El Ayuntamiento aleja de la zona monumental a los músicos callejeros
Varios afectados critican que Urbanismo les ha cambiado su sitio en los nuevos permisos para sacarlos de las principales vías, pero el gobierno asegura que sólo controla la venta ambulante y que no hay un plan preconcebido con los artistas
Un trianero canta rancheras en la Avenida y una mexicana baila por bulerías en el Archivo de Indias, como si las carabelas del descubrimiento se hubieran traído de allí la partitura mariachi y llevado para allá el compás de la cava. Este cruce de culturas que pasa desapercibido para muchos de los transeúntes que van desde la Puerta de Jerez a la Plaza Nueva , pero que podría ser digno de cualquier estudio etnográfico sobre la globalización de la música, ya no es legal. Hasta hace un año los músicos callejeros que se buscan la vida en el centro de Sevilla tenían sus papeles en regla . Ahora, sin embargo, aseguran que están obligados a cantar con un ojo abierto y los bártulos preparados para desaparecer súbitamente si aparece la Policía. El Ayuntamiento les ha retirado las licencias a estos artistas ambulantes en las calles más céntricas y se las ha otorgado fuera de la zona monumental. Los afectados denuncian que los permisos que antes se daban para la Avenida, la Plaza Nueva y la de San Francisco, el Salvador, la calle Sierpes y la calle Tetuán se otorgan ahora en otros enclaves menos transitados. El caso de Francisco Javier Carbonero, el Charro de Triana , es de los más significativos. Este cantante que suele dar sus recitales en la Avenida tocado con el típico sombrero mexicano tenía una autorización expedida por la Gerencia que le permitía instalarse en el espacio que habitualmente ocupa en el edificio del Banco Santander. Ahora, en cambio, la tiene en los jardines del Cristina. «No tiene sentido, porque allí, como no le cante a las palomas, no sé a quién le voy a cantar».
Según relata Carbonero, que en Navidad ya fue desplazado a la calle San Fernando «por motivos de seguridad» , «yo pedí la renovación de mi licencia a Urbanismo y pagué la tasa correspondiente. Sin embargo, me han contestado que ya no se puede cantar aquí, que nos tenemos que ir a otros puntos». El Charro aclara que «hasta ahora la Policía es complaciente con nosotros y sólo nos indica que nos tenemos que marchar, pero según nos dicen los agentes, nos pueden multar». En la misma situación se encuentran otros muchos artistas ambulantes que tenían sus papeles en orden hasta hace unos meses: un cuarteto de cuerda que suele ponerse en la calle Tetuán, los flautistas de la calle Sierpes, un cantante de blues que actúa en la calle Velázquez o la bailaora que se busca la vida en el Archivo de Indias, entre otros muchos.
Este tipo de actividades se rigen por la «Ordenanza reguladora de la ocupación del espacios públicos del Conjunto Histórico Declarado de la Ciudad de Sevilla», que está vigente desde febrero de 2008. En esta normativa sí está recogida la prohibición de «la ocupación de las plazas Virgen de los Reyes y del Triunfo », mientras que para el resto de la zona monumental se especifica que las limitaciones «serán las derivadas de las directrices de protección y ordenación contenidas en las fichas individualizadas de cada espacio catalogado por el Plan General de Ordenación Urbanística». Si estas normas se cumplen, como venía ocurriendo hasta ahora, los músicos callejeros pueden solicitar la licencia y renovarla periódicamente para ejercer su trabajo, aunque también están obligados a cumplir las exigencias de la Ordenanza de Ruidos, que les impone unos horarios para emitir su música a través de altavoces.
El gobierno municipal aseguró ayer a este periódico que no hay ninguna indicación expresa para desplazar a estos músicos de la zona monumental a otros lugares menos sensibles y que se siguen expidiendo las licencias para estos artistas de manera habitual. No obstante, sí existe un plan trazado por Urbanismo para despejar el área de mayor valor patrimonial de la ciudad de puestos de venta ambulante , una medida que se lleva a cabo sobre todo durante la primavera. En la medida en que estos músicos se sirven de las mismas licencias que tienen estos vendedores, es posible que algunas de ellas se hayan limitado siguiendo este criterio, aunque oficialmente no existe intención de ordenar la actividad artística en las calles salvo en los casos en los que las personas que la llevan a cabo carecen de licencia . En todo caso, las quejas de algunos de los afectados han abierto el debate sobre la regulación de esta materia, cuya laguna normativa impide tener un control exahustivo y provoca, en muchos casos, la masificación de músicos junto a los grandes monumentos sevillanos.