Calle de la Feria de Abril de Sevilla

Ignacio Sánchez Mejías

Ésta es la historia de uno de los quince toreros con calle en el Real de la Feria de Sevilla

Feria de Abril de Sevilla 2022: Todo lo que hay que saber

Ignacio Sánchez Mejías, apoyado sobre el cuerpo sin vida de su maestro Gallito

Jesús Bayort

Federico García Lorca le dedicó la que posiblemente sea la mejor elegía escrita en castellano de la historia. Rafael Alberti se vistió de naranja y azabache como banderillero de su cuadrilla en Pontevedra. Hay teorías con fundamentos que señalan que el «Guernica» de Pablo Picasso fue un homenaje a la muerte de su amigo Ignacio. Mil y una historias por contar, porque presentar a Ignacio Sánchez Mejías (Sevilla, 1891-Madrid, 1934) es como empezar con el cuento de nunca acabar. Desgranando su currículum podemos afirmar que estamos ante el torero más importante para la Cultura . Un personaje absolutamente polifacético: matador de toros, dramaturgo , novelista, presidente del Real Betis Balompié y de la Cruz Roja sevillana, conferenciante en Nueva York, crítico de sus propias corridas, empresario, jugador de polo, actor de cine, automovilista, aviador y, por supuesto, mecenas e impulsor de la Generación del 27 . Este año se celebra el centenario de su alternativa.

Admirador y cuñado de Joselito el Gallo , fue protagonista de una de las fotografías taurinas con mayor repercusión de la historia: aparece inclinado sobre el cuerpo sin vida de Gallito, apoyando su mano derecha en la cabeza del diestro sevillano muerto de una cornada horas antes en la plaza de Talavera de la Reina , donde Ignacio tuvo que dar muerte al toro « Bailaor » de la Viuda de Ortega, el verdugo de José.

Conoció al rey de los toreros en sus escapadas a la Alameda de Hércules , cuando aquello era un lugar en el que se respiraba la torería. Allí se daban cita los incipientes toreros que soñaban con tardes de gloria toreando con lo primero que se echaban a las manos. Hijo de médico , su familia desaprobaba su nueva afición, por lo que tuvo que fugarse a México con 17 años junto a Enrique Ortega « El Cuco », primo de «los Gallo». Partieron desde el puerto de Cádiz, colándose como polizones en la bodega de un transatlántico.

Fue en el país azteca donde comenzó su carrera taurina, aunque de manera peculiar: actuó como banderillero en la plaza de toros de Morelia . Durante ocho temporadas combinó los escalafones de oro y plata, formando parte de las cuadrillas de Corchaito, Corcherito de Bilbao, Machaquito , Belmonte y de los hermanos Gómez Ortega.

Antes de torear como banderillero de «los Gallo», se casó con una hermana de estos, Lola Gómez Ortega , con la que trenzó el paseíllo nupcial en 1915 y cuya unión trajo al mundo dos hijos: José Ignacio -que fue matador de toros y apoderado, entre otros, de Curro Romero- y María Teresa .

Tras su exitosa campaña de 1918 como novillero, pudo cumplir su deseo de doctorarse como matador de toros junto a los dos máximos referentes de la Edad de Oro del toreo, Joselito el Gallo y Juan Belmonte , en la plaza de toros de Barcelona , el 16 de marzo de 1919.

La muerte de Gallito en Talavera dejó un importante vacío en él. Compró la finca que José poseía en Pino Montano . Y durante los años veinte comienza a dar rienda suelta a sus inquietudes artísticas y literarias. Escribía las crónicas de todas las corridas , incluidas en las que él actuase, en el periódico La Unión. Fue en esa época cuando conoció a la bailarina Encarnación López « la Argentinita », que fue novia de Joselito y que motivó el distanciamiento con su esposa , pese a que siguieron compartiendo techo en el Cortijo de Pino Montano. Ésta fue quien le presentó a Federico García Lorca, con quien rápidamente hizo una fuerte amistad. Tras Federico vinieron Gerardo Diego, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, José Bergamín, Jorge Guillén y Juan Chabás ; quienes se reunieron por el tricentenario de la muerte de Luis de Góngora en el Ateneo de Sevilla y compartieron largas veladas nocturnas en la finca del torero, lindante a la actual Ronda Supernorte de Sevilla, en lo que acabó denominándose como la Generación del 27 .

Sánchez Mejías, durante su retiro profesional en los años veinte

Unos meses antes de este acontecimiento invitó a su amigo Rafael Alberti a salir como banderillero de su cuadrilla en Pontevedra porque según Ignacio «los poetas se morían de hambre». Así las cosas, le prestó un traje naranja y azabache que había utilizado como señal de duelo por la muerte de Gallito, Cagancho le cedió la montera y Antonio Márquez el capote de paseo. El portuense, haciendo caso a su amigo, no salió del callejón en toda la tarde . Aquello era un chollo. Pero poco le duró la alegría a Alberti: cuando acabó la corrida Ignacio anunció que se retiraba de los ruedos…

En 1934 decidió reaparecer y, para mitificar aún más su figura, la tragedia lo sorprendió en el mes de agosto mientras sustituía a Domingo Ortega en la plaza de toros de Manzanares . «A las cinco de la tarde / Eran las cinco en punto de la tarde…».

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