Universidad sevilla
Le pillan copiando con el móvil en la Olavide y dice que el examen se lo estaba haciendo una academia
Un estudiante de la UPO, sorprendido cuando hacía fotos y recibía imágenes con las respuestas resueltas
Desde el rectorado confirman que todos los años se dan casos y que se aplicará la sanción en función de la nueva Ley Universitaria
Alumnos de la Universidad de Sevilla utilizan una herramienta de Google para copiar en un examen virtual
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Copiar en un examen es algo que ocurre desde que se inventaron las pruebas de evaluación. Lo que puede resultar llamativo es que el estudiante sorprendido intentando cometer el fraude admita que quien le estaba «chivando» las respuestas era una academia.
Ha ocurrido en la Universidad Pablo de Olavide durante los exámenes extraordinarios (los de recuperación). Y fue en la facultad de Empresariales cuando un alumno de primer curso, fue sorprendido haciendo fotografías del examen con el móvil y recibiendo imágenes con las preguntas resueltas.
Según ha podido saber ABC, el estudiante fue pillado en plena prueba en presencia del resto de compañeros de la clase que fueron testigos y al parecer cuando fue conminado a mostrar el teléfono se negó. El joven llevaba dos dispositivos móviles, uno apagado que dejó encima de la mesa y otro que guardaba en el bolsillo y que usaba para comunicarse con quien le estaba pasando las respuestas de las preguntas.
Tras ser expulsado y preguntado por la cuestión dio varias versiones sobre lo ocurrido. En la primera de ellas admitió que le estaban mandando las respuestas desde una academia de la que no quiso dar nombre. Es la versión que al parecer fue ratificada por un familiar del joven y posteriormente negada.
Aunque se ha solicitado la apertura de expediente académico la nueva Ley Universitaria es más permisiva con estas conductas
Con todo el alumno ha sido suspendido pero además se ha solicitado la apertura de un expediente académico. La vicerrectora de Relaciones Institucionales de la UPO, Laura López confirmó lo ocurrido y aseguró que se ha aplicado el protocolo, según el cual se puso en conocimiento de la comisión académica que ha citado tanto al alumno como al profesor para que den su versión de lo ocurrido. El proceso, que puede alargarse durante varias semanas y que incluye el nombramiento de un instructor, acaba en manos del rectorado que es el que tiene la última palabra sobre la posible sanción.
«Es algo que pasa todos los años, siempre tenemos un par de casos, pero los alumnos se van sofisticando» admite la vicerrectora que estima que, si se demuestra que ha copiado, el caso podría zanjarse con la prohibición para el alumno de presentarse a la próxima convocatoria. En cuanto a las nuevas fórmulas para el fraude en los exámenes López cree que por muchos controles que se impongan «la tecnología siempre nos supera».
Desde el Consejo de Alumnos de la Universidad Pablo de Olavide, el CEUPO, su delegado Ismael Benmasoud, confirmó a ABC que ese caso de «irregularidad durante la realización de un examen» se había producido, pero quitó hierro al asunto apelando a la nueva Ley de Convivencia Universitaria que ha sustituido a la anterior normativa (que databa del año 1954) y que supone que los castigos no son tan severos como lo eran antes para el que cometía fraude en un examen. Si antes un comportamiento de este tipo podía implicar la expulsión de la universidad, ahora las represalias son más leves e implican poco más que el suspenso.
En esa línea, desde CEUPO insisten en que el suspenso es «suficiente castigo» y aseguran que el joven «ha mostrado arrepentimiento» y que ha sido «la primera vez». Por eso el delegado Ismael Benmasoud apeló a la nueva norma para intentar «resolver el conflicto».
Pero el asunto ha generado polémica en la universidad ya que además de la petición de apertura de expediente académico hay malestar entre el profesorado puesto que muchos piensan que no es el único caso y que podría haber numerosos alumnos que en la convocatoria extraordinaria han aprobado las pruebas mediante fraudes similares.
«Ahora estamos vendidos, no hay forma de prevenir estos comportamientos. Copiar sale barato», comentaban a ABC otras fuentes del profesorado.
Hay decenas de páginas web que ayudan a hacer TFG o pruebas de evaluación que pueden esconder comportamientos irregulares
El problema añadido es que hay decenas de páginas web que ayudan a hacer el Trabajo Fin de Grado o el Trabajo Fin de Máster o se ofrecen para ayudar en las pruebas de evaluación. ABC pudo comprobar hace tiempo que es posible pagar para que esas empresas hagan el trabajo del estudiante. Y con la pandemia y los exámenes virtuales esos comportamientos se acentuaron.
Hay webs que se anuncian de esta forma: «Si tienes que presentar tu prueba de evaluación continua y no dominas el contenido o no tienes el tiempo para hacerlo, te ayudamos a resolverla, estamos a tu entera disposición cuando nos necesites«. Una fórmula aparentemente legal pero que, según fuentes de la comunidad universitaria, puede esconder comportamientos fraudulentos. Además, según aseguran, el sistema de control de las universidades no tiene nada que hacer frente a estos negocios, que se basan en la suplantación de la autoría.
En algunos casos se usan microcámaras, actualmente casi imposibles de detectar por un profesor. Una vez se transmite el examen a la academia, ellos lo hacen el examen y lo devuelven resuelto, normalmente con la ayuda de un «pinganillo» indetectable. Está claro que copiar se ha sofisticado y que las normas universitarias tampoco ayudan en la lucha contra el fraude.