Videojuegos
La gran reserva española de las viejas «arcade» está en Sevilla
La asociación Arcade Planet recupera 300 máquinas recreativas y crea la mayor colección del país
Atesoran videojuegos de las cuatro últimas décadas que funcionan en una nave en Dos Hermanas

Causaron furor en los años ochenta y los noventa . Pandillas de adolescentes pululaban los fines de semana en torno a los salones recreativos , disputándose un lugar preferente en las máquinas de moda. Eran a veces espacios poco ventilados, en una atmósfera ... presidida por la neblina del humo de los cigarrillos que se vendían sueltos por parte del único empleado del local, que era también el encargado de cambiar monedas de cinco duros. En Sevilla el más emblemático fue Las Vegas —con dos grandes establecimientos en las calles Asunción y Sierpes— pero afloraron en todos los barrios de la ciudad. Después llegaron videoconsolas como la Play Station, que permitían tener «súper juegos» en casa, y Hacienda equiparó la fiscalidad que se aplicaba a esas «maquinitas» con la de las tragaperras, con lo cual a finales de los noventa se esfumó el negocio.
Ahora una parte de esa historia ha resucitado en Dos Hermanas . «Cinco aficionados que proveníamos de la asociación Sevilla Retro nos propusimos recuperar ese legado que había marcado nuestra adolescencia… Era muy complicado porque en España la mayoría de las máquinas terminaron convertidas en chatarra», afirma Juan Diego Periáñez , uno de los miembros de la asociación Arcade Planet . Comenzaron así a investigar por internet, contactando con coleccionistas y analizando los portales de segunda mano, y poco a poco fueron creando la primera remesa. «Al final era tal el volumen de máquinas que estábamos acopiando en Sevilla, que decidimos alquilar una nave para ponerlas todas a funcionar», remarca. En este momento tiene en sus instalaciones de Dos Hermanas doscientas máquinas funcionando y otras tantas en un almacén (que están a la espera de ser reparadas o que no pueden exhibirse todavía por falta de espacio).
«Ha sido un proceso laborioso, algunas las hemos traído de Japón, otras de Gran Bretaña, otras nos la han donado personas que las tenían guardadas y que al descubrir nuestra existencia han decidido cedernoslas; hemos tenido que repararlas minuciosamente y les hemos devuelto la vida», subraya Periáñez, que cree que «en Sevilla se ha logrado crear la que quizá sea la mayor colección de Europa de estos recreativos». Una de las características de estas máquinas era su resistencia. «Eran muebles de madera y plástico resistente y bien ensamblados, estaban pensadas para perdurar ». Han recuperado algunas que estaban abandonadas en un granero en Ávila o en el trastero de un bar de carretera, algunas albergaban hasta nidos, «pero han podido volver a funcionar sustituyendo algunas piezas».
Las referencias míticas
Las máquinas más antiguas datan de finales de los setenta y, a partir de ahí, tienen casi todas las referencias míticas del momento. «Aquí conservamos la historia viva de esta industria, desde una Atari con el Starwars, a un Pac Man firmado por su creador, una Missile Comander del 79, o el célebre Street Fighter … son juegos que marcaron la adolescencia de muchos sevillanos». Los primeros recreativos tenían juegos muy básicos y con el tiempo fueron evolcionando y saliendo juegos con mejores gráficos, como el «Out Run», en el que con un volante se conducía un deportivo rojo acompañado de una chica rubia.
Uno de los artífices de este renacimiento es el informático Eduardo Álvarez . «Lo que no puede reparar él es porque directamente no tiene arreglo; se ha convertido en el mayor especialista de la recuperación de recreativos ». Le acompaña en esta tarea José Manuel Polo , hijo de un empresario que tuvo este tipo de juegos «y que sabe manejar esta tecnología desde pequeño».
Uno de los éxitos de la iniciativa de Sevilla Arcade es la nostalgia. «Aquí vienen muchísimos padres que le enseñan a sus hijos cómo eran los juegos de su infancia; el tacto de las máquinas, las melodías... les traen muchísmos recuerdos». El mundo de las arcade nunca había muerto del todo. En Japón se mantiene la afición por este tipo de máquinas y se fabrican unas máquinas más sofisticadas para parques de atracciones. En el local de Dos Hermanas, de hecho, han logrado algunas de las últimas creaciones del sector, pero su éxito es devolver al siglo XXI las viejas salas que parecían perdidas para siempre.
Arcade Planet es una asociación sin ánimo de lucro que abre el local los fines de semana para financiar los costes de adquisición y reparación de los recreativos. Periáñez señala que habían previsto el traslado a un establecimiento más amplio, ya que antes del confinamiento tenían colas para entrar en el establecimiento, aunque el Covid ha ralentizado esos planes. «Se recuperó la afluencia tras el verano, aunque se desplomó de nuevo con los cierres perimetrales», se lamenta.
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