El verano de mi vida

Antonio Garrido: «Mi verano siempre ha sido Salteras, familia y amigos»

El actor, recuerda los tres meses que pasaba en su pueblo de pequeño, donde las puertas de su casa siempre estaban abiertas

El actor Antonio Garrido ABC

Guadalupe Monterroso

«El verano es de mis épocas favoritas del año, supongo que como le pasará a todo el mundo. Para mí significa vacaciones, descanso, chiringuitos, amigos… pero sobre todo significa Salteras , mi pueblo. Allí mis padres tenían una casa donde pasábamos, literalmente, los tres meses de vacaciones y, aunque también solíamos ir más veces en el año, ese era el momento justo de reencontrarse con todos los amigos de la urbanización, de correr, jugar, entrar, salir … ¡No parábamos!», cuenta el actor Antonio Garrido.

Recuerdo especialmente un verano que fue muy accidentado para él: «Me corté con un azulejo, me tropecé y me hice una herida , me dieron un cabezazo en la nariz, tuve otro percance en la piscina… un desastre en toda regla». Después de tanto percance, sus padres tomaron cartas en el asunto: «Decidieron prohibirme hacer ‘nada’, no podía salir a jugar a la calle y me sentaba en el porche , en la típica silla de playa, mientras veía como mis amigos se lo pasaban bomba en la calle. Claro, de vez en cuando intentaba escabullirme, pero como mis hermanos estaban allí pues no me salía bien la jugada (ríe)».

«Y es que nuestros veranos han sido de tener las puertas de la casa abiertas con mucha gente siempre , una esencia festiva y solidaria que nos inculcaron nuestros padres y que ahora intento hacer yo con mis hijos. Nosotros éramos cinco hermanos y nuestra casa era el punto de encuentro de todos los amigos , por lo que siempre había gente. Quizá eso es lo que más noto ahora cuando me voy solo a Madrid por algún rodaje, la soledad».

Esa época en Salteras fue de las más bonitas de su vida . «La infancia más pura, el momento de conocer al primer amor o, más bien, de sentirte enamorado. Aún me acuerdo como uno de los veranos vinieron a visitar a un vecino su familia de Barcelona, se quedaban 15 días, y entre ellos vino su prima, una muchacha de la que no recuerdo el nombre ni la cara, pero de la que me enamoré profundamente. Tendría yo unos doce años y entraba a los chiringuitos y, aún sabiendo que se había marchado ya, creía verla entre la multitud. Me di cuenta entonces de lo que era sufrir un mal de amores».

Dice que ahora, en la adultez, todo es diferente. La mayoría de los veranos los ha pasado trabajando porque las series o programas de televisión comienzan la temporada de rodaje en esta fecha. «Lo mejor es que sé desconectar, cuando salgo de plató me olvido de todo y disfruto», cuenta.

Como muchos, este año ha tenido unas «vacaciones inesperadas» a causa del coronavirus . «Es cierto que en cuanto a lo laboral y económico no ha sido la mejor de las épocas, pero en lo personal he ganado tiempo con mis hijos y mi mujer , que también lo necesitaba. Al final he podido estar dos meses en la playa disfrutando de ellos y ahora también tengo un descanso las dos últimas semanas de julio para cargar las pilas, ya que seguimos rodando Mercado Central que está subiendo de audiencia. También tenemos tres guiones preparados para cuando termine el verano y, por supuesto, todos los proyectos nuevos que salgan para El Palermazo, con el que seguimos en la lucha».

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