UNIVERSIDAD

Abogacía en la Hispalense: Un máster sin oferta para todos

Los alumnos de la Facultad de Derecho reclaman más plazas y profesores para poder cursar en este centro los estudios de posgrado que precisan para su profesión

Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla ABC

P. GARCÍA

Cursar el máster de la Abogacía en la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla se está convirtiendo para muchos de sus estudiantes en una misión imposible. Así lo ha puesto de manifiesto la Delegación de Alumnos de este centro, que ha alzado la voz reclamando mayor dotación de plazas y profesorado con objeto de ofrecer una respuesta más efectiva a la alta demanda de estas enseñanzas. Unos estudios que los alumnos que concluyen el grado se ven obligados a realizar si quieren presentarse posteriormente al examen de acceso —establecido en la Ley 34/2006— de carácter estatal y que han de superar para poder colegiarse y ejercer la profesión, de ahí su cualidad de máster habilitante .

El proceso para llegar a matricularse en estos estudios es similar al que se aplica en el acceso a las universidades públicas de la región, esto es, a través del Distrito Único Andaluz . Así, una vez finalizada la titulación de grado, un alumno que pretenda cursar el máster en su misma universidad ha de volver a competir con el resto de estudiantes de todo el país que deseen acceder a la misma titulación y centro. La Facultad de Derecho de la Hispalense ha ofertado 90 plazas en total , de las que 30 se dividen en partes iguales entre tres dobles másteres, lo que ha conllevado a que alumnos de esta facultad con una media de 6,7 sobre 10 se hayan quedado fuera del centro en el que han cursado la carrera.

Actualmente hay 117 solicitantes en lista de espera, 44 de ellos estudiantes de esta facultad

El delegado de alumnos de Derecho, Sergio Letrán, ha puesto en conocimiento del secretario general de Universidades de la Junta , Manuel Torralbo, la «difícil» situación por la que atraviesan los estudiantes que pretenden seguir estudiando su máster en la Hispalense. Según los datos facilitados a ABC por esta universidad, más de 200 solicitudes de todo el país incluyeron inicialmente a esta facultad como su primera opción . En la actualidad, y tras los distintos procesos de adjudicación y matriculación habidos hasta la fecha, se contabilizan 117 solicitantes en lista de espera, de los cuales 44 se corresponden con alumnos de la Universidad de Sevilla . Fuentes de los vicerrectorados de Estudiantes y Posgrado han informado de que se ha abierto un plazo extraordinario de preinscripción para los estudiantes de la Hispalense que permanecen en espera con objeto de que puedan optar a plazas que han quedado libres en otras universidades públicas andaluzas. Con vistas al futuro, se ha procedido a la renovación del convenio con el Colegio de Abogados para las prácticas del mástery se ha creado un grupo de trabajo entre ambas instituciones para estudiar una posible solución.

«Sin medios»

Letrán ha puesto en tela de juicio la «incapacidad de respuesta de la universidad» y el alto coste que tienen estos estudios por lo privado , «en torno a 18.600 ó 23.200 euros, todo un negocio», dice, frente a los 1.200 que cuesta el año y medio de máster por lo público. Es por ello por lo que desde esta delegación estudiantil solicitan, a medio y corto plazo, un incremento de plazas y, por ende, de docentes, así como priorizar el acceso al máster a los alumnos de la propia facultad . «Hay que tener en cuenta que las exigencias no son iguales en todas las universidades, razón por la que el baremo de acceso, que es la nota media del grado, no es para nada objetiva a la hora de optar al posgrado», señala el delegado de Derecho.

Para los estudiantes la solución al conflicto pasa, según acordaron en octubre en su consejo nacional, por exigir la no obligatoriedad del máster de la Abogacía para realizar el examen posterior que marca la ley. Entre tanto, reivindican soluciones que el decano de Derecho, Alfonso Castro, asegura entender aunque sopesando también los impedimentos existentes. «Estamos trabajando para priorizar el acceso de los alumnos de la facultad al máster, pero sin ir en contra de la normativa sobre Distrito Único, por lo que al final —apunta— siempre va a haber un alto grado de insatisfacción entre los estudiantes».

Castro recuerda que «fue el gobierno de Zapatero el que en 2006 aprobó la ley que obliga a un examen y a un máster previos para la colegiación del abogado, unas condiciones que el Ejecutivo de Rajoy ha mantenido». En su opinión, «un máster no es cualquier cosa y en la Universidad de Sevilla hemos apostado por estar a la altura de nuestro prestigio con independencia de las disfuncionalidades que puedan existir», motivo por el cual considera que no basta con ampliar la oferta de plazas . «Sobre nosotros recae una presión enorme de alumnos de toda la comunidad que desean estudiar el máster en la Hispalense, accediendo al mismo aquellos que mejores notas medias poseen en primera instancia. La Facultad de Derecho —añade— no puede ofrecer más plazas sin medios, pues eso obligaría a bajar la calidad y el nivel de exigencia ». A este respecto, el decano propone la posibilidad de establecer colaboraciones con distintos centros entre otras fórmulas que pudieran contribuir a paliar la «saturación de espacio y docencia» de esta facultad.

A continuación, presentamos tres casos de estudiantes que se han quedado sin poder estudiar el máster en el centro en el que han realizado su carrera hasta la fecha.

Rafael Carretero Ledesma

Rafael es uno de esos estudiantes de la Universidad de Sevilla que se ha visto obligado a trasladarse a Granada para poder cursar el máster de Abogacía, ya que, con un 6,7 de media en el grado, se quedó sin la posibilidad de continuar los estudios en su ciudad. Esta circunstancia le ha supuesto también tener que abandonar las pasantías que realizaba en un bufete de Sevilla que le reclamó tras terminar las prácticas de la carrera. «La Universidad de Granada oferta más de un centenar de plazas para el máster mientras que la de Sevilla sólo sacó 60. Si la Hispalense no puede dar respuesta posteriormente a sus estudiantes, que eleve la nota de acceso desde un principio», afirma con desazón.

A sus 23 años, le gustaría orientar su futuro profesional hacia el ámbito del Derecho civil y laboral, y, aunque reconoce la suerte que tiene de que sus padres puedan costearle el máster en una universidad pública, su estancia en la capital granadina lleva aparejados unos gastos mensuales que rondan los 500 euros, entre el alquiler y su sustento diario. Para intentar responder a los mismos sin necesidad de tirar de la familia, comenta que está presentando currículos y una carta de recomendación de su antiguo bufete, a fin de lograr un trabajo que pueda ayudarle en el plano económico. Con todo, se muestra contento con el nivel de profesionalidad y especialización del máster granadino.

María Rodríguez Castro

Natural de Barbate, María hizo traslado de expediente para estudiar Derecho en la Hispalense, donde ha culminado sus estudios de grado con una media de 6,2; calificación que le ha resultado insuficiente para continuar el máster en esta universidad. El sistema de Distritó Único sí le ha permitido seguir en Sevilla, en la Pablo de Olavide (UPO), su segunda opción, por lo que dice sentirse «afortunada». La mitad de su carrera la ha podido estudiar con becas y la otra mitad con las ayudas de la Hispalense tras cambiar los requisitos para la concesión de las del Ministerio. «Soy de la promoción que comenzó el grado de Derecho en 2010 sin ser consciente de la importancia de la nota media para poder acceder a un máster que resulta obligatorio para ejercer».

Esta joven gaditana no entiende cómo teniendo la Hispalense promociones «tan grandes en número de alumnos», luego «no oferta plazas suficientes para el máster. Si yo no hubiera podido entrar en otra universidad pública, posiblemente estaría sin hacer nada, teniendo en cuenta, además, que vivo fuera de mi ciudad». María asegura que es complicado compatibilizar las exigencias del máster con un empleo, por lo queen verano ha trabajado como recepcionista en un camping y como dependendienta con el propósito de ahorrar algo para su matrícula y el alquiler, mientras no pierde la esperanza de lograr una beca del Estado.

Carmen María Gutiérrez

Ha permanecido en lista de espera desde el 11 de septiembre al 23 de octubre pendiente de si le admitían finalmente en la Universidad de Sevilla, donde ha estudiado el grado de Derecho con un 6,45 de media. A partir del 3 de octubre se desplazó a Granada, su segunda opción en la que sí estaba admitida, con la ilusión de que pudieran llamarla en algún momento para seguir en la Hispalense. No ha sido así y eso que, según comenta, pidió plaza no sólo para el máster de Abogacía sino también para los tres dobles másteres existentes y llegó a presentar hasta cuatro reclamaciones. «Sevilla tiene una oferta muy buena, pero no para todo el mundo», lamenta esgrimiendo los cursos que en materia legal tiene además en su haber.

Al final, y una vez perdidas sus esperanzas, ha tenido que buscar, «deprisa y corriendo», piso para compartir en la capital granadina, ya que hasta entonces se había estado alojando en un hostal con el correspondiente gasto diario. Ahora, esta joven sevillana de Los Corrales, está presentando currículos entre despachos de abogados mientras cursa el máster y realiza un curso de Inglés Jurídico en Granada, sin perder de vista la posibilidad de trabajar los fines de semana como camarera para sacarse un dinero para sus gastos. Carmen, que confiesa su predilección por el Derecho Internacional y los temas relacionados con la violencia de género, considera que una universidad «de tanto prestigio como la Hispalense debería solucionar el problema de falta de plazas para un máster como éste».

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