de restauración, porque su localidad es muy pequeña. Ninguno de esos argumentos ha prosperado.
En 2018, la Guardia Civil investigó a Antonio Murillo a raíz de una denuncia que recibió por violencia machista. Es la única ocasión en la que Macarena ha asegurado que mantuvo una relación sentimental con su vecino. Algo que él niega taxativamente.
Conflictos buscados
En el informe elaborado por los agentes del puesto de Montellano y que remitieron al juzgado especializado en violencia contra la mujer de Morón, el instructor recoge cómo le llama la atención «que el lugar de ocurrencia de casi todos los altercados entre denunciante y denunciado son el bar que regenta el denunciado; por lo que cabría deducir que las ocasiones de conflicto son buscadas por la denunciante que, con el simple hecho de evitar el bar, no tendríamos más enfrentamientos, pues en ningún caso refiere que Antonio la haya ido a buscar a su domicilio, su lugar de trabajo o cualquier otro que frecuente la denunciante».
Una de las rutinas que se ha instalado en la familia de Antonio, fruto de este conflicto, es mirar por las ventanas antes de salir a la calle para comprobar que «ella no está» . Asegura que son muchas las ocasiones en la que la ven apostada en la calle, aguardando a que alguien salga de la vivienda. Si se produce el encuentro, «nos insulta o nos amenaza», señala este vecino a ABC.
Con respecto a la supuesta relación sentimental que habrían mantenido, el informe detalla que de las pesquisas llevadas a cabo por los funcionarios policiales, “no se ha encontrado a ninguna persona que afirme haber tenido conocimiento de una relación o similar entre Antonio y Macarena; toda vez que es sabido que ambos tienen relaciones estables con sus respectivas parejas». La Guardia Civil concluye que no encuentra ningún indicio de que haya existido convivencia o algún tipo de relación.
El juzgado desestimó otorgarle una orden de protección a Macarena tal y como había solicitado en su denuncia. En la resolución judicial, fechada en febrero de 2018, la magistrada destaca «los múltiples atestados de los que tiene conocimiento el juzgado» y como es en esa ocasión, la primera vez que la denunciante sostenía que había tenido una relación con Antonio y que ése podría ser el origen de los conflictos.
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