Arte, sangre y luchas de poder en los Reales Alcázares
El Alcázar es el conjunto monumental más visitado de Sevilla con más de 1,8 millones de visitantes
«Ad Utrumque» es el emblema con el que el Alcázar de Sevilla invita a los visitantes a «estar dispuestos a todo» en este recorrido por la historia, plagado de venganzas, sangre, amor y leyendas que trascienden hasta nuestros días. Porque estas palabras que encabezan la entrada del Patio del León , extraidas de la Eneida, resumen el espíritu del conjunto monumetal más visitado en la capital hispalense.
«La historia comienza en el siglo VIII d.C. en el año 712, cuando los musulmanes invaden Sevilla. Hasta entonces era Hispalis, que se convierte en Isbiliya» explica Francisco Minguella, guía turístico, al grupo de turistas que lo acompañan en esta visita guíada por los Alcázares. Sería ya a comienzos del siglo X cuando el califa de Córdoba Abderramán III ordenó, en el 913, el levantamiento de un nuevo recinto de gobierno , en el flanco meriodional de la ciudad.
Según relata el arabista Rafael Valencia en la web oficial de este monumento, «al palacio de gobierno omeya del siglo X se añadiría posteriormente el Alcázar Nuevo de los abbadíes, los gobernantes de Sevilla y su entorno durante el siglo X. Este Palacio de al-Mubarak, el Bendito, fue ya el centro de la vida oficial y literaria de la ciudad, con los poetas, como el soberano al-Mutamid , que sentaron las bases de otras actividades humanas, y sus leyendas que forman hoy parte de la historia de Sevilla».
Posteriormente los almorávides cerrarían el espacio de gobierno extendiéndolo hasta el Guadalquivir. Los almohades, en el siglo XII, completarían las obras de época árabe con otras edificaciones de las que todavía nos quedan restos que constituyen una muestra única en el mundo. La Casa de la Contratación por ejemplo. Pero antes de llegar a dicho punto, es necesario conocer y reconocer los aspectos más singulares del Patio del León .
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Este espacio cuadrangular, poblado de colorida vegetación, entre la que destacan los setos de mirto, los rosales o los dos ejemplares de palo borracho, traídos desde Latinoamérica el siglo pasado con motivo de la Exposición Universal del 29 . Al fondo, separando este jardín del Patio de la Montería, un muro de piedra con tres arcos recuerda la existencia de una muralla defensiva.
Sin embargo, el Patio del León por el que cada día acceden miles de visitantes poco tiene que ver con el de siglos atrás. Han sido muchas las modificaciones y transformaciones que ha sufrido a lo largo del tiempo, la última a principios del siglo XX bajo las órdenes de Joaquín Romero Murube .
La Sala de la Justicia y sangre
Junto al arco izquierdo del muro que separa el Patio del León con el de la Montería, unas pequeñas escaleras dan acceso a la Sala de Justicia . En este espacio se han vivido algunas de las escenas más sangrientas de Sevilla, desde que lo ordenará construir Alfonso XI en el año 1340 para conmemorar la victoria sobre los benimerines en la batala del Salado.
El heredero del rey Alfonso XI, Pedro I el «Cruel» o «Justiciero» protagonizó uno de los episodios más cruentos aquí acaecidos. Cuenta la leyenda que citó a su hermanastro Don Fadrique en el palacio. Una vez allí, ordenó a los ballesteros «matar al maestre. A lo que uno de los ballesteros respondió que a cuál de ellos, porque había varios. Al de la Orden de Santiago, indicó Pedro I. Pero en su huida, Don Fadrique choca y se da un golpe en la cabeza, muriendo desangrado en esta sala» explica Minguella a los visitantes .
Este capítulo de la historia sevillana se convirtió en leyenda. Durante mucho tiempo, una mancha roja tiñó el marmol del suelo de la estancia. Aún seguía presente el reguero de sangre que dejó el monarca. De hecho, son muchos los turistas que miran atentos el piso, buscando el rastro del crimen. Sin embargo, lo único que encuentran es el murmullo del agua que discurre desde la fuente central hasta el Patio del Yeso.
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Para algunos investigadores y estudiosos, este pequeño jardín rectangular, ocupado en su mayor parte por una alberca, es un claro precedente del estilo nazarí de la AlÁlhambra de Granada. El Patio del Yeso es el último vestigio que se conserva de la residencia oficial del califa Abu Yacub Yusuf, el mismo que encumbró a Sevilla como la cabeza visible del Imperio Almohade .
Casa de la Contratación de las Indias
Fueron los Reyes Católicos quieron aprobaron la creación en 1503, con sede sede en Sevilla, de la Casa de la Contratación . Se trataba del órgano encargado de gestionar y fomentar el comercio y navegación con los territorios españoles en Ultramar, especialmente con las nuevas Indias descubiertas por Cristobal Colón.
«Aquí traían el oro y la plata del comercio internacional y de los impuestos tributados en las colonias. Esta institución trasladó sus dependencias a Cádiz en 1717, donde desapareció a finales del siglo XVIII » explica el guía Francisco Minguella frente a una de las pinturas más representativas del Cuarto del Almirante. Alfonso XIII preside la sala en el cuadro «La inauguración de la Exposición Iberoamericana de 1929» , obra del pintor Alfonso Grosso.
Anexa a ésta, se ubica la denominada Sala de Audiencias, donde destaca un retablo de la Virgen de los Navegantes.
La joya del Mudéjar
Fue Pedro I de Castilla quien levantó el «Alcázar Nuevo » de Sevilla, aunque sólo pudo disfrutar de él durante un breve periodo. Tres años después de concluir la construcción de esta joya del arte mudéjar, los enfrentamientos internos en la corona acabarían con su asesinato en 1369.
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Según relata el profesor Rafael Valencia en el portal de la Universidad de Sevilla , estamos «ante un palacio cristiano. Por más que su aspecto exterior y su concepción sea más semejante a las edificaciones musulmanas de al-Andalus o de Oriente . A pesar del enfrentamiento con la Granada nazarí o con los poderes del Norte de África, existe un intercambio de formas culturales entre todos los habitantes del sur de la Península Ibérica. Producto de una intensa relación que conoce toda clase de contactos. Éstos van más allá de los artesanos que, provenientes de Granada, de Toledo o del resto de la comunidad mudéjar sevillana, intervinieron en la construcción del palacio».
Su imponente fachada atrae la mayoría de las miradas y los objetivos de las cámaras de los visitantes que llegan hasta el Patio de la Montería .
Como indica Valencia «una puerta y dos arcos multilobulados ciegos los rodean pilastras laterales que recogen el vuelo de un alero de canecillos horizontales. Bajo éstos un alicer recoge una inscripción en latín, fijando la fecha de construcción del Real Alcázar. Esta inscripción sirve de orla a otra en árabe , en una tabla de azulejos azules y blancos que, en espejo y de forma directa e invertida, presenta, en un cúfico cuadrado de diseño inigualable y de una modernidad permanente, la gáliba nazarí: No hay vencedor sino Dios ».
Ya en el interior del Palacio de Pedro I , una franja epigráfica nos introduce en la construcción con la leyenda «¡Gloria a nuestro señor el sultán Don Pedro, Dios le ayude y le conceda la victoria!». Así, guiados por la sinuosa escritura, el turista llega hasta el Patio de las Doncellas, donde su acequia central sirve de espejo que refleja la puerta de acceso al Salón de Embajadores .
En este Salón y su cúpula central ha querido verse un resto del Palacio de al-Mubarak, el alcázar nuevo de los monarcas abbadíes sevillanos del siglo XI y de su sala de az-Zurayya o las Pléyades, mencionada en los versos de los poetas de aquella época, indica el arabista Rafael Valencia.
Según la directora del Alcázar, Isabel Rodríguez , «Embajadores, como lugar simbólico y el corazón de los palacios, es un lugar excepcional, ya que por aquí han pasado la mayoría de las personalidades que han visitado de forma oficial Sevilla y de forma oficiosa muchas de ellas».
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Desde el Patio de las Doncellas se accede también a la Alcoba Real, donde se hallaban los aposentos del Rey Don Pedro. Otra parada obligatoria en el recorrido por las estancias del palacio es en el Patio de las Doncellas, que según una de sus muchas leyendas éste debe su nombre al tributo de las cien doncellas. Otra creencia popular dice que quien descubre las «caritas de muñecas» ocultas en la yesería, atraerá a la suerte .
Las batallas de Carlos V en tapices
Concluida la visita al Palacio Mudéjar, el visitante regresa al Patio de la Montería para acceder a un nuevo estilo artístico y que da nombre a esta construcción: el Palacio Gótico, el rey Alfonso XI mandó construir a mediados del siglo XIII .
Actualmente, poco conserva del estilo arquitectónico con que se levantó, ya que en 1755 el terremoto de Lisboa dañó gravemente el conjunto . Su resmodelación corrió a cargo del ingeniero Sebastian Van der Brocht, responsable también de la construcción de la Real Fábrica de Tabacos.
En el interior del Palacio se encuentra la Capilla, presidida por un retablo de la Virgen de la Antigua, realizado en el siglo XVIII por Diego de Castillejo. El Gran Salón o Sala de las Bóvedas, las pinturas de las sargas recrean episodios de la navegación colombina. Y en el Salón de Tapices , reconstruido totalmente en el siglo XVIII, los tapices realizados siguiendo el gusto de Flandes, narran la conquista de Túnez por Carlos V .
De vuelta al exterior, el colorido de los jardines y patios invitan a turistas, sevillanos y visitantes a pasear entre el rumor de fuentes, el canto de los pájaros o el aroma de especies exóticas que se entremezclan con naranjos trepadores.
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