TRIBUNALES
Tirón de oreja de la Audiencia a Gil Silgado por «abusar» de sus derechos para suspender un juicio
El presidente del tribunal le recrimina que vuelva a intentar cambiar de abogado para no ser juzgado en la Audiencia de Sevilla por unos hechos de hace 18 años; se enfrenta a ocho años de cárcel
La Sección Cuarta de la Audiencia tenía fijado para este jueves un juicio contra el empresario sevillano José María Gil Silgado por delitos de alzamiento de bienes y contrato simulado y por los que se enfrenta a ocho años de cárcel . Pero esto ha quedado en un segundo plano después de la situación vivida esta mañana en la sala. Gil Silgado, a última hora, ha intentado renunciar a su defensa y cambiar de abogado, una cuestión que está permitida en el uso del derecho de defensa de un ciudadano, pero en su caso no era la primera vez , y todo con el propósito de volver a la enésima suspensión de este juicio . Esto ha llevado al magistrado que presidía el tribunal, Carlos Lledó, a rechazar esta pretensión y recriminar la actitud del empresario encausado: « Todo acusado tiene derecho a la asistencia de un abogado, pero los derechos se usan no se abusan ».
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El empresario sevillano, que saltó a las páginas de la prensa rosa por su noviazgo con la miss España María Jesús Ruiz , ha llegado a la Audiencia desde prisión donde cumple una condena de nueve meses de cárcel por maltrato, precisamente, contra la modelo.
Un dudoso respeto a la Justicia
Al inicio de la vista oral, el que fuera presidente del Xerez CD ha trasladado al tribunal, después de que se le preguntara si conocía los hechos por los que venía acusado, su intención de cambiar de abogado y de que se acordara la suspensión del juicio. « Mi letrado llegó a la cárcel hace cinco días con cinco folios. Me dijo que no hacía falta que preparásemos nada porque el caso estaba prescrito », ha dicho el empresario, quien incluso ha añadido que su letrado le había dicho que lo iban a «obligar» a celebrar.
Algo que ha desmentido el propio letrado, quien incluso le ha manifestado al tribunal que estaba en disposición de ejercer la defensa porque desde diciembre del pasado año, cuando asumió, como abogado de oficio , el caso se estaba preparando y la semana pasada lo visitó en la cárcel para explicarle toda la cusa. «Es incierto», exclamó el acusado.
Gil Silgado ha insistido por activa y por pasiva, hasta el punto de acabar con la paciencia del tribunal, de que no sabía de qué lo acusaban , aunque luego, durante el interrogatorio, se le ha escapado que había leído el escrito de acusación del fiscal.
La actitud del acusado, que ya fue absuelto en el caso Malaya, ha provocado un rifirrafe dialéctico con el tribunal. « Le tengo mucho respeto a la Justicia », ha manifestado el empresario sevillano, lo que le ha válido la respuesta del tribunal: «No me haga opinar. El respeto no sólo se demuestra levantándose cuando me dirijo a usted».
El acusado ha insistido al tribunal en que quería renunciar a su abogado y nombrar a otro, «un amigo de la familia» , y por ello exigía la suspensión del juicio. El fiscal y la acusación, criticando el «abuso» del derecho de defensa del empresario, se han opuesto a esta petición de nueva suspensión, recordando que ya se había suspendido el juicio tres veces , una de ellas por renunciar a su abogado días antes, otra porque no tenía abogado y la tercera por el confinamiento; y había renunciado a su defensa en, al menos, tres ocasiones.
Escuchadas todas las partes, el tribunal ha acordado continuar adelante con la vista oral y ha recriminado a Gil Silgado el abuso que estaba haciendo del derecho de defensa: «Todo acusado tiene derecho a la asistencia de un abogado, pero los derechos se pueden usar, no abusar. Plantear esto ahora, tras muchos años de instrucción, dos años en la Audiencia, varias suspensiones, sucesivas reununcias a letrados, denegación de la Justicia Gratuita. La petición es manifiestamente abusiva y el juicio debe continuar» .
Si bien, el interrogatorio de Gil Silgado no ha sido nada sencillo de llevar. «No se lo puedo contestar; no estoy preparado ; no tengo nada para defenderme; mi abogado me ha dicho que estaba prescrito; pido ver las escrituras». Éstas han sido algunas de sus repetidas respuestas, provocando el malestar del tribunal: «vamos a tomarnos esto con seriedad».
Los hechos
En mayo del 2003 , Gil Silgado, como apoderado de Sevilla Business, de la que era administradora su hermana, también acusada, compró a Construcciones y Promociones Herrera&Martín e Hijos una finca rústica en Gelves por 3.703.030,30 euros que debía satisfacer en seis pagarés más otro por valor de 502.145,14 euros para una parte del IVA.
La hermana hoy ha negado que tuviera intervención alguna en las opreaciones de José María Gil Silgado . Accedió a ser administradora de la sociedad porque él se lo pidió por si algún día le pasaba algo para que su patrimonio pasarán a sus hijos.
Los Gil Silgado, a pesar de que hoy ha dicho que desde 2003 a 2007 tenían «solvencia más que suficiente a través de sus muchas sociedades», no abonaron esos pagarés y el Juzgado de Primera Instancia 22 de Sevilla dictó el 10 de noviembre del mismo año una diligencia de embargo preventivo , aunque el acusado ya había vendido la finca a Gestión Urbanística del Aljarafe dos meses antes y había conseguido un beneficio de 3.509.115 euros.
De hecho, con el juicio ya en marcha, Gil Silgado compró otra finca en Cádiz y la vendió «de forma simulada y con la única finalidad de evitar el embargo». El dinero de esas ventas «no se integró en el patrimonio de la sociedad», advierte el fiscal.
El 2 de febrero del 2004, el banco informó de que no había saldo en las cuentas de Gil Silgado , quien fue requerido en dos ocasiones para que «designara bienes», pero no lo hizo.
El 5 de septiembre del 2005, Herrera&Martín e Hijos interpuso una querella contra los Gil Silgado que fue sobreseída en marzo del 2006 tras «una maniobra que logró engañar al juzgado», consistente en «aparentar solvencia mediante la aportación de dos documentos».
El Ministerio Público cita un pagaré por más de dos millones a favor de Sevilla Business por el inmueble de Cádiz a través de Inversiones Puerta Tierra, cuyo administrador era F. B. R., el tercer acusado, y una escritura por la que otra empresa, Andepro, vendía a la sociedad una finca rústica en Bormujos gravada con hipoteca.
Las actuaciones se reabrieron el 15 de diciembre del 2010, cuando los querellantes informaron al juzgado de que esos bienes no pertenecían a Sevilla Business. Según la Fiscalía, el pagaré por el edificio de Cádiz «nunca se pagó porque era mera cobertura formal» de su transmisión y la finca de Bormujos fue tasada en 1.326.090,90 euros, muy por debajo de la hipoteca que Gil Silgado concertó con el banco, por lo que el encausado «sabía que era insuficiente para el pago».
El Ministerio Público defiende que las operaciones de los Gil Silgado «iban encaminadas a impedir el cobro de deuda alguna» y que aportasen otros bienes en la vía penal sólo fue «otro engaño» en el que cayeron sus acreedores y el propio juzgado, ya que el pagaré «no obedecía a ninguna operación real, nunca se reclamó y además la finca volvió a poder del acusado».
Por ello la Fiscalía, según ha confirmado este jueves en la fase de conclusiones de la vista oral, pide para cada acusado cuatro años de prisión más una multa de 3.600 euros por un delito de alzamiento de bienes y otros cuatro años de cárcel y una multa de 7.200 euros por contrato simulado.