Jornada del Emigrante y el Refugiado
El arzobispo de Sevilla denuncia la «incapacidad política» para dar respuesta al drama de los refugiados
Contrapone la «generosidad desplegada» por los ciudadanos europeos y destaca los ofrecimientos realizados por la Iglesia de Sevilla
Con motivo de la celebración este domingo de la Jornada del Emigrante y el Refugiado , el arzobispo, monseñor Juan José Asenjo , ha escrito una carta pastoral en la que critica la «manifiesta incapacidad» política para «dar respuesta a la emergencia humaritaria» de los «miles de hombres, mujeres y niños procedentes de países en guerra agolpándose a las puertas de Europa y arriesgando su vida hasta la muerte en el Mediterráneo».
Frente a la clase política, monseñor Asenjo destaca la « generosidad desplegada por los ciudadanos europeos de buena voluntad, decididos a ser hospitalarios ofreciendo edificios, recursos y víveres».
Son imágenes, que «han conmovido y sacudido nuestra conciencia», escribe el prelado, añadiendo que «en las esferas políticas apenas se ha adoptado un compromiso , todavía hoy no cumplido, de albergar alrededor de un 20% de los que ya están esperando a lo largo de la extensa valla del límite de la Unión ».
También descaca el arzobispo «los numerosos ofrecimientos de parroquias, congregaciones religiosas masculinas y femeninas, hermandades, grupos, movimientos y particulares » que se han hecho desde la Iglesia de Sevilla , al tiempo que invita «a que serenemos la reflexión, buscando profundidad y discernimiento en nuestra respuesta» mientras se esperan contingentes organizados «que no parece que vayan a llegar a corto plazo».
Monseñor Asenjo aporta tres claves sobre este drama humanitario: «El efecto perverso que ha tenido la crisis de los refugiados en un reforzamiento del blindaje de las fronteras externas de la UE. Y se refiere, especialmente, a la frontera sur de Europa»-, desde donde llegan «preocupantes noticias de violencia y condiciones infrahumanas para los emigrantes subsaharianos ». Por ello, afirma que « no podemos permanecer indiferentes y ser cómplices silenciosos de que se esté financiando a los países limítrofes para que sean gendarmes de Europa a cualquier precio».
En segundo lugar, habla de la insistencia «machacona» «en una peligrosa diferenciación entre emigrantes y refugiados , en especial sirios, onsiderando légitimo el derecho de estos últimos y no el de los primeros». «La Iglesia -asegura- rechaza esta distinción» y reconoce la emigración como «un derecho fundamental del ser humano ».
Finalmente, el prelado recomienda que se evite «ofrecer sólo respuestas de emergencia, olvidando que los procesos migratorios son largos y complejos». « No se trata -añade- sólo de una acogida de urgencia que no resolverá las dificultades. Seamos comunidades hospitalarias e integradoras para los que ya viven entre nosotros y para los que vengan en el futuro».