Saturación
Los comedores sociales de Sevilla, al límite por la llegada de jóvenes magrebíes
La demanda se ha doblado en las últimas semanas por la avalancha de nuevos peticionarios extranjeros y se espera que crezca en diciembre
Los comedores sociales de Sevilla alertan de que no pueden atender la demanda pese a duplicar sus servicios
Los comedores sociales de Sevilla comienzan a recuperar la normalidad sirviendo en sus mesas

Los comedores sociales de Sevilla han recibido en las últimas semanas un cincuenta por ciento más de peticiones. Los cuatros espacios que existen en la urbe: las Hijas de la Caridad del Pumarejo, el comedor de Nuestra Señora del Rosario de Triana, San Juan ... de Dios y la Orden de Malta han visto cómo se han duplicado las personas que se acercan a sus puertas desde mediados de octubre
A mediados de este mes, en el arrabal trianero, comenzaron a recibir numerosas peticiones y pasaron de atender «unas 180 u 200 personas cada día laborable a más de 300» en los primeros días de noviembre, según relatan varias fuentes consultadas por este periódico. Desde este lugar, apuntan que «son jóvenes extranjeros los que llegan a las puertas del centro para pedir comida». También, hay un «incremento de familias para el economato» por la constante subida de los precios de los alimentos en el supermercado, en la luz, el gas y otros productos básicos «a los que no pueden hacer frente».
Los voluntarios del comedor de Nuestra Señora del Rosario de Triana insisten en que «la persona que va a una cola de un comedor no va por gusto, sino que tiene una necesidad importante y, por ello, se acerca a este centro y pide ayuda».
Por su parte, otras personas que ayudan en el comedor de la Orden de Malta que se encuentra al lado de la calle Torneo ratifican «la misma situación» y apuntan que «están viviendo un aumento de solicitudes porque, hace un mes, daban unos 180 menús y han pasado a 260 en menos de un mes». También, comentan que «tienen un perfil de jóvenes magrebíes que comenzaron a venir en octubre y, cada semana, vienen varias decenas» Además, han observado que han llegado «muchos colombianos».
Observando los datos de este centro, se ve cómo hay un ligero incremento de solicitantes durante el verano pero, conforme ha avanzado la estación otoñal, se ha acentuado y es progresivo. Por ejemplo, en septiembre, se atendían una media de unas 180 u 200 personas, así ha seguido en septiembre y, en octubre, comenzaron a aparecer unas colas de unas 260 personas que se están manteniendo todos estos días.
Las circunstancias que rodean la llegada de todos estos jóvenes no se han aclarado y su llegada en masa a estos comedores sociales no se ha explicado a estos centros por parte de las administraciones.
Asimismo, hay que comentar que, en el comedor de Triana, también tienen un servicio de ropero y de duchas para todos aquellos que los necesiten. Sin embargo, los voluntarios no salen a la calle. En el caso de la Orden de Malta, sí visitan por los barrios de la ciudad durante las mañanas y las noches a numerosas personas que están en las calles y necesitan alimentos o simplemente, una conversación sobre cómo se encuentran.
Funcionamiento de los comedores
Los comedores de las Hijas de la Caridad abren todos los días por las mañanas desde las diez aproximadamente hasta las una y media. Se les suele dar un desayuno consistente en un café acompañado por un donut, unas galletas o leche con cacao. Luego, a media mañana, empiezan a darse las comidas con platos principales acompañados de frutas. Al mismo tiempo, se entrega en una bolsa un bocadillo y un zumo para la cena. Tanto en Triana como en la Macarena, se forman importantes colas en las calles Pagés del Corro y en la de Patricio Sáenz, respectivamente.
En el comedor de San Juan de Dios, también se dan comidas y, en el de la Orden de Malta que se halla en un local sobre el antiguo barrio de San Juan de Acre y al lado de la calle Guadalquivir, se dan cenas los días laborables y fines de semana.
El funcionamiento de estos lugares se lleva a cabo gracias a decenas de voluntarios que entran a preparar los almuerzos o cenas varias horas antes de las mismas en estos centros. Por ejemplo, las labores de preparación de las comidas en Triana comienzan a primera hora de la mañana mientras que, en el comedor de la Orden de Malta, ya hay personas cocinando a la una de la tarde. Durante todo el mediodía, se elaboran los platos y se reparten por las tardes a las personas que se acercan día tras día a este punto de la ciudad de Sevilla.
Con respecto a las próximas semanas, los comedores se temen que «los demandantes irán a más y no saben cómo van a afrontar los meses más duros del año», los cuales coinciden con los de las temperaturas más bajas. En esos momentos, las colas se volverán más largas y por eso, buscan opciones para poder atender las solicitudes. Los voluntarios hacen rifas e incluso, hay algún puesto en Sicab para conseguir fondos y poder obtener alimentos para darlos en las diferentes comidas que se reparten cada día.

Además, aún se recuerda la avalancha de peticiones y las conocidas como 'colas del hambre' que surgieron con la pandemia del coronavirus, donde miles de personas tuvieron que ir a estos centros porque fueron despedidos de sus trabajos de la noche a la mañana y las ayudas del Gobierno de España se retrasaron.
Por ello, durante meses, estos lugares estuvieron desbordados durante las numerosas restricciones que hubo por las olas que se sucedían de la enfermedad del coronavirus y ello provocó miles de peticiones que llegaron a los comedores de Nuestra Señora del Rosario de Triana, al de las Hijas de la Caridad de la Macarena, al de San Juan de Dios de la calle Misericordia o al de la Orden de Malta que se encuentra entre las calles Mendigorría y Clavijo. Durante estas semanas, vuelve a haber un incremento de peticiones, las cuales no saben cuándo van a parar o a controlarse.
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