Crimen machista de Los Pajaritos
El acusado de matar a su expareja alega que ella se apuñaló y casi se degüella «por accidente»
La abogada de Enrique R. B. asegura que su cliente es la verdadera víctima y que está en la cárcel «por ser hombre»
El cuerpo de Fátima lo encontró su hijo de 11 años sobre un inmenso charco de sangre. La víctima presentaba numerosas heridas por arma blanca. Destacaban dos en el pecho y otra en el cuello. El crimen ocurrió en el rellano de un bloque de viviendas de la calle Carena, en la frontera que divide Los Pajaritos de la barriada Madre de Dios el 23 de octubre de 2018. Ese mismo día era detenido y enviado a prisión provisional la expareja de Fátima, un delincuente con antecedentes y denuncias previas por violencia machista formuladas por varias mujeres. Hacía siete meses que acababa de salir de la cárcel de cumplir una condena por quebrantamiento de una orden judicial con respecto a otra chica cuando volvía a ser apresado, esta vez por un delito de sangre. Este lunes ha arrancado el juicio con jurado en el que Enrique R. B. ha declarado como acusado y en el que ha negado haber matado a Fátima. Se ha presentado como una víctima del si stema .
Según su versión, la fallecida se apuñaló dos veces en el pecho y casi se degüella «por accidente» durante un forcejeo que ella misma buscó porque no aceptaba que él se marchara de viaje a Córdoba sin ella. Enrique R. B. ha invertido los roles del relato que mantiene la Fiscalía para situarse en la posición de acosado y a la fallecida, en la postura de acosadora. Su abogada ha asegurado que en estos hechos, que acabaron con una madre muerta y dos menores huérfanos, «la verdadera víctima» es su cliente. Y dirigiéndose a los miembros del tribunal (cinco hombres y cuatro mujeres) ha sostenido que Enrique R. B. está en prisión preventiva «porque es un hombre».
La Fiscalía solicita para el acusado 25 años de prisión por un delito de asesinato con el agravante de parentesco y género. La misma petición formula la abogada de la Junta, que ha recordado que los hijos de Fátima, que era de origen saharaui y no tenía familia en España, se encuentran bajo la tutela de la Administración andaluza. Su padre fuera expulsado del país tras cumplir una condena semanas después del crimen.
Enrique R. B. se ha presentado como un hombre acosado por una mujer que no paraba de buscarle. «Entonces ¿por qué Fátimna le tenía bloqueado en el móvil si era ella la que llamaba constantemente?», le ha preguntado la fiscal que ha conseguido enfrentarlo a las contradicciones que presentaba su versión
Víctima y acusado habían mantenido una relación sentimental desde 2016 hasta marzo de 2017 en el transcurso de la cual ya hubo una primera denuncia por malos tratos . Pero cuando llegó la hora del juicio, Fátima no quiso declarar y el acusado fue absuelto. «La relación siguió incluso cuando él ingresó en la cárcel como demostraremos con las visitas que hizo Fátima», ha señalado en el juicio la representante del Ministerio Público. Y es en este punto del relato donde comienzan a diferir las versiones. Según las acusaciones, ella decidió romper y cuando él salió de la cárcel, «insistía en retomar la relación». La llamaba, la buscaba y la vigilaba. «Aprovechaba la cercanía de su domicilio» con la vivienda de Fátima. Ambos residían en el mismo bloque: ella en una vivienda del tercer piso y él en la segunda planta. Apenas unos metros de separación.
El procesado mantiene una versión casi gemela a la de la fiscal, pero intercambia los papeles de los protagonistas. «Quien rompí la relación fui yo. Tuvimos una discusión por teléfono cuando estaba en la cárcel y le dije que no quería estar más con ella». La fiscal le ha preguntado si no era más cierto que era él quien buscaba constantemente a Fátima tras quedar en libertad. Pero él lo ha negado en rotundo. «Entonces, ¿por qué le tenía bloqueado en el móvil si era ella la que llamaba constantemente?».
No ha sido la única vez que la fiscal ha puesto en una situación complicada al procesado . Cuando ha descrito la agresión, ha asegurado que fue ella quien lo abordó en el rellano de la escalera, que lo estaba esperando para atacarle. La investigación determinó que Fátima había llevado a las ocho de la mañana a su hija mayor al instituto como hacía cada día para después pasar por casa, desayunar con su hijo pequeño y llevarlo al colegio. Cuando regresaba a su vivienda fue abordada por el acusado, «quien se cortó un dedo al apuñalar con mucha fuerza a la víctima», ha subrayado la fiscal.
«Ella me atacó y yo agarré el cuchillo. Por eso me corté . Hubo una lucha entre los dos y ella se apuñaló por accidente». A lo que la fiscal le ha preguntado: «Puedo entender que se cortara con el arma al agarrarla para evitar que se la clavara, ¿pero como se dio la vuelta el cuchillo para apuñalarse ella misma?» El acusado no ha sabido responder, apelando siempre que había sido todo fruto del forcejeo. «En el pecho de la víctima había dos grandes heridas, ¿las dos se las ocasionó por accidente?» y Enrique R. B. ha balbuceado. La fiscal le ha vuelto a preguntar: «Tenía una herida importante en el cuello, como si la hubieran intentado degollar. ¿También fue por accidente?», ha insistido la fiscal para acabar de rematar en ese punto del interrogatorio al acusado.
Enrique R. B. ha admitido que cogió el cuhillo y se deshizo de él por el camino. También ha reconocido que salió huyendo y que se fue en busca de su hijo, con quien había quedado aquella mañana para ir a Córdoba. En mitad del camino tuvieron que detenerse para que el acusado fuera atendido en el hospital de Écija. Allí le comentó a los facultativos que se había cortado con la correa de transmisión del coche. «Pero yo estaba dispuesto a avisar a la Policía». Desde ese centro hospitalario le derivaron al Virgen del Rocío porque debía ser operado. Allí volvió a decirle a los médicos que se había cortado arreglando el coche. «No quería causar alarma social». En el hospital fue finalmente detenido. Nunca quiso declarar durante la instrucción.
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