Sevilla
Los bares reabren en Sevilla en la fase 1 con las primeras multas por exceso de público
La primera jornada de la «desescalada» en Sevilla fue más comedida en el comercio
La hostelería estrenó este lunes la fase 1 de la desescalada con apenas una quinta parte de las terrazas en Sevilla instaladas. Muchos fueron los que optaron por esperar hasta ver cómo le iba al vecino antes de levantar la persiana. Pero lo cierto es que los sevillanos tenían ganas de volver a la tertulia en la calle y a la cerveza del mediodía, llegando incluso a relajar las medidas de seguridad que tanto se han respetado durante las semanas de confinamiento.
El turno de desayunos había sido casi modélico en los establecimientos que se estrenaron este lunes, con mesas separadas más de dos metros e incluso con vallas instaladas para evitar que en la rotación de clientes se invadieran los espacios. También se eliminaron servilleteros, aceiteras y ceniceros como recomendó el Ministerio de Sanidad y todos los profesionales pertrechados con mascarillas y guantes. «Es un fastidio que no te vean la cara, porque también en los gestos se valora el buen trabajo», se lamentó uno de los camareros de la cafetería Los Angelitos en la calle Adriano, una de las primeras en abrir, pero la situación obliga.
Ni siquiera el chaparrón que coincidió con la apertura de los comercios disuadió a los primeros clientes que se refugiaron bajo las sombrillas. Y lo que había sido un arranque de manual cambió a la hora de la cerveza. El aforo comenzó a crecer en algunos establecimientos del Casco Histórico, Nervión, Triana y el Porvenir, donde el público consumió de pie por la falta de veladores libres. Las patrullas de Policía Local comenzaron a advertir de que el que no cumpliera las normas sería sancionado y se vieron obligadas a actuar a su paso por la calle Luis Montoto, donde encontraron a una treintena de personas concentrada ante la barra exterior del bar Jota .
Policía Local denuncia a un bar en Av. Luis Montoto por diferentes incumplimientos en el primer día de la Fase 1 de #EstadodeAlarma.
— EmergenciasSev (@EmergenciasSev) May 11, 2020
La clientela NO ha sido denunciada aunque estaban consumiendo bebidas en la calle. #StopBulos#Gobernación @Ayto_Sevilla
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Los agentes se personaron en el local y cursaron una denuncia contra el propietario , entre otros motivos, por exceso en el número de veladores dispuestos en su terraza, la venta de bebidas a personas que no estaban ocupando una de las mesas y por la aglomeración de público en plena calle, como confirmaron a ABC fuentes municipales. La imagen de este negocio abarrotado comenzó a circular pronto por las redes sociales, lo que motivó la rápida intervención de la Policía Local, que encontró a numerosas personas consumiendo bebidas alcohólicas sobre unas mesas altas y unos estantes para colocar los vasos, sin respetar la distancia de seguridad y sin mascarillas.
Otra de las infracciones del establecimiento fue la falta de un camarero que atendiera y desinfectara cada mesa entre cliente y cliente. El propietario del bar Jota denunció que se encontró con la avalancha de público y que no pudo hacer nada para controlar la situación. Ante ese episodio, decidió cerrar y pedir a la gente que se marchara. No fue el único caso, aseguraron las fuentes consultadas, aunque no precisaron el número de negocios que se sancionaron este martes.
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La explicación de los propietarios
Este periódico se ha puesto en contacto con los propietarios de este legendario bar de Nervión , que cumple 84 años de historia. En primer lugar, han mostrado su agradecimiento a los agentes que han intervenido por el buen trato dispensado en todo momento y por todas las sugerencias ofrecidas para que el bar pueda cumplir mejor con las medidas de protección contra el coronavirus.
No obstante, lamentan los numerosos bulos que han circulado por las redes sociales a lo largo del día de hoy y que, por supuesto, desmienten y rechazan por el daño que han ocasionado a la imagen de un local emblemático en la ciudad.
El pasado miércoles una empresa autorizada realizó una desinfección a fondo del establecimiento y cuentan con el certificado de dicha intervención . Además, aseguran los propietarios que habían ofrecido la formación oportuna a sus camareros, que llevaban máscaras protectoras en el día de hoy. Asimismo, habían dispuestos botes de gel hidroalcohólico en distintos puntos del bar.
Por último, explican que habían colocado la barra en la puerta del bar, como suelen hacer el Martes Santo , para evitar que los clientes entrasen. Admiten que se han visto sobrepasados por la alta afluencia de personas y que, tras la actuación y consejos de la Policía Local, han decidido cerrar durante unos días para adaptar el local a las sugerencias realizadas por los agentes.
El comercio, con orden
Más ordenada fue la reapertura del comercio, que se estrenó con tormenta, pero esa eventualidad no logró alterar los planes del que lleva dos meses con la persiana del negocio bajada. Las pequeñas tiendas del Centro de Sevilla abrieron al fin sin necesidad de pedir cita previa. Guantes y gel hidroalcohólico en la puerta, carteles recordando la importancia de usar la mascarilla y los cristales relucientes con los escaparates atestados. Así recibió el sector tradicional este segundo lunes de desescalada.
Sin embargo, las grandes distribuidoras como Inditex decidieron esperar , a pesar de tener varios establecimientos de menos de 400 metros, que es el máximo permitido en este periodo. No instante sí abrieron algunos locales de Mango. La decisión de las empresas dejó escenas de otros tiempos como la calle Córdoba en plena actividad y Tetuán prácticamente vacía.
«Tengo miedo, pero son más las ganas de abrir», admitió la dependienta de Cardié, especializada en moda para invitadas. Ha pasado toda la temporada alta cerrada y ahora espera recuperar poco a poco la normalidad. «Yo estaba deseando comprarme unos zapatos, estoy apurando los del año pasado con la calor que hemos tenido y el día que vengo a por unos nuevos, llueve», se lamentó la primera clienta de Calzados Benavente. Se llama Rosa y tiene 67 años. «Dicen que soy población de riesgo y estoy como una pera. Los jubilados somos los que tenemos que salir hoy, que tenemos el ingreso asegurado y hay que ayudar al comercio para que no cierren tiendas», reclamó.
La situación es completamente distinta a la de semanas anteriores . Poco a poco los negocios se desperezan y empiezan a preparar el regreso, como la cafetería La Canasta, situada frente a la Catedral, cuyos trabajadores daban ayer un repaso a fondo a mesas y sillas para colocarlas los próximos días, incluso establecimientos emblemáticos como La Campana o Robles siguen cerrados, así como la cadenas de comida rápida. Esta primera semana de la fase 1 será la prueba piloto y en los próximos días abrirán más locales a la espera de vencer el miedo al contagio e ir recuperando actividad entre fuertes medidas de higiene.
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