Notarios a los treintaytantos
Dos sevillanos superan la oposición a los 37 y 38 años; uno de ellos está casado, con dos niños y ejercía de abogado; el otro ha aprobado después de catorce años y varios intentos
Éstas son las candidaturas oficiales a las elecciones del Colegio de Abogados de Sevilla

La oposición a notarios tiene fama de difícil. Históricamente siempre ha estado en el ranking de las que más tiempo tardan en superarse. Pero en el último año parecen estar batiéndose récords ya que algunos de los nuevos notarios sevillanos se estrenan en sus ... puestos rondando los cuarenta.
Es el caso de Ignacio Capitán que ha sacado la oposición con 38 años, cuando ya está casado y con dos niños y después de haber ejercido la profesión de abogado durante algún tiempo. La historia de este joven que si no hay cambios tomará pronto posesión en la localidad de Garrovillas (Cáceres) es digna de contar.
Cuando acabó la carrera se puso a prepararse la oposición como otros compañeros de la facultad de Derecho. En realidad, lo que comenzó a prepararse fue la de registrador de la propiedad, otra de las más dificultosas y que tiene cierta similitud. Así estuvo seis años estudiando hasta que se cansó y decidió, como hacen muchos opositores, dejarlo y ponerse a trabajar en un despacho de abogados. Entró en un conocido bufete sevillano y estuvo varios años ejerciendo hasta que decidió volver a intentarlo siendo ya talludito.
Fue en el año 2019 cuando cambió el rumbo de su vida. Con dos niños mellizos de corta edad, en el año 2019, Ignacio supo que era el momento de hacer «un cambio de rumbo» y de quitarse «la espinita que tenía clavada» por no haber sacado la oposición en su día.
La vocación
«Era el momento porque los niños eran bebés aunque estuve varios meses meditándolo», recuerda. ¿Cómo lo hizo? Evidentemente tuvo que contar con el sueldo de su mujer, contable en un despacho de abogados, y también con la ayuda de sus padres y suegros. Hoy, cuando los niños tienen cuatro años, está encantado de haber cumplido su sueño. Al fin y al cabo, después de conocer el mundo de la abogacía se dio cuenta de que le llamaba más «la vocación de servicio público».
Ahora este nuevo notario casi cuarentón está convencido de que la experiencia fue «preciosa» y reconoce que no es lo mismo estudiar una oposición con 22 que con 35 años. «Cuando acabé la carrera era súper inmaduro, pero con 35, además de suponer una cura de humildad lo he disfrutado desde la madurez», dice recordando la «frustración» que le suponía suspender cuando era joven.
El caso de Benito Torrecillas también es digno de mención porque ha aprobado a los 37 años después de 14 años intentándolo. Este nuevo notario nacido en Córdoba pero criado en Sevilla, al que le ha tocado un pueblo de Tarragona como destino, es un ejemplo de constancia y persistencia. Porque pese a que una y otra vez se presentaba y no lograba aprobar, volvía a intentarlo. Ha recorrido prácticamente todo los tribunales del mapa de España de prueba en prueba ya que se ha examinado en Madrid, Barcelona, La Coruña o Valencia desde que comenzó a estudiar con 23 años.
Se presentó en 2010, 2012, 2015, 2018, 2019 y 2022. A la última fue la vencida pero en el camino hubo muchos intentos fallidos, en alguno de los cuales llegó hasta el tercer examen y luego suspendió.
¿Cuál era su problema? Que tenía un «miedo escénico» al momento del examen. Normalmente se estudiaba los temas y los preparadores le decían que lo llevaba bien. Pero era llegar al tribunal y comenzar a ponerse nervioso.
«Yo era de los que llevaba a la facultad todo perfecto pero con más de 300 temas es imposible llevarlo todo perfecto. Por eso me entraban los nervios», confiesa. Esos nervios le llevaron a salirse de uno de los exámenes nada más entrar cuando comprobó que le había tocado ser el segundo en «cantar» los temas. Evidentemente la bronca que le echaron los preparadores fue monumental.
Los amigos se casaban
Torrecillas no cabe en sí de alegría. Lo mismo que su familia que, según cuenta, «ha llorado de alegría». En el camino también ha tenido que llevar una vida distinta a la de otros jóvenes de su edad ya que hasta ahora ha vivido con sus padres. «Ves como tus amigos se casan y tienen hijos y tu sigues estudiando», admite.
Ahora este nuevo notario afirma que la satisfacción «se saborea mejor» después de un tiempo en el que «había pedido la fe». Por eso agradece a sus padres que siguieran confiando en el y está deseando incorporarse y empezar a ejercer la profesión para la que lleva catorce años preparándose. Como diría el viejo refrán «nunca es tarde si la dicha es buena».
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