«Mi calvario comenzó cuando denuncié, porque una mujer cuando denuncia no sabe a lo que se enfrenta»

Mujeres víctimas de violencia machista critican el desamparo que viven tras interponer la denuncia a su maltratador

Mujer víctima de maltrato ABC

ANTONIO PERIÁÑEZ

Más de 800 mujeres han sido asesinadas en España a manos de sus parejas o ex parejas desde que se aprobara en 2004 la Ley Contra la Violencia de Género. Una cifra realmente alarmante a pesar de los recursos puestos sobre la mesa por la Administración central y los gobiernos autonómicos.

En Andalucía, por ejemplo, el presupuesto de la Junta en 2017 destinado a igualdad y lucha contra la violencia machista asciende a 45 millones de euros. Sin embargo, muchas mujeres se sienten desamparadas una vez interponen la denuncia.

No existe un perfil de mujer maltratada . Esta lacra social está por encima del nivel de estudios, del poder adquisitivo y de la zona geográfica. Sin embargo, sí que se repite un patrón entre las víctimas de maltrato cuando denuncian: miedo, culpa, arrepentimiento, desamparo y soledad.

Y después de la denuncia, ¿qué?

«Mi calvario comenzó cuando denuncié, porque una mujer cuando denuncia no sabe a lo que se enfrenta. Piensas que vas a estar acompañada, pero realmente ni piensas. En ese momento no tienes la cabeza para pensar, actúas por inercia. Te dejas llevar por lo que te dice uno, o te dice otro, y no estás bien asesorada. Bastante pena tienes ya con lo que te pasa. No eres consciente de lo que te pasa ni de dónde entras». Son palabras de Pepi, como prefiere que la llamemos.

Protestas en la calle contra la violencia machista ABC

Su historia es similar a la de muchas otras. Inicia una relación. Al principio todo es como un cuento de hadas. Pero con los años, y la llegada de un hijo, él empieza a cambiar, o más bien a mostrar su verdadero rostro. Ella piensa que es algo puntual, hasta que se convierte en rutina de dolor e insultos . Hasta que un día decide terminar con todo.

«La última conversación: le dije que me iba con mi hijo, a lo que él me respondió que antes saldría yo con los pies por delante en una caja de pino y que lo de las mujeres en la tele se iba a quedar en nada . Y al día siguiente lo denuncié. Me sentía supermal, me sentía culpable, con mucha pena, lástima, pero denuncié, porque pensaba eso de denuncia mujer no está sola era cierto» explica Pepi.

Lo que sucedió a continuación fue mucho más duro. Coincidiendo con las vacaciones de verano, su marido se llevó al hijo de ambos y no le permitió verlo durante tres meses.

«Me dijo que si quería volver a ver a mi hijo, tenía que retirar la denuncia» añade esta valiente mujer, con voz rasgada por el dolor que aún late. Porque insiste en que se vio sola, haciendo cola a las cinco de la mañana para tener un abogado de oficio; con visitas a la psicóloga cada tres meses .

Supervivientes al maltrato

La verdadera ayuda, el apoyo y el acompañamiento lo encontró en la Asociación Mujeres Supervivientes , una organización sin ánimo de lucro que ofrece atención gratuita a mujeres víctimas de violencia de género.

Comedor social del Pumajero ABC

«Yo realmente tengo que ser sincera y decirte que las mujeres, cuando denuncian, quedan muy solas, muy desamparadas, no hay protocolos de acompañamiento . Las mujeres necesitan ser acompañadas en todo este proceso legal pero también emocional, para que ellas no retiren la denuncia». Quien habla es Antonia Ávalos, presidenta de la asociación.

Ella conoce a la perfección la situación por la que atraviesan las víctimas de malos tratos. Ella misma sufrió la violencia machista de su pareja. Además, es doctora en Estudios de Género .

Antonia Ávalos en la Casa Pumarejo ABC

«Necesitan vivienda, necesitan empleo, necesitan ese reconocimiento de ciudadanía, no de menores de edad, no de que se les regañe. Al parecer, a las mujeres se les hace sentir que ellas son culpables de vivir esa situación de violencia y de no contar con los recursos para salir de esos ciclos de la violencia . Una mujer sola no puede salir de eso», insiste Ávalos, que nos atiende en el comedor social del Pumarejo.

Cada miércoles, organizan un almuerzo donde comparten experiencias, conversación y menú con psicólogas, técnicas de la organización y vecinos del barrio. La comida es gratis, pero todas y todos colaboran. Forma parte de la terapia, al igual que el huerto comunitario de San Jerónimo donde cultivan verduras y frutas. Lo que recolectan se reparte, y el resto es para preparar el almuerzo de los miércoles.

Falta de recursos y formación

Según Ávalos, es imprescindible continuar con las políticas de concienciación social a través de las administraciones públicas. De hecho, Mujeres Supervivientes colabora estrechamente con el Instituto Andaluz de la Mujer . Sin embargo, insiste, «los recursos disponibles no son suficientes».

«Muchos técnicos y técnicas, muchos abogados y abogadas, o jueces o fiscales, no están formados en la perspectiva de género . Entonces, cómo identificar cuando una mujer está viviendo violencia de género. Tal vez no la golpee, pero sí la ha violado sexualmente, sí la ofende, la lastima, no la deja salir con sus amistades, le controla el móvil y la ropa. Ahí ya se ha iniciado un proceso de control, de sometimiento y de maltrato».

Fotograma de una campaña de sensibilización del IAM ABC

Si en muchos casos, el calvario, como lo llamaba Pepi, empieza justo en el momento en el que interponen la denuncia contra su maltratador ; en otras ocasiones el problema es no denunciar. Sin denuncia, la ayuda es menor. Así lo cuenta Rocío Díaz, otra superviviente del maltrato.

«Como yo no interpuse la denuncia, no me toman como víctima. En mi caso, soy víctima psicológica, de violencia y maltrato psicológico , porque yendo a terapia se determinó que durante todo mi periodo de relación fue así. Yo no lo sabia, yo era de las que lo negaban. Yo creía que no. Sólo en terapia y con mucho mucho tiempo, fue cuando pude darme cuenta y le pregunté a la psicóloga. ¿Yo soy víctima de violencia de género?, ella no podía responder porque me lo tenía que responder yo».

Huerto comunitario en San Jerónimo ABC

Y al final encontró la respuesta. Sí. Era víctima de maltrato , aunque lo que pensaba de sí misma era lo que le había impuesto su pareja. «¿Qué pienso de mi, todo lo que esta persona me ha dicho que soy yo, cómo me siento, como esta persona me ha dicho que me tengo que sentir. Y ahí entendí y me enfrenté a eso», dice Rocío.

La publicidad no es todo

«Me habían humillado, me decían que era mediocre, era lo que oía todo el tiempo, el desprecio de esta persona. El aislarme, estar ahogada económicamente, el depender de... Todo lo que era yo dependía, era la sombra, como me dijo esta persona. Era su sombra, yo como ser estaba anulado», cuenta Diaz, quien cuestiona las campañas publicitarias y las supuestas ayudas públicas.

«Es como si fuese el escenario, y cuando dicen fin quedó grabado, se va el comercial. Detrás de eso no hay más nada, el spot publicitario acaba y lo que queda es un estudio vacío. No hay más nada. Eso es lo que yo siento. Que después de eso no hay más nada, que cuando yo vaya, va a estar el estudio vacío, no va a estar la gente que decía ven, denuncia. Y toda esa maravilla y manos extendidas no van a estar, sino que va a pasar lo que me pasó a mi, que cuando llegué lo que había era un cuarto oscuro».

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