Cada fin de semana las urgencias sevillanas atienden a menores de 14 años bebidos

Llegan y reconocen haber bebido a medias con un amigo una botella de ron o whisky

Una chica desvanecida en una botellona en Sevilla JUAN FLORES

MERCEDES BENÍTEZ

La muerte por coma etílico de una niña de doce años hace algunas semanas o el caso de otra menor tratada en situación similar provocó una gran alarma social . A ello se unen las estadísticas del Ministerio de Sanidad sobre el uso de drogas en enseñanza secundaria según la cual el 78,9 por ciento de los estudiantes de entre 14 y 18 años ha probado alguna vez el alcohol.

Sin embargo los datos del Servicio Andaluz de Salud sobre las atenciones a menores en los servicios de urgencias revelan que las cifras (al menos las oficiales) no son tan alarmantes. En 2015 unos 190 menores fueron atendidos en urgencias en Sevilla por intoxicaciones etílicas y una chica de quince años llegó con coma etílico. Hubo 75 mujeres frente 110 hombres que requirieron atención sanitaria por haber bebido.

El dato es algo superior al del año anterior: en 2014 fueron 181 asistencias en Sevilla y 746 en toda Andalucía. En cuanto a las asistencias del O61, en ese año los equipos de Emergencias sólo asistieron a tres menores de 18 por estas causas.

Aun así, estos servicios reciben llamadas todos los fines de semana, muchas de ellas de padres o amigos de niños de 13 ó 14 años aunque, en la mayoría de las ocasiones, no requiere que se envíe un dispositivo.

La cifra no parece muy alarmante pero sí es preocupante para el coordinador de urgencias del hospital general de Sevilla, Emilio Montero , que admite que se encuentran todos los fines de semana con menores que llegan bebidos. No por una cerveza, sino por media botella de ginebra o cualquier otra bebida fuerte.

Los médicos consideran intoxicación etílica cuando hay signos manifiestos de haber ingerido una cantidad significativa de alcohol que produce alteraciones graves. El coma etílico ya es otra cosa:la máxima expresión de los efectos del alcohol y requiere una atención más intensa. ¿Cuando se producen estas incidencias en las urgencias? Siempre los fines de semana y los festivos. Suelen llegar cada viernes y cada sábado y los festivos . «En Navidades o cuando están de vacaciones ocurre más a diario», dice el médico.

La hora a la que suelen producirse estos episodios en las urgencias es a partir de las 2 ó las 3 de la madrugada , después de que los protagonistas de estos hechos hayan pasado la tarde bebiendo. Muchos llevan haciéndolo desde media tarde y, cuando acuden al hospital, es porque se encuentran realmente mal. Llegan con serias dificultades para caminar, pérdida de reflejos, náuseas y vómitos, bajo nivel de consciencia.

Montero asegura que no hay un perfil concreto de estos adolescentes que beben en exceso. Se los encuentran de todas las clases sociales y, en ocasiones, demasiado jóvenes. A veces de 12 años. Y, pese a que las estadísticas hablen de que hay más hombres que mujeres, también se encuentran muchas chicas embriagadas.

En cuanto a los que consumen esos chicos y chicas que llegan al hospital, normalmente es ron, vodka, whisky . Siempre bebidas de una alta graduación, siempre en grandes cantidades. Y siempre muy rápido, en muy poco tiempo. Normalmente, cuando aparecen en el centro de salud, el médico les pregunta qué han tomado. Casi siempre responden lo mismo: «Media botella a medias con mi amigo» .

El problema es que algunos de ellos no sólo beben sino que también a veces mezclan el alcohol con determinadas sustancias como cannabis, cocaína u otros estupefacientes . Una mezcla que suele ser mucho más perjudicial para la salud.

Para Emilio Montero, lo más preocupante es lo temprano de la edad con la que empiezan a beber y las consecuencias fatales que este consumo puede tener para los adolescentes. Porque el organismo está en pleno desarrollo y aún no está maduro para asumir esas grandes cantidades de alcohol. Ese consumo de alcohol puede afectar al desarrollo del menor que aún no está formado y también producir consecuencias fatales: desencadenar enfermedades psiquiátricas como trastornos de personalidad o psicosis.

Montero lamenta que se vea como algo normal y nadie les llame la atención. Por eso insiste en que los padres deben vigilar a los hijos y advertirles de los peligros que supone tomar esas cantidades de alcohol. También señala el contraste de la permisividad que hay en España con otros países donde no se puede beber por la calle.

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