Sevilla
Unas Navidades lejos de casa
Los aeropuertos están llenos estos días de imágenes de abrazos y reencuentros. Pero hay sevillanos que no vuelven a pasar las fiestas en familia
Unos por trabajo y otros por estudios, echan de menos a sus familias que ansían su vuelta. En tierra extraña también se añora la comida española
Los «almendros» que vuelven a Sevilla por Navidad extrañan el sol, la comida y la familia
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Los aeropuertos y estaciones están estos días llenos de numerosos reencuentros. De sevillanos, sobre todo jóvenes, que, como «el almendro» vuelven a casa por Navidad. De hecho el aeropuerto de San Pablo experimenta en estas fiestas un incremento del número de vuelos superior al 3, ... 5 por ciento. Pero hay algunos que, sea por motivos de trabajo o por estudios, no regresan este año a pasar las fiestas en casa. Estas son sus historias, todas con un denominador común: las familias que le esperan les echan en estos días mucho de menos.
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
Marco Cebolla
«Es raro pasarlo lejos de la familia, pero hacemos cena con pavo y hay nieve»
Estudiante en Estados Unidos
El 10 de agosto se marchó de Sevilla y no volverá hasta final de mayo, una vez acabe primero de Bachillerato. A sus 16 años, Marco Cebolla, pasará todo el año en Belpre, un pequeño pueblo de Ohio en Estados Unidos, donde reside con su familia de acogida. Sus padres americanos, un hermano y una hermana, y la abuela son ahora su familia. Allí se ha adaptado a la vida de esta pequeña localidad y está encantado en el «high school» ya que además no para de hacer deporte. Practica «cross country» e «indoor soccer».
Su estancia ha sido algo accidentada. Hace varias semanas, cuando echaba una carrera con un compañero de instituto, se estrelló contra una puerta de cristal y se rompió los tendones de la muñeca. El impacto le afectó también a la arteria y los nervios. Tuvo que ser trasladado en helicóptero a la ciudad más cercana e intervenido en una operación que duró tres horas. Ahora, ya recuperado del susto, pasa estos días con su familia americana. «Aquí la Navidad se vive mucho. Las casas están decoradas dos meses antes», comenta.
A Marco, que cuando se marchó era un niño, se le nota que está madurando y parece estar encantado con su nueva vida. Ya lo conoce todo el pueblo porque, según comenta, «aquí la gente es más abierta que en España». Le parece «raro» pasar la Navidad lejos de la familia y confiesa que le da algo de pena. «Pero cenamos pavo y el 25 abrimos los regalos. Y además hay nieve», explica admitiendo que la comida española también la extraña porque el «turkey» americano «no está tan bueno» como el de casa. En su hogar sevillano le echan de menos sus padres, Marco y Almudena, y su hermana Claudia. «Estas van a ser las primeras Navidades separados de nuestro hijo. Como madre va a ser muy duro pero estamos tan felices de la experiencia tan positiva que esta viviendo Marco que merece la pena el sacrificio. Va a volver con el inglés superado y muy maduro», comenta su madre que admite que todo es más fácil gracias a la tecnología. «No sé que habría hecho sin los vídeos de whatsapp». En Semana Santa proyectan ir a verlo.
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Elena Paneque
«Lo paso en Brasil, con otros estudiantes comiendo tortilla y croquetas»
Estudiante en Uruguay
Tiene 20 años y pasa su primera Navidad lejos de casa. Y eso porque esta sevillana estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas en el CEU San Pablo de Madrid, cursa tercero de carrera en Uruguay, en un programa de movilidad internacional. No regresa a España porque el precio de los vuelos es «disparatado». «Al final no merece la pena invertir tanto dinero cuando mis padres se lo pasan trabajando y mis amigos de exámenes» explica Elena Paneque.
¿Cuáles son sus planes? Pasa estos días con otros compañeros que también están de intercambio. Se han juntado españoles, franceses y portugueses. Todos ellos han decidido viajar a Brasil que es muy económico. Así se lo montan todos juntos como una especie de segunda familia. «Lo que más echo de menos es sin duda pasar estos días con mi familia, sobre todo a mis abuelos, ya que la distancia no me permite poder hablar con ellos telefónicamente y siempre tienes el miedo porque son personas mayores», explica.
También extraña a sus padres, a los que considera «unos pilares fundamentales» en su vida. «Sin ellos no podría haber vivido esta experiencia; se que siempre buscan lo mejor para mi y no poder pasar las Navidades con ellos es algo que me entristece mucho», admite recordando que son fechas señaladas. En estos días recuerda también a su hermano Pablo, que tanto en Sevilla como en Madrid es su ejemplo, confidente y mejor amigo.
Y, por supuesto, también extraña la comida. Pero, como para todo hay solución, se las han apañado para cocinar entre todos unas croquetas y unas tortillas de patata, ya que el jamón allí no llega. Brindarán con vino de la tierra y algún champán. Desde Sevilla, su madre Mónica Buiza y su hermano Pablo la echarán mucho de menos. «Será el primer año que mi pequeña no pase las Navidades con nosotros, habrá una silla vacía en nuestra mesa, pero espero que el próximo año no lo esté ya que esta niña le ha cogido el gusto a volar muy alto», dice Mónica.
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Laura García Losada
«Los vuelos tienen precios desorbitados, lo celebro aquí»
Profesora de Educación Infantil en Dublín
A sus 24 años a Laura García Losada, profesora de Educación Infantil que trabaja en Dublín, también le han cogido este añolas fiestas navideñas lejos de casa. Ella, como muchos otros jóvenes que se marchan fuera para abrirse camino en el mundo laboral, no ha vuelto a su hogar de Sevilla a pasar las fiestas.
«Los vuelos de vuelta tienen precios desorbitados, así que me quedo aquí», explica esta joven que celebra estos días con otros compañeros y compañeras de trabajo que también se quedan este año en Irlanda a pasar estos días.
Entre todos han decidido hacer una cena española a base de pavo y en la que no faltan los productos típicos navideños. En su caso, además como su abuela es de Huelva, hay jamón del bueno que le han enviado cortado al cuchillo y envasado al vacío. Y también otras delicias de Isla Cristina como mohama, huevas, atún... Así la mesa parece más del estilo de las fiestas celebradas en casa.
Aún así, Laura echa de menos a sus padres y sus dos hermanos pese a que ellos ya habían vivido la experiencia de tenerla lejos cuando hace unos años se marchó a Bristol.
«No es la primera vez que pasamos la Navidad lejos de Laura; hace unos años estuvo viviendo en Bristol. Para mi familia el día grande es el 25 de diciembre, que nos reunimos en casa de mi madre, mis hermanas y nuestras familias completas. Cuando alguno de nuestros hijos está fuera de España, la bendición de la mesa la hacemos conjunta por videollamada. La echamos de menos, pero como sé que ella está allí rodeada de amigos, estoy segura de que está pasando una Feliz Navidad» explica María Luisa Losada, su madre.
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Luis Alberto Gil
«Las uvas me las comeré en streaming con mi familia»
Profesor de español en China
Luis Alberto Gil, periodista y publicista, tampoco vuelve a casa por Navidad. Este joven de 33 años que trabaja como profesor de español en China desde hace tres años vive en Cantón, una de las ciudades más afectadas por la pandemia. Por ello, aunque en los últimos días ha recuperado la «libertad» tras una cuarentena de seis semanas y puede salir con normalidad al supermercado o un bar, tampoco puede volver a España este año. De hecho, para Luis Alberto serán sus segundas navidades fuera ya que no vuelve desde agosto de 2021.
Como además hace poco que se ha cambiado de ciudad tampoco conoce a mucha gente en Canton por lo que pasa las fiestas junto a un grupo de españoles que organizan una cena informal después de comer con un grupo de latinos de los que se ha hecho amigo recientemente.
Con su familia hace reunión «en streaming» y se come las uvas con ellos. Siempre que la conexión a internet funcione bien y no tenga que tomarlas con retraso. «Aquí los embutidos son más caros, pero me he surtido con jamón del barato para engañar a mis padres en las fotos y hacerles creer que me estoy zampando un pata negra», dice. Sus padres, su hermana, su cuñado y su sobrino, que viven en Valencina, esperan que vuelva en verano.
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