Manolita Chen, la reina del cabaret «prohibido» muere en Sevilla

La artista y empresaria, que recorrió España con su espectáculo ambulante desde los años cuarenta a finales de los setenta, ha fallecido en una residencia de ancianos de Espartinas

Manolita Chen ABC

AURORA FLÓREZ

El domingo murió de madrugada , tiempo del día marcado en el viejo imaginario por la fiestas en casas ocultas, jaranas en los mejores tugurios y espectáculos bajo lonas de recuerdos circenses en las orillas de las ciudades y los pueblos de aquella España de la posguerra que se animaba a escondida con lo prohibido, hoy convertido en estampa casi inocente.

Manolita Chen y su Teatro Chino fueron iconos resonantes de una época melindrosa y pacata en su superficie, marcada por las censuras y las cortapisas, que ella desafío con desparpajo y belleza , brillos de lentejuelas, escotes y números picantes entre música, atracciones circenses, bailes y humorismo, por el que pasaron numerosos artistas de la época, cantaores, cantantes de copla, cómicos...

Manuela Fernández Pérez, artísticamente Manolita Chen, falleció a los 89 años en una residencia de ancianos de Espartinas entre su historia y su leyenda, que perdurarán gracias a su biógrafo, Juan José Montijano Ruiz , doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Granada y especialista en teatro de humor contemporáneo, quien ha publicado diversos artículos y una magna obra «Biblia del Teatro Chino» sobre esta singular mujer, nacida en el madrileño barrio de Vallecas, que comenzó su aventura en la escuela conservatorio de Laura de San Telmo con doce años y cuyo primer trabajo fue en el ballet Las Charivaris del Teatro Circo Price.

Una de las fotos más recientes de la artista ABC

Su éxito y su fama, que pertenecen a una pirámide de circunstancias, hechos y a su propio arte, se iniciaron cuando se casó con el empresario chino Chen Tse-Ping «Chepín» , del que tomó el apellido, y que falleció en Sevilla a los 94 años. Ambos pusieron el marcha ese teatro portátil que recorrió Europa y España, cuya actividad estuvo vigente hasta 1986, aunque Manolita, bello paradigma del protagonismo de los espectáculos ambulantes bajo una carpa, dejó de actuar en los finales de los años setenta, cuando le fue diagnosticado un tumor de oído que le provocó parálisis facial.

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