Música

Sevillanas del confinamiento: Paco Toronjo y la incomunicación

Recuperamos la corralera «Y siguen en el pensamiento», en la que los enamorados no pueden verse, que grabó el cantaor de Huelva

El cantaor onubense Paco Toronjo ABC

Luis Ybarra Ramírez

Le decían el seguirillero del Alosno y solo cantaba sevillanas y fandangos. Era por su ayeo descarnado y grande. Queja alta de Huelva que no dejó de lanzar estrofas cortas que caían a plomo, solidificadas en hondura tras deslizarse por su boca. De él escogemos la tercera sevillana de nuestra serie, que tiene la intención de hacernos disfrutar en estas fechas en las que la única Feria que podemos vivir es la de los recuerdos. Confinados, separados unos de otros, justo lo contrario a lo que invita esta estación, Paco Toronjo exclipa en «Y siguen en el pensamiento» los muros crueles a los que llevamos semanas enfrentándonos . Eso que llaman ponerle voz a un sentimiento por muchos compartido.

La incomunicación se evidencia en los primeros versos de esta corralera. Una reflexión filosófica que quienes ya se han acostumbrado a echar de menos entenderán a la perfección: «Si el pensamiento caminara, cuántas veces al día, contigo hablara» . Una idea parecida a la siguiente: «Pajarito, si la ves, dile que ya no la amo, pero por Dios no le digas, que por ella estoy penando todas las hora del día». Lanza al aire una mentira piadosa desde su distanciamiento. No es desamor, o no solo desamor, sino lejanía e impotencia. Un runrún del que cuesta deshacerse cuando todo parece manchado de silencio y dispuesto para que las cavilaciones sigan su curso.

La última letra, sin embargo, no nos toca el pecho de perfil, sino que nos golpea de frente y sin previo aviso. Su vigencia y el nuevo sentido que toma la convierte en un arma arrebatadora. Un planteamiento difícil, incluso, de reescribir: «Si me muero en tu ausencia, será preciso darle gracias al cielo, porque te he visto . Y, si me muero, mi última palabra será te quiero». Y entonces uno enciende el móvil o la televisión y recibe todos esos casos que se asemejan a este y entiende que casi todo está ya escrito. Que solo cambian las formas, pero ninguna generación tiene la posibilidad de estrenar emociones.

A la contundencia del mensaje se le suma, además, el eco aguardentoso de un Paco Toronjo que camina sobre unas melodías firmes y arqueadas, lo que le permite susurrar y gritar por igual para controlar nuestros oídos y dirigirlos hacia el territorio que más le conviene. Aquí hay campo y corazón, amaneceres serranos, sabiduría popular. Ese montoncillo de cosas que lo encumbraron como rey de su soledad.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación