Están en situación de extrema pobreza
Enfermos renales guardan su comida de la clínica para hijos y nietos
Las empresas andaluzas de nefrología habilitan una nave para recoger alimentos de primera necesidad
Estar enfermo de riñón, esperando un trasplante y dependiendo de que una máquina nos limpie la sangre cada dos días, durante cinco horas, es una situación que merece la mayor de las protecciones. Pero si a eso se le suma la falta de ingresos hasta para comer, el sufrimiento de esas personas ya no tiene nombre.
Pues así hay cientos de pacientes en Andalucía que ahora se están dando a conocer pero que han guardado silencio hasta que su otro padecimiento, el hambre, se descubrió el día en que se dieron cuenta en las clínica que eran tratados de que se guardaban, mientras recibían el tratamiento, la comida que les ponían para llevársela a su casa a sus hijos y nietos.
El relato de la presidenta de la Asociación de Empresas Andaluzas de Nefrología, Marisa Mesa, estremece: «Nosotros veíamos que les poníamos el desayuno, o el almuerzo o la cena y se guardaban el pan, los bocadillos y todo lo que podían hasta que les preguntamos que por qué hacían eso que si no querían comer que lo dijeran y no le serviamos nada. Entonces nos respondieron que era para ellos para después porque no tenían qué comer en la casa o que se lo llevaban a sus hijos o a los nietos porque estaban las familias en paro».
Dice la nefróloga que se le «cayó el alma» e inmediatamente se puso manos a la obra pidiendo ayuda. La Obra Social la Caixa respondió y en pocos días consiguieron 170 bolsas de comida para enfermos de Sevilla con toda clase de productos de primera necesidad. A partir de ahí «se corrió la voz y no pararon de llegar cartas y llamadas de otros enfermos del resto de Andalucía pidiendo comida».
«Es increíble —sigue la doctora— no nos podíamos imaginar que estas personas que además necesitan cuidados y una buena alimentación estuvieran pasando hambre. No se puede figurar los testimonios que me han llegado de enfermos de todas las edades. Recuerdo el de un chico de 23 años que se me saltaron las lágrimas pidiendome que no le abandonara ...».
De momento, la asociación ha habilitado una nave en San Juan de Aznalfarache en la calle de la Cornisa Azul sin número (954-76 45 35 y 607 29 01 07) para que toda persona que pueda colabore con comida y «allí estamos dando nombres y apellidos de los destinatarios porque aquí no hay nada oculto, incluso, si alguien quiere puede apadrinar a un enfermo», dice la doctora Mesa.
También le ha propuesto a la Caixa un proyecto de ayuda para los primeros seis meses del año que viene. Le pide una donación de 3 euros por persona y día para cien pacientes de la provincia de Sevilla que en total serían 54.000 euros. «Hemos detectado que durante el desayuno, almuerzo y cena que les facilitamos a los enfermos durante el tratamiento —le dice en su carta a la Caixa— muchos de ellos se los guardan con el fin de colaborar con su familia y dárselo a sus hijos o nietos ya que su situación económica es de pobreza. Son pacientes con enfermedad crónica, con una dolencia de larga duración y que no tienen curación, una enfermedad que es además incapacitante para el trabajo y para la vida normal de rutina, lo que unido a situaciones económicas de pobreza les lleva a límites extremos».
Una alimentación más adecuada con los nutrientes específicos compatibles con su enfermedad les aportaría a estas personas más calidad y bienestar de vida. La asociación necesita arroz, legumbres, aceite, azúcar, leche, pan, carne y pescado.
«Nos hacemos cargo de la logística y aportaríamos a la Obra Social la Caixa todos los datos referentes a este proyecto con el fin de mantener la máxima transparencia informando de los destinatarios», dice Marisa Mesa.