Musica

Sevillanas del confinamiento: el derbi de los hermanos Reyes

Los dos equipos de la ciudad, el Sevilla y el Betis, se unen y se enfrentan en una de sus composiciones

Fragmento de la portada de su antología ABC

Luis Ybarra Ramírez

Unas son del Sevilla y otras del Betis, pero pocas seguidillas están dedicadas a los dos equipos. Los hermanos Reyes, Diego y Miguel, que fueron los primeros en grabar discos de sevillanas en los años 50, fueron también pioneros al unir los dos colores de la ciudad en una misma composición: las «Sevillanas del Sevilla y del Betis» , título que se aproxima bastante bien a su contenido con las guitarras de Félix de Utrera y Paco de Antequera.

El estado de alarma nos dejó escarbando en la arena del ruedo con el motor preparado para una jornada de derbi , porque todo se derrumbó en tan solo unas horas y nos quedamos sin partido, sin liga y con una colección de dudas. Se anunció más tarde la cancelación de la Semana Santa y el aplazamiento de la Feria, tomamos consciencia de la gravedad del asunto y priorizamos de manera ejemplar aquello que de verdad era importante. A pesar de ello, lo cotidiano está lleno de ausencias más banales y, en esta constelación en la que el aburrimiento ocupa un lugar destacado, el fútbol es una de esas cosas que se extrañan, por qué negar lo contrario. El nervio, la garra, el éxtasis de un gol, la camiseta de los tuyos. Esencia de la que se impregna eso que cantan los dos hermanos de Castilleja de la Cuesta.

Hay que tener una edad importante, no se ofenda, o ser muy curioso para identificar con claridad todas las referencias que aquí se recogen. Futbolistas de la época, logros pretéritos, guerras que conocemos por los libros. La gracia, eso sí, queda. Como ese águila imperial que se llama Campanar o el hecho de que no les conviniera la terminación de la palabra Sevilla para la rima y los autores Madueño y García Tejero utilizaran el F. C para hilar con precisión de cirujano: «se fue con estupa y olé». También regalan un consejo propio de un buen gestor o estadístico: «Para ser un quinielista que sobrepase el millón, no se olvide, por favor: al equipo del Sevilla póngale siempre un dos». Tiene una explicación, claro: «para escuchar una ovación no hay más campo que Nervión» .

De los verdiblancos toman el manquepierda y lo analizan desde todos sus vértices. Por ejemplo, el Betis «sabe perder a la manera española, porque se pone a ceder a figuras como Ansola y a costa de descender». Quien da nombre al estadio aparece entre palmas, nunca mejor dicho, y vítores: «Benito Villamarín, que buena persona era, alguien le escuchó decir, que si el Betis descendiera para qué quería vivir». El mejor derbi, por supuesto, es el que ya ha pasado , porque para bien o para mal diluye la fatiga del riguroso directo. Por suerte, ambas aficiones volverán a enfrentarse fuera de esta sevillana. Se parecerá al mundo que conocemos y con gusto lo pasaremos igual de mal.

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