Hombre atrincherado Sevilla

Cuatro horas de tensión en Pino Montano por un hombre atrincherado en una panadería

Un negociador policial intentó que el individuo saliese del local de la calle Estrella Canopus tras casi cuatro horas en su interior y armado, aunque finalmente han sido los agentes los que han decidido actuar; el individuo ha sido detenido

La Policía conduce al detenido al coche patrulla tras entrar en la panadería donde se atrincheró el hombre desde minutos antes de las ocho Manu Gómez

Jesús Díaz

Sevilla

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Casi cuatro horas duró el susto. Es el tiempo que en la tarde noche de este jueves se mantuvo atrincherado en la panadería Espiga Dorada de la calle Estrella Canopus de la barriada de Pino Montano, en Sevilla, un hombre armado. La Policía Nacional desplegó una treintena de agentes, entre ellos especialistas en este tipo de escenarios y un negociador, que intentó hasta la saciedad que depusiese su actitud y saliese por su propio pie de la tienda. Finalmente fueron los agentes quienes dieron el paso y entraron el establecimiento para reducirlo. No presentó resistencia. Fue detenido.

Ésta fue la resolución al incierto escenario que se abría en la barriada de Pino Montano sobre las ocho menos cuarto de la tarde de ayer. A esa hora un impresionante dispositivo policial se desplegaba en la intersección entre las calles Estrella Canopus y Estrella Vega.

La numerosa presencia de los agentes de la Policía Nacional atraía la atención de todos los vecinos. ¿Qué está pasando?, se preguntaban muchos de ellos a tenor de los vídeos que minutos después circulaban por las redes sociales.

La llamada de la dueña de la tienda

Poco a poco fueron trascendiendo algunos rumores de lo que había originado todo ese operativo policial. Un hombre, vecino del barrio, con un arma en la mano se había metido en la panadería La Espiga Dorada. ¿El motivo? no ha trascendido. Algunos vecinos apuntaron a un problema familiar.

A las 19,45 horas, según detalló a este periódico el Servicio Coordinado de Emergencias 112 de Andalucía, la dueña de la tienda alertó a este departamento de que un hombre armado había entrado en la panadería y había expulsado a la dependienta. No se sabía si en ese momento, además de la empleada, había alguien más en su interior. Después se supo que no había más personas dentro.

Unos siete minutos antes de la llamada de la dueña de la panadería, el 112 recibió otro aviso y provenía del mismo barrio. Un vecino alertaba de que un hombre estaba apuntando con un arma a otro individuo en la puerta de un bloque de la calle Estrella Castor, que hace esquina con la panadería, epicentro de los hechos.

El negociador

Aquella llamada movilizó a la Policía Nacional, Policía Local y servicios sanitarios, éstos por si pasaba algo grave y tenían que actuar. El protocolo policial para este tipo de escenarios se ponía en marcha. El objetivo era garantizar la seguridad de todas las personas que pudieran verse implicada en los hechos, tanto del individuo protagonista, como de los agentes intervinientes y los vecinos.

Así se estableció un cordón de seguridad a bastantes metros de la panadería con el firme propósito de alejar a la ciudadanía, pero la curiosidad convocaba a muchas personas a esperar junto a la zona acordonada. La expectación era máxima en Pino Montano.

A través de un megáfono, a viva voz o por teléfono: «tire el arma y salga con las manos en alto, muy lentamente». Repetían una y otra vez los agentes que se disponían en grupos reducidos frente al establecimiento. Todos con sus armas reglamentarias en mano y resguardados con cascos y escudos.

Las horas pasaban y los agentes se mantenían en alerta ante cualquier movimiento del hombre. Entre los policías desplegados se encontraban miembros los GOES (Grupos Operativos Especiales de Seguridad). Había que esperar al negociador.

La llamada

Tres horas después del inicio del operativo, la Policía Nacional informaba de que el negociador ya estaba trabajando. Además, aseguraba que no había peligro para terceros en el escenario.

Este especialista inició el contacto con este vecino. A través del teléfono le intentaba convencer para que desistiera de sus planes y abandonara con calma, desarmado y por su propio pie la panadería. En caso contrario le advertía de que de iban a entrar.

Pasadas las once y media de la noche y a punto de que este atrincheramiento alcanzara las cuatro horas, los agentes de cuerpos especiales, armados y protegidos con cascos y escudos, entraron en el local. La situación se resolvía «satisfactoriamente y sin violencia», informaba la Policía Nacional, que destacaba el «arduo» trabajo del negociador y el equipo del dispositivo.

El hombre no había opuso resistencia y fue atendido 'in situ' por los sanitarios del 061. La Policía lo detuvo por un delito de amenazas graves con arma de fuego. Con las esposas puestas y con una braga cubriéndole parte del rostro, fue sacado de la tienda hacia el coche patrulla para trasladarlo a comisaría.

En la medianoche, el operativo policial se desmontaba y el tráfico, cortado por la Policía Local, recuperaba la normalidad. Terminaban así cuatro horas de tensión en Pino Montano.

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