En expansión
Boom de la medicina estética en Sevilla con 65.000 tratamientos al año
El aumento de pecho y la liposucción lideran el ranking en operaciones; el bótox y el ácido hialurónico las alternativas al quirófano
La medicina estética no solo avanza a velocidad de vértigo sino que también ha experimentado un crecimiento espectacular. En Sevilla hay actualmente 65 médicos asociados a la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Estética que ejercen y que realizan unos 65.000 tratamientos al año. El dato lo facilita Moisés Rodríguez Abascal, cirujano y médico estético dedicado a estas técnicas.
Se trata de un fenómeno, el de la medicina y la cirugía estética, que en Sevilla comenzó en los años 80, que tuvo un crecimiento lento pero que, a partir del 2000 explosionó hasta convertirse en un auténtico boom. Según este médico que trata cada año a numerosos pacientes (entre ellos algunos muy conocidos cuyo nombre no revela) en el último año ha crecido en un diez por ciento la facturación de estos centros. Es un dato que extrapola del nacional ya que, no hay estudios específicos en Sevilla. En cualquier caso, afirma que más del 30 por ciento de la población hispalense (al igual que en el resto de España ) se ha sometido a uno de estos tratamientos médico estéticos y que supone un 8 por ciento más que en 2013.
Un crecimiento que además ha ido parejo al de las cadenas de negocio que se han montado en la ciudad y que supone que «el negocio ha pasado de los médicos a los empresarios». Antes lo normal era que un médico abriera una consutal de estética; ahora cada vez hay más interesados en invertir en el negocio de la estética y se montan muchas clínicas. «Dan precios más baratos pero yo me quedo con el modelo de consulta médico-estética», dice el doctor Rodríguez Abascal que asegura también que el crecimiento de este sector está relacionado con el abaratamiento de los costes. Si el «material de relleno» costaba antes más caro, ahora uno con ácido hialurónico para arreglar el «código de barra» (como se conoce vulgarmente el tratamiento de los surcos que se forman alrededor de los labios ) puede costar 450 euros.
¿Quiénes son las pacientes de este tipo de tratamientos? Rodríguez Abascal revela que el perfil sevillano del paciente de estas clínicas es el de una mujer mayor de 25 años. Pero, en cualquier caso, su nicho de mercado son mujeres de 35 a 55 años . Cerca del 82 por ciento son mujeres frente a algo más de un 18 por ciento de hombres. «Llegan a mi consulta en torno a los 41 años porque, a esa edad, con un presupuesto bajo y no demasiadas molestias, consiguen un tratamiento perfecto Cuando tienen 60 años necesitan mucho tratamiento», dice.
Y en cuanto a lo que más solicitan sus pacientes, hay que distinguir los tratamientos de las intervenciones quirúrgicas. En operaciones, en Sevilla lidera el ranking el aumento de mamas. Rodríguez Abascal asegura que lo normal es que cada médico haga una operación de aumento de mama por semana y que las sevillanas «quieren el pecho más grande» que en otras comunidades. «Nunca he hecho una cirugía a una menor pero he tenido pacientes que se hacían el estudio meses antes de cumplir los 18 para poderse operar nada más alcanzar la mayoría de edad», afirma.
En el ranking de operaciones, el segundo puesto lo ocupa la liposucción que, entre las mujeres, se hace, sobre todo, de «cartucheras», como se denomina popularmente a la cara externa de los muslos. Una intervención a la que se suelen someter en la tercera década. «Las chicas quieren aumentarse el pecho cuando son muy jóvenes y, a partir de los 30 quieren la liposucción» , explica. También se hacen de abdomen aunque en menor cantidad y es precisamente uno de los tratamientos que demandan los hombres.
El tratamiento más demandado entre los hombres suele ser fácil: operaciones de orejas y nariz . No hay una edad concreta para los que suelen acudir a estas clínicas pero sí se da mucho tras una ruptura sentimental . «Llegan recién separados y me dicen yo no puedo estar así» , afirma. Entonces empiezan a ir al gimnasio y algunos deciden operarse. Un tratamiento muy común es el de «pegarse las orejas».Ahora hay una técnica muy avanzada con pocas complicaciones y sin apenas post operatorio. Se hace «con una especie de clip o grapadora». También se dan muchos tratamientos de «blefaroplastia» , como se denomina la operación para corregir las ojeras o los párpados.
Hay también un aumento de las operaciones de ginecoestética como la «ninfoplastia» o «labioplastia» , unas intervenciones que pueden costar 6.000 euros. Las hay que no se atreven a operarse esa zona y recurren a las inyecciones de ácido hialurónico que se usan para hidratación vaginal.
En cuanto al tratamiento de medicina estética, es decir, sin operación, el primer lugar lo ocupa el botox , que se emplea para las arrugas de expresión. Un tratamiento puede costar entre 350 y 400 euros. Le sigue el ácido hialurónico para aumentar el volumen de una zona, una arruga, el pómulo o los labios. En tercer lugar se sitúan las depilaciones láser seguido de tratamientos de foto rejuvenecimiento o técnicas de láser para mejorar la piel y eliminar manchas, los peeling químicos o los tratamientos de reducción de grasa no quirúrgicos.
En este boom ha influido también el cambio de mentalidad. «Para las nuevas generaciones la medicina estética no tiene el carácter peyorativo de antes », afirma. Y da otra clave: se preocupan más las más guapas. «Una chica monísima con una pequeña arruga que no se nota quiere corregírsela; Es un problema de autoexigencia». Y también llegan con expectativas muy altas. «Vienen con fotos de actrices, me piden los labios de Angelina Jolie o Charlize Theron pero también algunas llegan con la foto de la mama».
Rodríguez Abascal tiene dos puertas en su consulta. Para evitar que las pacientes se encuentren algún conocido en la sala de espera. «Muchas vienen disfrazadas, con gafas de sol y abrigo» , dice revelando algunas anécdotas. Como el hombre que llegó a su consulta y le pidió aumentarse la mama. Cuando le preguntó si se estaba hormonando para cambiarse de sexo, le hizo una sorprendente confesión: «Me gusta tanto una mama femenina que quiero una para tocarla» . Evidentemente no le operó. Otra vez le llegó una chica árabe que le pidió que le cosiera el himen. Tampoco lo hizo y la derivó a otra especialista.
Otro caso más reciente fue una señora que reclamó un tamaño exagerado de pecho . El médico le advirtió que era demasiado pero quiso operarse. A los seis meses la señora volvió llorando. Le confesó que lo había hecho porque a su marido «le gustaban las tetas grandes». Tuvo que reducírselas. A raíz de ello se dio cuenta que debía escuchar mejor a las pacientes para evitar que se operen si no es por decisión propia. Y es que una de las cosas más importantes es la cercanía al paciente: conseguir la complicidad que facilita que el resultado final del tratamiento sea satisfactorio.