Patrimonio
Las Atarazanas, el clásico propósito de Año Nuevo en Sevilla
La palabra «definitivo» está maldita si se pronuncia en diciembre cuando se promete la restauración del antiguo astillero
«Les garantizo que hoy asistimos a la botadura del último y definitivo proyecto para las Atarazanas de Sevilla». La frase maldita la pronunció la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, el 22 de diciembre de 2014 . Entonces, se acababa de firmar el acuerdo por el cual el gobierno autonómico cedía la gestión del histórico astillero a la Fundación La Caixa para que financiara su rehabilitación y su conversión en un espacio cultural centrado en el diálogo con América. Nada más lejos de la realidad. El proyecto del arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra fue impugnado por los conservacionistas de la Asociación en Defensa del Patrimonio porque incumplía el plan del Arenal, el PGOU y la ley del Patrimonio, y quedó paralizado.
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Curiosamente, cuatro años después , hace sólo unos días, el consejero de Cultura en funciones, Miguel Ángel Vázquez , pronunciaba una frase similar, una vez acordado el proyecto básico entre todas las partes involucradas. Y hacía otro anuncio: la Junta invertirá tres millones de euros para financiar las excavaciones arqueológicas en las Atarazanas. Una partida que no está presupuestada y que el PSOE endilga ahora al futuro gobierno andaluz de PP y Cs, por lo que la sombra sobre el supuesto proyecto «definitivo» no ha terminado de retirarse.
Diciembre maldito
La Junta ha dejado siempre las Atarazanas como un propósito para el Año Nuevo , que suele acabar como la mayoría de estos deseos. En 2014 , se rescindía la concesión anterior para que el astillero se convirtiera en el Caixafórum, que fue a parar al complejo de Torre Sevilla. Entonces, Vázquez Consuegra desarrolló el encargo de adaptar el espacio para fines culturales y expositivos, además de una biblioteca y videoteca de temática americana.
Tras la impugnación de la asociación patrimonialista y de que el asunto se llevara a los tribunales, el 29 de diciembre de 2017 se anunciaba de nuevo un acuerdo por el cual Adepa, Cultura y la Fundación La Caixa firmaban un documento con los requisitos que debía tener el proyecto básico para las Atarazanas. Se creó una comisión de seguimiento del mismo, que no logró cerrar el acuerdo antes de la celebración de las elecciones anticipadas. Adepa advirtió del riesgo que suponía el retraso en la redacción del documento básico por los cambios políticos que podían sucederse, algo que ocurrió.
Pese al vuelco en las urnas, el consejero de Cultura anunció el pasado día 21 (también) de diciembre que por fin se había desbloqueado definitivamente el proyecto, y que sólo quedaba el de ejecución y el comienzo de las obras, para las cuales la Fundación La Caixa pone sobre la mesa un mínimo de 12,8 millones de euros, más los tres que debe poner la administración autonómica, cuyo Gobierno está en la puerta de salida.
De momento, todo es felicidad y buenas intenciones para el Año Nuevo, con la esperanza de comenzar los trabajos a mediados de año y que estén concluidos en 2022 . Pero estamos en el cenizo mes de diciembre, y se ha pronunciado la palabra «definitivo».