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Antonio Montiel: «He pintado reyes, príncipes, banqueros y artistas, pero no soy el pintor de la jet set»

Junto con Félix Revello de Toro, es el único pintor malagueño con dos carteles firmados para exaltación de la Feria local. Su pasión por la pintura se la descubrió Pepa Flores

El pintor Antonio Montiel junto a un cuadro del Rey Felipe VI ABC

Féliz Machuca

Atentos y tomen nota: ha retratado al Rey Emérito, a la Reina Sofía, a la infanta Elena, al Rey Felipe VI, a la reina Isabel de Inglaterra y a un sinfín de políticos, banqueros y artistas. Es malagueño pero vive entre Madrid y la Costa del Sol.

Asegura que el sitio que más le gusta de Sevilla es la Plaza de España , por su conjunto monumental, plástico y arquitectónico. Cuando eligió a Juan Reina para el estandarte de la hermandad de El Sepulcro de Málaga le dijo un escultor local que esa mujer era Sevilla.

Antonio Montiel no duda en asegurar que nació para hacer retratos , género más difícil de la pintura y que a él lo ha encumbrado entre los más reconocidos dentro y fuera de España.

¿Qué tal sigue el maestro, Revello de Toro?

El maestro que yo sepa, sigue estando bastante bien a pesar de sus años. Sigue trabajando asiduamente con esa genialidad en su pincelada suelta y rotunda, en la que no tiene competencia. Yo le admiro mucho.

Y usted sigue tan prendado de Pepa Flores, supongo.

Siempre fue mi musa inspiradora desde muy niño, pero lógicamente el tiempo pasa y he aprendido a desmitificar. Tengo que confesar que ha sido el personaje que más me cautivó.

Una curiosidad: ¿Por qué no quiso ir a recoger su Goya de Honor?

Porque se ha mantenido en su decisión absoluta de no querer seguir siendo un personaje público. Ella dice que a Marisol la dejó en el sitio que le correspondía y no ha querido seguir viviendo del recuerdo.

Dicen que es pintor gracias a ella...

Fue Marisol mi inspiración más temprana y a través de su rostro me entusiasmé por el género del retrato. A partir de los diez años quise conocerla personalmente. Le mandaba dibujos y cartas que nunca fueron contestadas, hasta que tomé la decisión de fugarme de casa para ir a conocerla al pueblo alicantino de Altea. Con catorce años lo conseguí.

Firmaron una gran amistad. Que de alguna forma lo lleva hasta Fidel Castro, al que usted pintó en La Habana. ¿Qué recuerda?

Recuerdo mucha seguridad hasta llegar a él en el Palacio Presidencial. Fue muy amable, pero tuve que decirle en varias ocasiones que guardara silencio para poder plasmar su boca. Hablamos del arte en Cuba y también de Pepa y Antonio Gades de quien era gran amigo.

¿Por qué eligió el rostro de Juana Reina para un estandarte de la hermandad malagueña de El Sepulcro?

Porque mi intención era la de plasmar el rostro de una virgen dolorosa humana, no una estatua. Pensé en Juanita porque su rostro y su gesto se prestaba perfectamente a la idea que yo tenía y la verdad es que me quedé plenamente satisfecho del resultado.

También le recuerdo aquel cartel de la exaltación de la mantilla donde posa la Duquesa de Alba. ¿Guarda alguna anécdota de aquel trabajo?

Sí, la duquesa vino a la presentación de este cartel en el Ayuntamiento de Málaga y quedó encantadísima de todo. Durante el almuerzo posterior me pidió que le hiciera una copia de ese retrato, a lo que yo me negaba proponiéndole hacerlo de otra manera. A los postres, le regalaron el cartel impreso enmarcado y con gesto irónico me dijo: ¡ya no hace falta que me lo haga!

Una prima de la Duquesa de Alba, la Reina Isabel de Inglaterra, también la retrató usted. Me imagino que hablarían poco de colonias...

(Risas) No, de eso no hablamos. Pero sí es cierto que estuvo muy atenta y elogió particularmente mi trabajo de arte sacro. Del retrato que pinté de ella, dijo textualmente: ¡es una delicia!

¿Fue el pintor de la jet set?

He pintado personajes de todo tipo. Reyes, príncipes, banqueros, actores y también amas de casa. Pero nunca me he considerado pintor de la jet set como tal.

Pero ha retratado a gente que sí pasaron por aquella movida. Por ejemplo: Rocío Jurado.

Con Rocío Jurado llegué a tener gran amistad y la pinté en dos ocasiones. Una de ellas fue cuando se casó con Ortega Cano y fui invitado a su boda. Quise hacerle un regalo muy especial y se me ocurrió hacer una alegoría de la Virgen del Rocío con su rostro. ¡Nos echaron los caballos a la calle cuando fue publicado! y tuve que salir en su defensa, dejando claro, que fue absolutamente, una idea mía.

Y la baronesa Thyssen. Una gran aficionada a la pintura, vía consorte.

A Tita la pinté para una serie que llevé a cabo en la revista Lecturas. Para ello me traslade a su casa de San Feliu de Guixols donde también se encontraba el barón Thyssen y tuve la oportunidad de que este, me mostrara la gran colección de magníficas pinturas que colgaban de sus paredes, con sus respectivos comentarios.

Lecturas le permitió pintar a las «Mujeres 10» españolas de la época. ¿Ha cambiado mucho la mujer desde entonces para acá?

Supongo que sí. Pero lo que de verdad ha cambiado es que en aquel tiempo había más personalidades de peso. Más definición. Hoy ya se siente personaje cualquiera que sale en un reality de televisión o aquella que tiene seguidores en las redes sociales, solo por salir sexi en las fotos. Una portera publica una foto con sombrero y ya se cree que es Sofía Loren.

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