Historia de Sevilla
#ArchivoABCsev: así era el día a día de los trabajadores de la desaparecida Pirotecnia de Sevilla
La zona de Enramadilla fue usada para situar la fábrica de cápsulas y chimeneas y como campo de tiro para las escuelas prácticas de artillería

Sevilla vuelve a la vida. Tras el paréntesis que la pandemia ha ocasionado en el calendario de los proyectos sevillanos, la ciudad vuelve a esta en marcha. Vuelven las fiestas de la primavera, los conciertos multitudinarios y las obras a levantar las calles. ... Uno de los avances en infraestructuras, que no está exento de polémicas , es la ampliación del tranvía hasta la estación de Santa Justa , transformación que desde el Ayuntamiento promete un nuevo modelo de ciudad . Una de las columnas vertebrales del distrito de Nervión, desde la avenida de la Enrramadilla a Kansas City, estrenará nueva ordenación, transporte y un corredor verde. Esta transformación se unirán a la que ya se acometió en su día en la zona, que puede concebirse como la más moderna de la urbe, con la inauguración de las dependencias de la Universidad de Sevilla en la ubicación de la antigua Pirotecnia y su entorno; y eso venimos a recordar en este serial de cada viernes.
Las actividades de la industria pirotecnia en Sevilla comenzaron en el siglo XVI. La capital ha contado con importantes centros fabriles que han dejado su impronta en su historia y en las de sus habitantes. Entre ellos, la Pirotecnia Militar, creada en 1827 y cuyos terrenos pasaron del Ayuntamiento a ser del Cuerpo de Artillería . En primer lugar, estas tareas se iniciaron en fundiciones particulares en la huerta del Rey y luego en la Real Fábrica de Artillería en San Bernardo .
Las primeras construcciones de lo que fue durante muchos años la industria bélica de la ciudad en este enclave, dedicadas a la producción de balas par a armas, fusiles y cañones, datan de 1847 . El complejo fue edificado entre 1847 y 1849 por el ingeniero Manuel Portillo Navarrete, mientras que la zona del laboratorio fue levantada en 1916.

Este centro de industria militar nació con la intención de producir efectos militares de calidad con una marcada especialización en su fabricación y elaboración. A partir de 1868 este complejo fabril pasó a llamase Pirotecnia Militar. La zona de Enramadilla fue usada para situar la fábrica de cápsulas y chimeneas y como campo de tiro para las escuelas prácticas de artillería.
Esta fábrica era uno de los orgullos del país a nivel industrial. Tal y como puede verse en la siguiente fotografía, tomada en el año 1908 por Juan Barrera, el Rey Alfonso XIII la visitó en varias ocasiones . En el momento de la imagen estaba presenciando el escogido de las cápsulas máuser fabricadas en las instalaciones sevillanas.

Según cuenta el estudio, apoyado con documentos de la época, ‘Una mecanógrafa en la Pirotecnia Militar de Sevilla’ de la Junta de Andalucía, en la segunda mitad del siglo XIX la Pirotecnia Militar «fabricaba estopines (artificio de iniciación para las cargas de artillería), cartuchos para revólveres y fusiles Mauser , detonadores para granadas, espoletas y granadas de mano , entre otros. Esta producción estaba, íntimamente, relacionada con la cercana Fábrica de Artillería de Sevilla, también dedicadas a la industria militar. Toda esta producción de diversas municiones requirió una plantilla de trabajadores muy amplia».
Como se aprecia en la fotografía de Juan Barrera, el personal trabajador de la Pirotecnia Militar estuvo integrado mayoritariamente por mujeres , similar al caso de la Fábrica de Tabacos ( tema que ya hemos tratado en este serial ). De hecho, la fabricación de cartuchos incorporó mujeres desde el principio de su producción. En Sevilla las mujeres fueron mayoritarias en las grandes concentraciones obreras : Fábrica de Tabacos, fábricas de algodón y yute y en la Pirotecnia Militar.
El proletariado sevillano tenía rostro de mujer
Según el Archivo General de Andalucía, el sueldo mensual reglamentario era de unas 552 pesetas y el horario de trabajo estaba comprendido de 8:00 a 14:00 horas. Igualmente las trabajadoras disponían de un permiso anual retribuido de equivalente a 20 días laborales.
Por otro lado, «todos los trabajadores que ingresaban en la Pirotecnia Militar necesitaban un informe policial favorable que acreditara, entre otros aspectos, su buena conducta y anotara, en caso de tenerlos, sus antecedentes políticos». La disciplina en este centro de trabajo era muy estricta y se controlaba, exhaustivamente, la entrada y salida de las dependencias de la Pirotecnia.

La zona de Enramadilla fue usada para situar la fábrica de cápsulas y chimeneas y como campo de tiro para las escuelas prácticas de artillería. En 1940 el arquitecto Juan Talavera y Heredia firmó el proyecto arquitectónico de rehabilitación de la Pirotecnia para darle más proyección.
Más tarde, en 1961, la Pirotecnia Militar de Sevilla, fue adquirida por la Empresa Nacional Santa Bárbara de Industrias Militares , empresa con accionariado del Instituto Nacional de Industria. La Pirotecnia cerró, definitivamente, en 1966 cuyos locales e instalaciones fueron entregados al Parque y Maestranza de Artillería de Sevilla.
Quizás haya universitarios que visitan a diario las instalaciones y desconozcan que allí existían almacenes y talleres dotados con los más modernos adelantos que había traído la era del vapor: maquinaria pesada, calderas y hornos para fabricar balas . Pero también era un lugar de investigación donde se creaban distintos tipos de fuegos de artificio.
Entre sus muros se formaron numerosos aprendices, y en sus amplias naves trabajaron hombres y también mujeres. Además, en la historia de la Sevilla contemporánea, la Pirotecnia ocupa un lugar destacado no sólo por lo que respecta a la industria local sino también porque es parte de su urbanismo y cuenta con edificios significativos de esta ciudad. Entre ellos destacan varios que se han aprovechado actualmente como la Torre del Reloj, que data de 1937, o la Casa del Coronel.
La Pirotecnia cerraría sus puertas como fábrica en 1966 y en su lugar quedaría un cuartel que cerró definitivamente a finales de los años sesenta del pasado siglo XX. Desde 2008 ese enclave tiene una nueva vida pero similar fondo: es la sede de la Facultad de Derecho y de la de Ciencias del Trabajo de la Universidad de Sevilla , lugar al que acuden a aprender su futura profesión cientos de estudiantes.

Concretamente, nuestra fotografía protagonista está tomada en el año 1999 por Rocío Ruz, fotógrafa que aún permanece en nuestra plantilla, y muestra lo que quedó de la Fábrica de la Pirotecnia Militar de Sevilla. La imagen aérea deja ver unas rudimentarias construcciones industriales que quedaron encuadradas en lo que hoy es la Enrramadilla, Viapol y la estación de San Bernardo.
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