TRAGEDIA EN VALME
«Ahora hay que criar a las niñas de Rocío»
La familia de la joven fallecida en el ascensor del Hospital Virgen de Valme, indignada porque ningún político de la Junta les ha llamado
Ayer no le salía la palabra del cuerpo . El joven marido de Rocío Cortés lloraba y lloraba bajo el brazo protector de su suegro, el padre de la joven que deja tres niñas pequeñas, una de ellas con días y pendiente de una operación de corazón . Porque este es otro problema que tiene ahora la familia: criar a las tres niñas de 4, 5 años y días.
«Que den la cara y se sepa qué ha pasado, empezando por la Junta y acabando por la empresa que repasa los botones de los ascensores», dijo en la manifestación el padre de Rocío mientras que el viudo callaba y agachaba la cabeza.
«No puedo hablar hoy. No puedo. Otro día, de verdad», dijo a ABC terminada la concentración al lado ya de Gilberto, el marido de la única hermana que tenía Rocío.
En su lugar, el cuñado de la fallecida tomó la palabra para mostrar su indignación por el desaire que de la Junta de Andalucía y de todos los políticos.
Preguntado sobre qué le parecía que no hubiera allí ningún político —todavía no habían llegado Cañamero y los integrantes de Podemos y Ciudadanos— respondió que «a día de hoy nadie, pero es que nadie absolutamente ni de la Junta ni de ningún sitio nos ha llamado». Una amargura más que se suma al duelo pero que mitigan en su pueblo «los concejales, vecinos y amigos».
Porque nadie de la Junta les ha llamado. Ni del Gobierno ni de la oposición. Solo el Ayuntamiento de Dos Hermanas, donde reside la familia, que se ha volcado desde el minuto uno con la familia dándole apoyo moral y medios para acceder a los recursos que necesiten, ofreciéndole el soporte para lo que le queda por delante a las tres niñas de Rocío.
Gilberto decía que esa es una de las preocupaciones más grandes que tiene ahora la familia. Criar a esas tres niñas, «porque el padre trabaja en un restaurante de Sevilla pero tiene que echar muchas horas para sacar un jornal en condiciones».
Ahora las niñas de 4 y 5 años están con Gilberto, «distraídas con otros chiquillos, jugando y ajenas a lo que está pasando pero llegará un momento que se tendrán que enterar de la muerte de su madre». «Pensamos en esto y en más cosas como, por ejemplo, qué hubiera ocurrido si la madre de Rocío hubiera ido junto a la cama a planta acompañándola en el ascensor....», termina Gilberto .
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