Universidad
Las aulas vacías pasan factura a la universidad: crece el hastío y aumentan las tutorías
Acaba el trimestre sin alumnos en el campus y sin perspectiva de que vuelvan como mínimo hasta enero
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Los campus siguen vacíos. Los universitarios sevillanos acabarán el primer trimestre del curso sin haber pisado prácticamente las aulas y sin panorama de que puedan volver al menos hasta enero. La situación sanitaria obligó a que comenzaran a primeros de octubre con turnos y grupos reducidos. Eso supuso que algunos estudiantes (aquellos que están matriculados en facultades con aulas más grandes) iban a clase en semanas alternas. El resto debía conformarse con una de cada tres semanas o una semana al mes.
Esa mínima asistencia a clase quedó suspendida el 10 de noviembre y así sigue hasta que la Junta de Andalucía diga lo contrario.Aunque es probable que esta semana Juanma Moreno anuncie la relajación de medidas que podrían incluir la vuelta a la semipresencialidad, todo indica que los universitarios no volverán a las aulas hasta después de Navidad. En la UPO resolvieron hace semanas que se mantendrá la docencia «online» hasta final del primer cuatrimestre para «proporcionar seguridad a la comunidad universitaria en un contexto cambiante».
Según el rector, Francisco Oliva, para la UPO la prioridad es la salud y la seguridad de los estudiantes y sus familias. Por ello, afirma que la severidad con la que se ha presentado esta segunda ola de Covid-19 ha obligado a reducir prácticamente toda la docencia al formato on line. Algo que, según el rector, «se mantendrá hasta que la situación mejore, tal y como aconseja el comité Covid, siguiendo las indicaciones de autoridades sanitarias».
Fin del período de clases
En la Hispalense no se pronuncian hasta que no lo haga la Junta de Andalucía, pero todo indica que, con las vacaciones de Navidad a la vuelta de la esquina (el 22 de diciembre), también se dejará para enero. Y con los exámenes en enero, es probable que la vuelta se prolongue hasta final de ese mes.
Es una situación que se une a los tres meses de confinamiento y que está provocando el hartazgo de los estudiantes, el aumento de tutorías e incluso situaciones de ansiedad. En el caso de los «novatos», los que empezaron la universidad el pasado octubre, hay algunos que ni siquiera han pisado las aulas . Y de los de los últimos cursos, los que terminaron en junio,se quedaron sin graduación y sin fiesta. Además, a los estudiantes les cuesta más prestar atención «online» y a los docentes más su preparación.
Pese a que los problemas tecnológicos que hubo el pasado año se solucionaron y a que las universidades hicieron una gran inversión instalando cámaras para que los estudiantes sigan las clases en streaming, profesores y alumnos coinciden en que no es lo mismo. «La docencia online no es tan buena como la presencial» , admite un profesor de Medicina, una de las facultades en las que los alumnos escribieron al presidente andaluz para pedir más prácticas presenciales.
Desde el Consejo de Alumnos solicitaron recientemente que se vuelva a la semipresencialidad. En su carta denunciaban el «malestar» que les causaba esa situación y recordaban que la tasa de contagios en la universidad no ha sido alta. Y eso sin contar los numerosos estudiantes de fuera que, tras haber alquilado un apartamento en Sevilla, no tenían que ir al campus. Carlos Cruz, representante del Cadus, intuye que «la gente quiere disfrutar de una vida universitaria normal». Aunque, según dice, la calidad depende del docente, es consciente de que se pierden «muchos modelos colaborativos», así como la posibilidad de actividades experimentales. Y a ello se une que en casa hay «más distracciones» que dificultan el estudio.
En parecidos términos se pronuncia Ramón González, delegado de Derecho, para quien la docencia «online» no es lo mismo.«Es como no estar en la universidad, sino haciendo un curso por tu cuenta», explica, insistiendo en que se nota la falta de relaciones sociales . Y que les cuesta más seguir el ritmo de estudio diario. «Desconectas del estudio diario de la carrera al no pisar las aulas», dice.
También los profesores echan de menos las aulas llenas. «Una universidad sin alumnos es como un belén sin portal. Sin estudiantes no somos nosotros mismos», afirma el decano de Derecho de la Universidad de Sevilla,Alfonso Castro, defensor de los exámenes presenciales al final del pasado curso. Aunque Castro apoya las decisiones para superar la pandemia , afirma que la semipresencialidad del inicio del curso era «una pálida mueca de la presencialidad» y está deseando que se supere la situación y «volver a ser nosotros mismos».
No se puede hacer «online»
No existe tecnología para sustituir las prácticas ni el trabajo en la universidad. Lo dice Teresa López, profesora de Filología Inglesa, para quien trasladar el laboratorio a una pantalla es «totalmente imposible» ya que «las cosas importantes no se pueden hacer «online» y la presencia es necesaria . López dedica diez veces más de tiempo a preparar la clase y sus tutorías han aumentado porque los estudiantes «tienen ansiedad» y necesitan del aprendizaje universitario.
Seguramente por eso muchos profesores son partidarios de la vuelta. Dicen que los turnos permitían guardar distancias y que la tasa de contagios no era alta. S i los escolares siguen en clase ¿por qué no vuelven los universitarios que son adultos? Hay una generación Covid, cuya formación podría resentirse si la docencia virtual se prolonga.
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