«ESTABA HABLANDO POR EL MÓVIL, PREPARANDO UNA FIESTA»
«Voy a acabar contigo», le dijo a la enfermera que lo cuidaba en Valme
Dos trabajadoras denuncian por agresiones a un paciente ingresado en Observación
Todavía tienen el miedo en el cuerpo pero no se arrepienten . Es más, animan a las personas afectadas a que denuncien esta situaciones «a ver si de una vez por todas se ponen medios».
Una auxiliar de Enfermería del hospital de Valme y una enfermera sufrieron el pasado viernes en el área de Observación-B de dicho centro una serie de agresiones verbales por parte de un hombre de 47 años que estaba ingresado y que, como consta en la denuncia que han interpuesto en las dependencias de la Policía Nacional de Dos Hermanas, «mostró en todo momento una actitud chulesca, prepotente y déspota hacia las trabajadoras del lugar».
La tensión contenida durante horas se desató cuando A.F.R.G, vecino de la localidad nazarena, comenzó a gritar a las denunciantes: «¿Qué os pasa que no me habéis ni mirado, niñatas sinvergüenzas? ¡Os voy a arruinar la vida, hijas de p..., frescas!».
Así consta en la denuncia que es un extracto del relato de las profesionales que, por primera vez en muchos años de carrera, han denunciado una agresión que puso en vilo no sólo a los 27 enfermos restantes que estaban en Observación —había tres mujeres de 94 años— sino a todo el equipo del centro al que se dio inmediatamente la voz de alarma porque «no había forma de controlar a este hombre».
A.S.-G.M., de 53 años de edad, auxiliar en Enfermería y 33 años desempeñando el oficio explica que el denunciado había ingresado por mor de un accidente cerebro-vascular y que se encontraba estable y en buen estado, pendiente de pasar a planta.
Desde por la mañana temprano, según refiere, estuvo «profiriendo insultos con un gran torrente de voz y hasta llegó a decirme que iba a acabar conmigo».
Esta trabajadora, que dio parte a Seguridad, terminó su turno y se fue con temor pues el paciente había llamado a su familia «y no sabía lo que me iba a encontrar fuera, al salir». Por la tarde, sobre las cinco, la enfermera, A.B.R.N. estaba atendiendo a un enfermo y escuchó sin esforzarse, porque esas salas son diáfanas y no hay separación entre cama y cama, cómo el denunciado hablaba por el móvil «alegremente, diciendo que hay que comprar tal o cual bebida, porque deduzco que estaba como preparando una fiesta».
«Terminé con mi enfermo—sigue la enfermera— me fui para el control y desde allí oigo cómo me está insultando a gritos, llamándome de todo y diciéndome que me a iba a arruinar la vida». Llamó al supervisor, al jefe de seguridad y «cuando vio que todos estaban allí y que a sus amenazas de denunciar a todos yo le decía que nosotras éramos las que lo íbamos denunciar a él, se vino abajo y se calló».
Estas profesionales aclaran que en el desempeño de su trabajo es normal y hasta lógico, «aunque lo pasamos mal», que las personas que están sufriendo y tienen dolores acusen mal humor y malos modales con los trabajadores, «pero este no es el caso».
«Este hombre estaba allí en Observación —explican— con un diagnóstico provisional esperando a ser ingresado para su estudio y atendido en todo momento; y, ya le digo, tan contento hasta el punto de que estaba preparando una fiesta».
Las trabajadoras han cursado también una denuncia en el registro de agresiones del hospital y la auxiliar de Enfermería, además, su sindicato.
En este sentido el sindicato Csi-f ha rechazado enérgicamente todo tipo de agresiones y reclama «a diario» a la Administración que tome medidas para evitar esos incidentes y para que el personal pueda desempeñar su trabajo sin presiones.
Insiste en que las demoras son interminables en los hospitales y centros de salud «colapsados, lo que está llevando a un estado de crispación de los ciudadanos que se exterioriza en agresión a los profesionales», aunque este caso de Valme del viernes pasado no se haya debido a la presión asistencial.
Recuerda que hace un mes y medio ocurrió otra agresión en el centro de salud de Lebrija a un facultativo con iniciales J.B.M., por lo que se activó el protocolo de agresiones, que resultó «ineficaz»; y que el pasado Miércoles Santo en el ambulatorio de Las Cabezas rompieron una de las cristaleras del centro para amedrentar a los trabajadores.
El delegado de Prevención y responsable de Csi-f en el Área Sur de Sevilla, Alejandro González , junto a la delegada, Macarena Cortés , están haciendo una valoración de riesgo de los profesionales, para presentársela a la Administración, «ya que lo medios que pone actualmente son ineficaces».