50 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JOAQUÍN ROMERO MURUBE
Propuso el traslado a Los Remedios
En 1940, el escritor sugirió ya el cambio desde el Prado a Los Remedios, aunque no llegaría a producirse hasta 1973
El artículo «Meditación sobre la Feria» es una interesante reflexión realizada con motivo de su primer siglo de existencia, en la que profundizó sobre la pérdida de la principal seña de identidad: el sentido comercial y ganadero que había motivado su fundación, en 1847. La celebración estaba perdiendo parte de su autenticidad con la progresiva desaparición del encanto campero, verdadero sentido con el que surgió. Lo explicó Joaquín con un ejemplo muy ilustrativo. El traje de gitana había quedado reemplazado por el uniforme convencional, que hoy conocemos como el de flamenca. En los ejidos se ponían pocos corrales de ganado, ni prácticamente se cerraban tratos. Acaparaban el protagonismo, sin embargo, las casetas, los farolillos y el atractivo social que constituía el paseo, como escaparate público. Era abril de 1948 . El mismo año que el pintor de Gibraltar, Gustavo Bacarisas, reflejó en el cartel anunciador el garbo y señorío de la hermana de nuestro escritor, Salud Romero Murube. Tan guapísima como su hija, Salud Ruiz Romero, quien todavía conserva la monumental estampa que anunció la Feria. Muy poco antes, en 1946, el escritor había estado conferenciando sobre las originalidades de la Feria en Portugal, a cuyo país lo había acompañado el fotógrafo Luis Arenas. Pero no era la primera vez. Ya había estado también hablado sobre los bailes en 1944 -año de su Pregón de Semana Santa-, con el acompañamiento artístico de Pastora Imperio.
Gestación del traslado
En el ayuntamiento presidido por Miguel Ibarra (1941-1943), Joaquín jugó un papel muy importante como delegado de Fiestas, por lo que atendió cuestiones relacionadas principalmente con nuestra Semana Santa y la propia Feria. Aquellos años posteriores a la Guerra Civil , las autoridades municipales presentaban la Feria como una fiesta renacida. El antiguo recinto ferial del Prado de San Sebastián se había quedado pequeño, debido al crecimiento urbano de todo el entorno. Joaquín Romero Murube y el arquitecto municipal, Juan Talavera y Heredia , comenzaron a estudiar el posible traslado a Los Remedios. Se redactó el proyecto, con planos, informes, e incluso maquetas. Lamentablemente, todo aquel curiosísimo material técnico desapareció por completo al concluir el mandato de Ibarra. Con el firme propósito de verificar el traslado, el Ayuntamiento adquirió 500.000 metros cuadrados en la huerta de Los Remedios. Desde el Consistorio llegó a anunciarse, incluso, que la Feria de 1942 iba a ser la última que se montaría en el Prado. Pero luego no fue así. El reemplazamiento no llegaría a conocerlo ni el propio Romero Murube, pues se materializó en abril de 1973.
Sobre aquel fallido intento departió Romero Murube en una conferencia celebrada en 1967 en el Círculo Mercantil . Se tituló «Algunos problemas de Sevilla» . En aquel acto desveló que, cuando se ideó el cambio de emplazamiento, a inicios de la década de 1940, tuvieron presente que el traslado no restase purismo ni tipismo. Lo importante era que no perdiese el sentido con el que había nacido, que sí mantuvo en el Prado. No era aconsejable romper la combinación del campo con la gran ciudad. Por esta razón pensaron construir un pueblo andaluz , junto al futuro recinto ferial. Recrear un espacio urbano que reuniese diversos ejemplos clarificadores de la arquitectura autóctona de varios pueblos y ciudades de Andalucía. Y junto al pueblo andaluz iría el parque de atracciones y un gran bosque natural con mucha variedad vegetal. En síntesis: «El campo deseado y libre, pero casi dentro de la ciudad».
Con Lorca en la Feria
Los meses primaverales que pasó Federico aquí en Sevilla el año 1935 lo acogió Joaquín Romero Murube como huésped en el propio Alcázar. Con él no se perdió ningún detalle de la Semana Santa, pero tampoco de la Feria de Abril, cuando todavía se festejaba en el Prado, cerca del monumento palaciego. En plena República , se congregaron el mediodía del 25 de abril de 1935, en la caseta «La Venta de los Gatos» , a requerimiento del historiador Santiago Montoto. Aquel día almorzaron un buen ramillete de intelectuales, entre quienes se encontraban Jorge Guillén, Manuel Chaves Nogales, Núñez de Herrera, Martínez de León, José María Romero, Gustavo Bacarisas, Montoto y el mismísimo Joaquín Romero Murube . Lorca era un amante de todo lo popular, por lo que una manifestación tan expresiva como la Feria atrajo enormemente su atención. Años después, Romero Murube contó que Federico tenía el tenaz empeño de ir a hablar con el alcalde, en aquellos días de 1935, para que le dedicase un monumento al rey del cante puro, Manuel Torre, en la Alameda. ¡Cuánto quería Lorca a los gitanos! Eran su gran predilección.
En una caseta de la Feria conoció Joaquín Romero Murube, en 1947, a José Ortega y Gasset , uno de los filósofos más importantes de España, a quien le preguntó su opinión sobre lo que veía. Perplejo y maravillado, le respondió que se trataba de un espectáculo único en el mundo, con raíces y motivos bien argumentados, aunque no lo pareciera a primera vista. Joaquín Romero Murube fue un verdadero transmisor de todos los valores que caracterizaron a la Feria de Sevilla desde su origen, y durante buena parte del pasado siglo XX. Era consciente de la trascendencia que habían tenido muchos de los elementos que la integraban en la construcción de nuestra cultura andaluza. Docto fue en esta materia, un auténtico especialista. Algunas de claves radicaban en la alegría y el júbilo infinito de esta ciudad, según un trabajo suyo para la revista «Mundo Hispánico» de aquel mismo año de 1948. De hecho, la temática que el propio Joaquín Romero Murube se había reservado para escribir en el libro enciclopédico que tramaba coordinar sobre Sevilla, los mismos días que le sorprendió la muerte en noviembre de 1969 , era la dedicada a las Fiestas de Sevilla.
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