Machakito 25 (primer premio)

Los porteros del PSOE

Dos tíos con una pea de las antiguas se intentaron colar en la caseta socialista embistiendo como miuras y los guardas de la puerta lo impidieron con más exceso que razón. El partido los puso en la calle, claro

Los porteros de la caseta del PSOE dieron una paliza a dos colones ABC
Alberto García Reyes

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Las peleas de la Feria son antiferiales. En esencia, el real es un campamento para la discusión porque nació para los tratos de ganado. Pero los tratos se hacen entre señores por mucha disputa que haya entre ellos. La pelea es más cosa de las bestias que de los tratantes. Por lo tanto, la calidad de la Feria se mide hoy por el número de guantadas diarias que aparecen en el parte oficial de la Policía. A más tortazos, menos Feria. En los últimos años este coeficiente ha crecido exponencialmente porque la educación general está en crisis y porque hemos perdido la cultura de la bebida. Saber beber es un arte. No perder nunca los estribos, desatar un poco el nudo de la gracia con los amigos, exaltar la amistad y convidar sin dinero son algunas de las características más comunes del buen bebedor. El malo, en cambio, se vuelve agresivo y necesita gresca para rebajar su tasa de alcohol en sangre. Y desde hace unos años la Feria se convierte en un cuadrilátero para el desfogue de los descerebrados. Las lecheras policiales no dan abasto porque al mínimo gesto que hace uno en una caseta abarrotada, ya hay otro que lo quiere matar. Hay que tener mucho cuidado para no verse metido en un jaleo y cada vez somos más los que optamos por recogernos cuando la luz escasea. Pero siendo esto una cuestión general, hay casos concretos que dan especial grima. Por ejemplo, el del martes por la noche en la caseta del PSOE.

Vamos a poner contexto para entender mejor lo que pasó. Este año las casetas de los partidos políticos siguen siendo de acceso libre, como siempre, pero por razones sanitarias se ha limitado el aforo con el objetivo de evitar concentraciones masivas sin mascarilla. Por esta razón, los socialistas han puesto guardas de seguridad en la puerta controlando la capacidad de la caseta, habitualmente atestada cuando cae la noche. Lo que ocurrió el martes fue que dos jóvenes bien alicatados quisieron entrar y se lo impidieron. Su reacción fue un delirio. Ambos cogieron carrerilla y embistieron a los porteros como miuras con la intención de meterse hasta la cocina. Los guardas lo impidieron, como está mandado, pero a partir de ahí tuvieron una sobreactuación lamentable: bofetadas, patadas en el suelo, pisotones... Los tres porteros a la vez con cada uno de los agresivos colones. Los grabaron y el PSOE los ha despedido inmediatamente, como es lógico. Obviamente, el partido no tiene la culpa de que sus porteros respondan de una forma tan desmesurada. Pero el caso sirve para reflexionar. ¿Por qué tenemos una sociedad tan violenta? Bastaba con usar la fuerza superior de los guardas para llevar a los borrachos hasta la Policía. El matonismo sobró. Y los políticos se tienen que ocupar de esto antes de que la Feria muera a puñetazos.

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