Bodas Covid

Bodas Covid: Un padrino por 'streaming' desde Sevilla

La familia Amador Gil siguió por internet el enlace de su hija Ana María en Nueva York por las dificultades de viajar durante la pandemia

Ana María Amador y Giacomo Garancini tras la ceremonia en Nueva York ABC

Elena Martos

No la pudo acompañar al altar ni abrazarla, pero no ha perdido detalle de la boda que se celebró el pasado sábado. Un móvil en una iglesia católica de Nueva York y otro en el domicilio de la familia Amador Gil en Sevilla sirvieron de puente para que compartieran y fueran testigos del día más feliz de Ana María , abogada especializada en Derecho de la Competencia y la mayor de las hijas del matrimonio. La última vez que visitó a sus padres fue en la Navidad de 2019, cuando el coronavirus apenas era un pequeño brote en una ciudad de China. Ni siquiera hablaron del asunto, celebrando las fiestas, abrieron juntos los regalos de Reyes y regresó pensando que tal vez para Semana Santa se verían de nuevo.

Desde entonces no ha podido volver a casa. El teléfono y todas las plataformas de videollamadas se han convertido en ese salón de reuniones que la acerca a su hogar, como relata a ABC su padre, Alberto Amador , que iba a ser el padrino de ese enlace y que le ha cedido su lugar a un familiar que reside en el país y que se ha prestado para la ocasión. «Allí ya están muchos vacunados y pueden moverse y hacer una vida casi normal, pero para nosotros era imposible porque nos exigen cuarentenas y varias combinaciones de vuelos », asegura. «Pero lo hemos llevado mejor de lo que esperábamos. Yo en particular me sorprendo porque lo he vivido con aceptación, sobre todo cuando ves tantas cosas y a amigos y compañeros de promoción fallecidos», indica.

La última vez que la familia Amador Gil estuvo reunida en diciembre de 2019 ABC

La boda es el punto de partida de una nueva vida para Ana María y Giacomo, un italiano del que se enamoró hace tres años y cuya familia también siguió el enlace por la red . Ya habían retrasado la fecha y no querían volver a hacerlo por la incertidumbre de esta situación. En las últimas semanas las videollamadas han sido útiles para que pudieran ver las pruebas del vestido de novia, los detalles de la celebración y para hablar con la familia de allí que los acompañaría. « Lo que son las cosas, la lleva al altar un primo de mi madre que emigró hace muchos años y que sólo ha tenido varones. Ésta es la única oportunidad que tiene para ejercer de padrino », asegura. Amador tiene otras dos hijas con las que asumirá ese papel, pero le queda ese pellizquito de no haber sido él.

«Desde aquí estamos felices porque ella está cumpliendo su sueño. Lo ha tenido tan claro desde siempre y nunca ha dejado de luchar para conseguirlo», dice sin ocultar el orgullo que siente . Ana María Amador lleva varios años trabajando para el despacho de abogados Curtis Mallet-Prevost , desde el que ha defendido a los aceituneros españoles por el asunto de los aranceles. La conexión con ellos fue Garrigues con el que también estuvo trabajando antes de trasladarse a Washington y después a Nueva York.

La ceremonia de la boda ABC

No ha sido en la iglesia de San Julián y ante la Virgen de la Hiniesta como le hubiera gustado casarse, pero ha conservado muchos detalles de su tierra, desde el vestido y los complementos, con un mantón de manila blanco y una flor en el pelo, a la tradición de oficiar la ceremonia por la iglesia, que era importante para para ella y para sus padres . «Sabemos que no está sola, allí tiene un respaldo comunitario importante y sabemos que es feliz, eso es suficiente», dice Alberto, que pasó el día frente al televisor con la familia y rezando para que la conexión no se perdiera .

Cuando la pandemia sea historia queda pendiente un banquete en Sevilla y tal vez otra celebración en Italia . Mientras tanto, sólo queda esperar, un tiempo que el orgulloso padre dedica a aprender idiomas para comunicarse con los nietos, no sólo los que le dé Ana María, también con los de otro de sus hijos que vive en Francia. «Tengo unas nietas allí y me quiero comunicar con ellas en su lengua», el mundo se le queda pequeño a esta familia sevillana que ha probado, muy a su pesar, las bodas por streaming.

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