Luto de Viernes Santo por las víctimas
Obligados a renunciar a las cofradías, los sevillanos han descubierto el valor de lo clásico por encima de novelerías
Solo los pajarillos rompían al alba el luto de un día triste en el que, por no sonar, no suena ya ni la matraca. Nada. Sevilla se había quedado sin su noche más hermosa, ahogada en el confinamiento decretado por las autoridades sanitarias, e iba a quedarse sin la tarde más lúgubre de todo el año: banderas a media asta, fusiles a la funerala y palmas de las ocho de la tarde fuera de compás. Luto por el que murió en la cruz y luto por los que mueren en las camas de los hospitales.
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