«Lo correcto es bailar las sevillanas con castañuelas»

Las castañuelas, un difícil instrumento que se convierte en virtuosismo en el baile típico de Andalucía

ABC

MARTA CARRASCO

El baile por sevillanas será un rito en el real que esta semana practicará todo el mundo. Pero hace unos años, cada mujer llevaba una funda, la mayoría de las veces hecha de lana, en donde estaban los palillos , que bien al bailar o cantar, sonaban en cada caseta. Durante algunos años los palillos perdieron protagonismo, sólo se cultivaban en los teatros y sobre todo en los estudios oficiales, pero desde hace un tiempo parece que vuelven con fuerza como una seña de identidad más del baile de Andalucía .

En la desaparecida Casa Rubio de la calle Sierpes -abanicos, paraguas y palillos- Tere atendía a unos clientes tocando con finura unos palillos, mientras María del Carmen hacía lo mismo con otros a los que enseñaba paraguas hechos a mano. Entonces, en los años sesenta del siglo XX, se vendían al año cientos de pares de palillos como recuerda Mari Carmen, sobrina del dueño de Casa Rubio, José Rubio Valero . «Había dos tipos de madera: de granadillo y de guayacán. Los de granadillo eran más caros, costaban como unas doscientas pesetas y sonaban maravillosamente. Había distintos sonidos, más broncos o más finos y claro, los bailarines como María Rosa , entre los que nos compraba los palillos, se pasaban un rato probándolos hasta que los elegía, igual que la maestra Adelita Domingo ».

Recuerda María del Carmen que se hacían todos a mano . «Teníamos un palillero buenísimo. Isabel marcaba las plantillas en las maderas y él los ejecutaba. No había dos palillos iguales», dice recordando cómo una tarde llamaron del teatro San Fernando, «nos dijeron que la hermana del Príncipe Gitano necesitaba con urgencia unos palillos. Como tenía tanta energía, los rompía en escena. Así que fuimos al teatro a llevarle el repuesto para la función».

Porque los palillos, al «chascarse», se partían. «Con una pequeña veta de la madera podían romperse».

La Feria, una locura

La llegada de los días de Feria suponía en Casa Rubio, «una locura». «Yo no llegué a trabajar con los palillos de fibra que son los que se usan ahora. Vendíamos cientos de pares de palillos con su cordón de algodón. Luego había otros con cintas que se los llevaban los turistas».

María del Carmen recuerda haber atendido a la duquesa de Alba , a doña María , la madre del Rey Don Juan Carlos, y a la Infanta Esperanza , «a todas le gustaban mucho los palillos y los elegían para ellas y para regalo». También iban toreros que regalaban palillos, «porque mi tío era de varias tertulias taurinas y los toreros confiaban en él, en el diseño de sus trajes e incluso le venían a pedir consejo sobre cuál ponerse en la Maestranza».

Toque por sevillanas

Ana María Bueno es bailaora y actualmente profesora de Danza Española en el Centro Andaluz de Danza . Es famosa además por su virtuosismo en el toque de palillos. «No es obligatorio bailar las sevillanas con palillos, porque además en Sevilla el movimiento de manos se utiliza mucho, pero lo correcto es bailar las sevillanas con castañuelas».

Dice la bailaora, que tiene unos 20 pares de palillos , que el toque es cuestión de práctica, pero sin embargo la coordinación del baile y el palillo es mucho más difícil, «no se enseña la coordinación con el baile».

La sevillana es perfecta para la simetría del movimiento con el tiempo de la castañuela. «Riá, riá, pitá» es el toque básico, pero en la misma sevillana hay varios cortes, «en las vueltas, al principio y al final».

Cree que hay una renovación de la castañuela, «me sigue gustando cuando escucho a los mayores que tocan de forma muy diferente, matizada, sin la técnica académica, pero me gusta. Se está teniendo hoy día más conocimiento del palillo». Antiguamente, la castañuela de la mujer era más pequeña y de sonido más agudo. «El sonido de la madera natural suena distinto, pero se parten. Ahora las hay hasta de colores y casi todas son de fibra con un sonido más bronco, se golpean o se mojan, y no pasa nada».

«No me toques mis palillos que me los cascas», frase que se decía antes, «y es verdad, porque hasta el calor de la mano cambia el sonido. Yo noto cuando me tocan mis castañuelas». Ana María Bueno ha impartido cientos de cursos, pero recuerda uno a un catedrático de Medicina, «quería acompañar a su mujer y disfrutar bailando en la Feria». Otro médico le dijo que era buenísimo tocar los palillos para enfermos de artrosis, «e incluso para enfermos de alzhéimer». Ana María Bueno dice que «tocar por tocar, no. Golpear el palillo como dos tapaderas, no. Pero el baile sí gana con el palillo», y recuerda las grabaciones de la Argentinita , Pilar López o Imperio Argentina : «Escucharlas es un disfrute». Y un consejo: «No se compre unos palillos sin probárselos y comprobar el contacto con la mano».

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