TRIBUNALES
La Audiencia de Sevilla abre la vía a investigar a los receptores de galgos robados
El caso «Chapapote» se centra ahora en aquellos que, a sabiendas de que este galgo era robado, obtuvieron beneficios con él a través de sus cachorros o como semental

El conocido como caso «Chapapote» , que investigaba el robo de perros de raza galgo y que toma su nombre del ejemplar que fue robado en 2008 en Los Palacios y que reapareció en Badajoz cinco años después, con un chip distinto, vuelve a dejar novedades. Tras el archivo de la causa por un juzgado de Carmona , la Audiencia de Sevilla ha ordenado reabrir las diligencias e investigar a los acusados por un posible delito de receptación, poniendo el foco en el clan de «Los Vere», del barrio de Palmete .
El Código Penal , en el artículo 298.1, define el delito de receptación: «El que, con ánimo de lucro y con conocimiento de la comisión de un delito contra el patrimonio o el orden socioeconómico, en el que no haya intervenido ni como autor ni como cómplice, ayude a los responsables a aprovecharse de los efectos del mismo, o reciba, adquiera u oculte tales efectos, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años». Esto es, si una persona que no ha intervenido en un hurto o en un robo, adquiere el objeto por un precio muy bajo a su valor de mercado sin ningún tipo de contrato o factura.
El robo de galgos, desde hace año, se ha convertido en u n lucrativo negocio que mueve miles de euros y el caso que hizo que esta práctica delictiva, que obliga a los criadores a mantener a los perros en búnkeres para evitar las sustracciones, tomara relevancia social fue el caso «Chapapote».
El ejemplar en cuestión, que había sido campeón en varios torneos, desapareció en 2008 en una finca de Los Palacios y fue localizado cinco años más tarde en Badajoz rebautizado como «Litri». Durante ese tiempo, el galgo se usó como semental y sus cubriciones –hasta treinta al año— pudieron originar decenas de camadas con una media de siete cachorros. Los agentes al cargo de la investigación calculan que «Chapapote» pudo tener 840 descendientes en cuatro años , generando unos beneficios de hasta 300.000 euros, ya que se cobra entre 600 y 1.000 euros por monta.
En marzo del año pasado, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número uno de Carmona archivó provisionalmente las diligencias por falta de competencias. Esta causa se originó tras una denuncia de 26 de agosto de 2012 por un robo de cinco perros en una vivienda de la calle Nuestra Señora de los Reyes de Mairena del Alcor .
La Guardia Civil , en la investigación llevada a cabo por estos hechos, intentó relacionar el citado robo ocurrido en Mairena con las investigaciones que se venían llevando a cabo paralelamente en torno al perro «Chapapote», señalando que el objeto del robo recaía sobre animales que cuentan con un buen historial deportivo y que sin duda utilizarían para la selección de cachorros.
Dos galgos con el mismo ADN
El destino de los animales sustraídos sería el barrio de Palmete de Sevilla , identificándose a varios presuntos implicados. Las investigaciones policiales posteriores llevaron a centrar el núcleo de la investigación en el entorno de «Los Vere», los cuales estarían detrás de los robos de galgos que se venían produciendo en la provincia.
En este sentido, también figura en las actuaciones la denuncia del 17 de noviembre de 2008 de la Guardia Civil de Los Palacios por la sustracción de seis perros de raza galgo , entre los que se encontraba el llamado «Chapapote», de color negro, valorado en 4.000 euros . Por estos hechos se incoaron diligencias previas en el Juzgado de Instrucción número dos de Dos Hermanas , que no quiso unir las dos causas porque no había lugar a relacionar» el robo de los galgos en Mairena con «Chapapote».
Igualmente, en esta causa se intentó relacionar el robo de los galgos en Mairena con el descubrimiento de la coincidencia de ADN entre dos perros inscritos en el Libro Oficial de Origen de Raza de Galgo Español , que existía en la Federación Española de Galgos, en concreto entre el perro de raza galgo que se pretendía inscribir como semental con el nombre de «Litri» y el ya registrado con el nombre de «Chapapote», cuyo dueño había denunciado su sustracción.
Para el juez de Carmona no existía relación entre los distintos robos de galgos , salvo las propias de la posible comisión por «Los Vere» en Sevilla de un delito de receptación. Y apuntó hace un año que existían sospechas suficientes para abrir una línea de investigación policial. Y dejaba como planteamiento la posible existencia de indicios de la comisión de un delito de receptación ocurrido en Sevilla, perpetrados por los integrantes de esta familia de Palmete, así como también indicios de delitos de falsificación documental en la Federación Española de Galgos en Madrid, o en el Libro Registro de Orígenes en Badajoz.
Pues bien, contra dicho auto impusieron recurso dos de los perjudicados por los robos, entre ellos el denunciante del robo en 2008 de «Chapapote».
No hay relación entre los robos
En este marco, la Guardia Civil investigó la existencia de un número de personas que pudieran dedicarse a la sustracción de perros de raza galgo de alto valor por su trayectoria como perros de competición, para su posterior aprovechamiento, bien mediante su venta, bien para su utilización como semental o bien para la venta de sus cachorros. Consta documentalmente constatado que la actividad reproductora registrada de «Litrio» es 14 cubriciones y 60 cachorros, existiendo datos indiciarios para considerar que los adquirentes y poseedores de los cachorros conocían su procedencia ilícita, y que el semental era realmente «Chapapote» poseído por «Los Vere» y del que obtuvieron un cachorro los acusados.
Lógicamente, dicha investigación puso de manifiesto la posible relación entre la sustracción de galgos denunciados en Los Palacios , Mairena, otras localidades de Sevilla y Jerez de la Frontera , pero como ya dijo el juzgado de Carmona y ahora ratifica la Audiencia no hay relación directa de los robos con los acusados.
Pero la práctica de la prueba sí confirma, indiciariamente, las sospechas de la comisión de delitos de receptación continuada y falsedad documental, como así es apreciado por las acusaciones y el propio juez de Carmona, si bien dice que no es competente para su instrucción por haberse cometido los delitos en Sevilla y otras provincias.
Por ello, la Audiencia, estimando parcialmente el recurso de dos de los denunciantes, decide continuar la causa contra los actualmente investigados por posibles delitos de receptación , acordando la inhibición de las actuaciones a favor de los juzgados de Sevilla.
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