Violencia machista entre menores

«Antes esto se consideraba peleas de novios»

Juan Ignacio Paz es el psicólogo responsable del programa de atención del IAM

Silvia Tubio

Muchas de las chicas que denuncian violencia machista proceden de familias bien estructuradas, donde no han presenciado conductas violentas que pudieran copiar. Sus madres son mujeres emancipadas, que no transmiten mensajes de sumisión hacia su pareja. Si el entorno donde crecieron esas niñas es favorable, ¿qué falla para que se hundan en relaciones de dependencia destructiva s? «Muchas de esas chicas piensan que la violencia machista es cosa de sus madres, de sus abuelas, que ellas son más modernas que todo eso. Sin embargo, empiezan admitiendo que su pareja les vigile el móvil y acaban atrapadas en una espiral violenta de la que no saben salir y, en el peor de los casos, asumiendo como normal».

Quien habla es Juan Ignacio Paz, psicólogo y responsable del programa de atención a chicas víctimas de la violencia machista del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM). A la hora de valorar el fenómeno de manera cuantitativa, no tiene claro que ahora exista más violencia entre los adolescentes que antes, sino que están aflorando casos que se quedaban en la intimidad de las relaciones de pareja. «Antes estos se consideraba peleas de novios. La chica lo naturalizaba y no pedía ayuda. Poco a poco estamos consiguiendo que detecten a tiempo las señales de riesgo ».

A la terapia que reciben las chicas que acuden al programa de la Junta se intenta que lo hagan de la mano de sus familias. «Hemos observado que es muy beneficioso para la evolución de la víctima ». Cuando esos padres se enteran de lo que está pasando en las vidas de sus hijas, relata Juan Ignacio Paz, «se les cae el mundo encima. Algunos se culpan e intentan buscar fallos en la educación que le han dado; otros, sin embargo, les cuesta admitirlo como un problema que va más allá de dejar al novio. Ese novio es el peligro, pero hay que trabajar con esa niña para que no vuelva a recaer en relaciones futuras».

«Se ha trabajado mucho en igualdad desde lo público pero poco en lo privado».

No hay un perfil de víctima como tampoco lo hay entre las mujeres maltratadas adultas. Sí hay factores que influyen como aquellas niñas criadas en familias en las que han vivido el maltrato o «en el polo opuesto, chicas que proceden de entornos bien estructurados, de buena posición económica donde hay fallos graves de comunicación. Niñas que literalmente están creciendo solas porque sus padres no tienen tiempo para ellas». Juan Ignacio Paz recuerda la afirmación que le hizo una de esas niñas de buena posición que entró en el programa: «Mi novio es un capullo, pero al menos me quiere».

A través del programa del IAM se han publicado dos guías, dirigidas a padres y profesionales para el tratamiento de estas menores y, sobre todo, para una detección a tiempo de la violencia machista. «Francamente no es tarea fácil para los padres porque hay que estar pendiente a cambios en tu hijo que pueden estar motivados por otras cosas. Cambiar en el tipo de vestuario, en la relación con sus amistades... Estas víctimas son especialmente vulnerables porque están en un momento de cambios complejos».

Este psicólogo con muchos años de experiencia en violencia machista también pone el dedo en la educación como pasaporte para revertir la actual situación. «Se ha trabajado mucho en igualdad desde el ámbito de lo público , pero poco en lo privado; en desterrar modelos poco saludables de relación. Y sobre todo, no se ha tenido en cuenta a los chicos y con ellos hay que trabajar también».

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