TRIBUNALES

Abusaba de la hija menor de su pareja a cambio de regalos de su grupo de música favorito

La Audiencia de Sevilla condena a este individuo, de nacionalidad peruana, a once años y un día de cárcel por los hechos ocurridos en un piso de la Candelaria en la capital

Los hechos ocurrieron en un piso del barrio de la Candelaria de la capital Raúl Doblado

J. Díaz

La Audiencia de Sevilla ha condenado a once años y un día de prisión a Roberto Carlos Q.C. por abusar de la hija menor de edad de la que era su pareja cuando todos convivían en un piso del barrio de la Candelaria de la capital . El acusado vencía la voluntad de la víctima para cometer los abusos a cambio de regalos del grupo de música favorito de la menor.

El acusado, de nacionalidad peruana y con 31 años , comenzó a tener estas conductas contra la libertad sexual de la menor a finales de abril de 2019. Ella contaba por entonces con doce años. Aprovechaba que su pareja y madre de la víctima se ausentaba de la vivienda familiar en un bloque de pisos de la calle Lince de la barriada de la Candelaria para cometer los abusos.

Siempre usaba el mismo método. Lo primero que hacía era pedirle a la niña que le diera besos en la mejilla. Después, poco a poco, iba a más los tocamientos y abusos, llegando a tener relaciones sexuales completas con la menor, lo que conseguía siempre con promesas de hacerle regalos y mantener económicamente a su familia. Así eliminaba cualquier intención de rechazo por parte de la niña, según señala la sentencia facilitada a este periódico por la oficina de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.

El 27 de octubre de 2019 sobre las seis de la tarde, después de que su pareja se marchase del domicilio para hacer unas visitas y que el hijo menor de ella dormía la siesta, el acusado se acercó a la niña y empezó a tocarla por todo el cuerpo, llevándola seguidamente a su dormitorio, donde volvió a mantener relaciones sexuales con ella.

Él se marchó al baño, mientras la menor se vestía cuando de forma sorpresiva llegó la madre de la calle, pillando a ambos protagonistas en esta situación. El acusado y la niña le pidieron perdón a la mujer por lo que habían hecho . El varón abandonó del domicilio tras recoger sus enseres.

«Carece de sentido» la versión del acusado

En el juicio el acusado negó los hechos y explicó que si admitió los hechos ante la Policía Nacional y el juzgado de instrucción fue porque «se lo dijeron» los agentes . Su intento de defensa en la Audiencia de Sevilla fue a más y dijo que la niña fue quien la que entró en el cuarto a buscarlo durante la siesta y le sacó un preservativo y le dijo que se lo pusiese. Entonces él, enfadado, salió corriendo y se encerró en el baño.

El acusado, que admitió que quería a los dos niños de su expareja como si fueran sus hijos, manifestó que la madre de la víctima le pidió dinero a cambio de no denunciarlo y se lo dio. Sin embargo, ante la Policía Nacional cuando fue detenido y ante el juez instructor, reconoció haber mantenido relaciones sexuales con la menor, pero «sin forzarla ni hacerle daño» . El acusado explicó en el juicio que los policías le dijeron que «lo mejor era aceptar los hechos». La menor declaró por videoconferencia desde Nicaragua .

Para la Audiencia de Sevilla, la versión de la presión policial argumentada por el acusado «carece de sentido» y menos que si confesaba los hechos le prometieron que quedaría en libertad.

Además, de admitir que las relaciones fueran consentidas, el tribunal aclara en su sentencia que el Código Penal niega validez al consentimiento dado por una persona menor de 16 años , por carecer de suficiente capacidad para consentir relaciones sexuales.

De otro lado, el tribunal apunta a la existencia de prevalimiento , esto es, el desnivel notorio entre las posiciones del acusado y la víctima, que restringe su capacidad de decidir libremente.

Con doce años, según la sentencia, es fácilmente manipulable. Además, el ahora condenado «vencía la voluntad de la menor obsquiándola con regalos de su gusto como estuches, cojines y mochilas con el logotipo del conjunto de música pop del que ella era fan , así como dinero», concluyen los magistrados en su fallo, donde condena a Roberto Carlos Q.C. a once años y un día de cárcel por un delito continuado de abuso sexual a menor de 16 años, la prohibición de acercarse a la víctima durante una década, así como al pago de una indemnización de doce mil euros. Después de cumplir la pena de prisión, tendrá cinco años de libertad vigilada.

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