Se le abrió expediente en 2014 pero no fue sancionada

Bajo lupa una sala de fiestas de la calle Castilla que está amargando la vida a los vecinos

El Ayuntamiento anuncia inspecciones diurnas y nocturnas

Acceso de la sala situada en el número 137 de la calle Castilla Juan Flores

Amalia F.Lérida

Parece que se acerca el final del calvario que están sufriendo los vecinos de la calle Castilla 137 por mor de los ruidos procedentes de una sala de flamenco que hay en los bajos del bloque y que da también a Alfarería.

El Ayuntamiento de Sevilla asegura que va a tomar las medidas pertinentes para garantizar el derecho al descanso de estos residentes cuyas quejas se remontan al año 2012.

Responsables del distrito Triana mantuvieron la semana pasada una reunión con los vecinos del entorno de este establecimiento que se llama Sala Flamenco y ya se han remitido las quejas a la dirección general de Medio Ambiente para que intervenga conjuntamente con la Policía Local y se cursen las inspecciones oportunas.

Fuentes municipales han dicho a ABC que, por un lado, se ha tramitado un requerimiento por parte de Medio Ambiente al propietario del negocio para que colabore en una inspección diurna, a fin de determinar las instalaciones concretas del local en cuanto al sistema de limitación del sonido.

Además, se coordinarán las inspecciones con la Línea Verde de la Policía Local para el horario nocturno, especialmente en lo referido al cumplimiento de la ordenanza contra la contaminación acústica. Las mismas fuentes han añadido que la Policía Local ha realizado ya inspecciones nocturnas en este local a requerimiento de los vecinos y que se ha constatado que el inmueble cumple con las correspondientes licencias de Urbanismo, de ahí que se vaya a incidir ahora en cuestiones de índole medioambiental.

Los afectados —directamente son 13 familias del 137 de Castilla, más las casas aledañas más zonas de Alfarería— señalan que el problema, hasta ahora, según parece, es que los «funcionarios del Ayuntamiento que tienen que medir los decibelios no salen de noche a comprobobar el ruido y de noche es cuando hay que venir aquí».

«Este problema —dicen los vecinos —se ha agudizado con los años y después de cientos de denuncias, sigue igual. Cada fin de semana llamamos a la Policía que viene a comprobar licencia, aforo y que no hay nadie en la calle con copas pero no puede constatar en nuestras casas los decibelios que es lo único por lo que pueden cerrar o multar a dicho establecimiento ».

Desde 2012 hay constancia escrita de las denuncias y quejas individuales y en grupo de los vecinos del bloque pidiendo ayuda no sólo al Ayutamiento de Sevilla sino también a la Junta de Andalucía y a los partidos politicos «que no han hecho nada al respecto».

El ruido procedente de interior de al sala y el de fuera, originado por los clientes «que cantan, dan gritos, tocan las plamas y hablan porque salen a fumar», centran las quejas principales de los vecinos de este bloque que viven en régimen de alquiler.

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