Tribunales
Un acusado de obligar a su pareja a tomarse diez pastillas: «Soy un delincuente, no un maltratador»
El tribunal ha tenido que mandar a callar al acusado en reiteradas ocasiones y le ha advertido de expulsarlo si continuaba interrumpiendo

Un tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia ha juzgado este martes a J.D.C.G. por presuntamente pegar, amenazar y obligar a la que era su pareja a tomarse diez pastillas para inducirla al suicidio. El acusado, con antecedentes, lo ha negado, asegurando: «Soy un delincuente, pero no soy ningún maltratador».
Las penas a las que se enfrenta van desde los o nce meses de cárcel y cinco años de alejamiento de la víctima solicitados por la Fiscalía por un delito de lesiones en la modalidad de violencia de género y en el domicilio de ambos, a los nueve años de cárcel por maltrato habitual, vejaciones, amenazas, lesiones e inducción al suicidio que pide la acusación particular, ejercida por la víctima.
El juicio, que ha quedado visto para sentencia, ha estado marcado por las continuas intervenciones del acusado durante las declaraciones de la víctima , los testigos o en la fase de conclusiones del fiscal o del abogado. El tribunal le ha tenido que llamar la atención en reiteradas ocasiones, hasta advertirle de que cesaba su actitud o tendría que ser expulsado de la sala.
Los dos agentes de la Policía Nacional que lo custodiaban han tenido que estar muy pendientes del acusado, que actualmente se encuentra en prisión por otros hechos, pues durante todo el juicio no ha parado de moverse en el banquillo. El detenido y la víctima habían sido pareja al principio de esta década e incluso tenían una hija en común . Pero él, condenado por un delito de robo con violencia, ingresó en la cárcel, donde pasó entre cinco y seis años . Salió en mayo de 2016.
El acusado dice que la relación ente ambos duro cinco o seis años, ella dice que rompió cuando entró en prisión . A la salida, según la víctima, le pidió tener más relación con su hija, por lo que le dejaba ir a su casa a verla y «decidió quedarse allí».
Los hechos
Precisamente en este piso del barrio de la Candelaria, el 5 de julio de 2016, sobre las dos de la tarde, ambos jóvenes comenzaron a discutir. De las palabras, él pasó a las manos. « La golpeó por todos lados, la cogió del pelo, la zarandeó, la empujó contra un mueble y la pared, cogió un cuchillo e intentó agredirla», según relata la Fiscalía de Sevilla en su escrito de conclusiones provisionales y que este martes ha elevado a definitivas.
La agresión no cesó ahí. «La agredió con el mango del cuchillo y le propinó dos bofetadas con la mano abierta, cayendo la mujer al suelo. La cogió del pelo y la arrastró hasta el sofá, donde ya paró», continúa el escrito. Cuando llegó a la casa su hija, con el otro niño que tiene la víctima con otra pareja, se trasladaron al dormitorio y allí él la obligó a tomar diez pastillas para inducirla al suicidio . Las consecuencias de esta brutal paliza fueron hematomas por todo el cuerpo. Siete días después, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número tres de Sevilla impuso al varón una medida de alejamiento y la prohibición de comunicarse con la víctima.
«Es totalmente incierto. Le he podido insultar y chillar por estar nervioso, pero no pegarle ni agredirle», ha dicho el acusado, que ha asegurado: «Soy un delincuente, pero no soy ningún maltratador».
La víctima sí ha dado más detalles de la agresión del día 5 de julio. A pesar de que ha admitido que hubo más episodios de maltrato antes, incluso en un vis a vis en la cárcel, lo terminó denunciando tras los hechos de julio porque le dijo que «quería acabar con su vida».
«No te metas en nada...»
La agredió, la insultó y la obligó a comprar las pastillas que luego se tomó
La agredió, la insultó («guarra»), la obligó a ir a con él a comprar las pastillas, cuya composición se desconoce, a un quiosco «clandestino» del barrio, y la obligó a tomárselas. Cogió un cuchillo para clavárselo, pero sólo le dio con el mango. Ella, según ha relatado, estuvo dos días sin conciencia . La levantó él porque su hermana traía a los niños a casa y con la ayuda de una amiga, puso la denuncia ante la Policía tras salir de su vivienda.
La única testigo que ha declarado ha sido una tía del acusado, a la que llama su hermana porque se criaron como tal. Durante su declaración, el acusado, separado de ella por una mampara, ha llegado a proferirle: «No te metas en nada...». Tras esto, se ha puesto más nerviosa. Ella ha admitido que la víctima le dijo que el acusado le había pegado , aunque no le contó detalle alguno de cómo había sido.
El fiscal jefe de Sevilla, Luis Fernández Arévalo , en la fase final, ha mantenido su petición de once meses de cárcel y ha aumentado a cinco años la medida de alejamiento e incomunicación del acusado sobre la víctima porque en el juicio ha quedado demostrado, por la actitud de J.D.C.G., de 36 años, que sigue existiendo agresividad contra ella, que tiene sensación de miedo.
La defensa, en virtud de las contradicciones de ella en sus distintas versiones ofrecidas a la Policía y en el juzgado de Violencia sobre la Mujer y en base al principio «in dubio pro reo», ha pedido la libre absolución. Además, el acusado, en el ejercicio de su derecho a la última palabra, ha manifestado que «todo esto es vergonzoso e injusto» y ha recordado que ella le acosaba cuando estaba en prisión y tuvo que pedir que no la dejaran ir a verlo.
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