Pros y contras de la celebración de la Feria de Sevilla en otoño

La posibilidad de celebrar la Feria en septiembre ha generado una polémica en la que no faltan partidarios ni detractores

Aprobado el cambio del festivo de la Feria de Sevilla para el 23 de septiembre

Perspectiva de la portada durante la Feria del pasado año Vanessa Gómez

Manuel Contreras

La posibilidad de celebrar la Feria de abril en septiembre tras su suspensión en abril por la pandemia del coronavirus ha generado una polémica en la que no falta partidarios ni detractores, y que tendrá que resolver el gobierno municipal. Ambas opciones tienen un sólido argumentario para defender sus posturas .

A favor

Mantener la tradición

El pulmón sentimental de Sevilla son sus fiestas de primavera, y tras una Semana Santa sin procesiones, la suspensión definitiva de la Feria supondría un golpe anímico demoledor. La Feria no se ha suspendido desde la Guerra Civil, y se celebró incluso en 1964, cuando un incendio arrasó 67 casetas y causó un muerto y medio centenar de heridos. La Feria en septiembre paliaría el año más triste de las tradiciones sevillanas .

El pan de muchas bocas

La Feria mueve una industria nada desdeñable para la ciudad. El Ayuntamiento calcula que el impacto económico de la celebración es cercano a los 800 millones de euros y supone alrededor del 3 por ciento del PIB local. Al margen del turismo, la suspensión definitiva de la Feria tendría una repercusión en el tejido productivo de la ciudad mucho mayor que la de la Semana Santa. Un estudio de la Universidad Hispalense cifra en 77 millones de euros sólo el gasto en trajes y complementos; Cruzcampo calcula que el consumo en una semana de Feria se eleva a un millón de litros de cerveza; los miles de caballos y los 1.400 vehículos de tracción animal autorizados mueven un mercado anual de alquiler y marroquinería; sobre las algo más de mil casetas gira un negocio de decenas de miles de personas entre artistas, montadores, caseteros y guardias de seguridad. Un universo económico del que viven muchas familias y que se hundiría.

Recuperar el turismo

La Feria prácticamente llenaba las casi 23.000 plazas hoteleras de la ciudad. Concretamente, Sevilla cerró el pasado mayo -el mes que acogió la Feria en 2019- con 298.283 viajeros alojados y 638.159 pernoctaciones, un 7,45 por ciento más que el año anterior. Para un sector que ha soportado ya el golpe de la Semana Santa es fundamental el repunte que supone la fiesta del real de Los Remedios, aunque sea fuera de calendario y en versión descafeinada. Los hoteleros también apuntan que una Feria en septiembre ayudaría a consolidar el otoño como la nueva temporada alta del sector, una tendencia que se viene configurando en los últimos años.

Oxígeno para la hostelería

No sólo el turismo y la industria feriante. La Feria sería un balón de oxígeno para restaurantes y bares del centro, ya que está comprobado que su facturación se incrementa pese a estar fuera del recinto ferial.

Celebrar el triunfo

Si la pandemia evoluciona tal y como esperan las autoridades sanitarias y en septiembre la vida cotidiana está normalizada, la Feria de Sevilla sería una fiesta del triunfo sobre el coronavirus. Tras el largo confinamiento del estado de alarma y un verano que se prevé con severas restricciones en las relaciones sociales, la Feria podría ser -siempre que la situación sanitaria lo permita- la primera gran fiesta multitudinaria del país, lo que tendría una repercusión muy positiva para la marca Sevilla y para la propia Feria como producto turístico.

En contra

Bolsillos rotos

Los sevillanos saldremos de la crisis sanitaria confiemos en que más pronto que tarde, pero superar la crisis económica va a llevar mucho más tiempo. Las empresas de la ciudad han presentado más de 20.000 ERTE en las últimas semanas, y es evidente que los bolsillos no estarán para afrontar una fiesta que supone inevitablemente un gasto destacado.

¿Dos ferias en un curso?

La celebración de la fiesta en septiembre implicaría que el curso lectivo 2020/21 tendría dos ferias, ya que el año próximo volvería a su ubicación natural en abril. Demasiado esparcimiento para un año escolar en el que el profesorado y los estudiantes están obligados a apretar el acelerador tras el anómalo curso que estamos viviendo.

Precedente poco alentador

La Feria septembrina no es un invento nuevo: el PA ya lo intentó sin ningún éxito durante el mandato que compartió con el PSOE de Alfredo Sánchez Monteseirín. La Feria de San Miguel fue una de las grandes apuestas del equipo que capitaneaba Paola Vivancos con Juan Ortega como delegado de Fiestas Mayores. A pesar de contar con el decidido respaldo del Ayuntamiento, los sevillanos no apostaron por el evento.

Gasto inoportuno

Organizar la Feria no es una cuestión baladí, para el Ayuntamiento supone una inversión importante. El coste directo del montaje y organización alcanza los 36,7 millones de euros, sufragados por las cuentas públicas y empresas privadas. En abril está garantizado el retorno, pero en septiembre estaría por ver. El desembolso se puede considerar cuando menos inoportuno en un momento en que la ciudad tiene tantos frentes abiertos con la crisis sanitaria y económica.

Problemas logísticos

La suspensión de la Feria de abril se decidió cuando el real se encontraba a medio montar, tanto la portada como la mayor parte de las casetas. ¿Qué hacer con lo que ya está en pie? Si se desmonta y se vuelve a levantar en septiembre el coste para el erario público y los titulares de las casetas se dispararía; si se dejan los tubos todo el verano se pueden deteriorar y sufrir robos. El aplazamiento plantea serios problemas logísticos.

Sin cacharritos

Algo está claro en una hipotética feria septembrina: no tendría calle del Infierno. Los feriantes ya han declinado la posibilidad de acudir a Sevilla ante la incertidumbre generada y dados los compromisos que tienen ya suscritos para esas fechas. Sin cacharritos, la Feria pierde uno de sus elementos más tradicionales y deja de ser un atractivo para los más pequeños.

Respeto a los fallecidos

Nadie duda ya de que la pandemia va a provocar una cifra de víctimas sin precedentes en España, probablemente incluso durante el verano. La memoria de los miles de muertos bien merecen la supresión de la Feria de 2020 como señal de luto.

¿Estás de acuerdo con la celebración en el mes de septiembre de la Feria?

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