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Le tocaron 67 millones en la Primitiva y sigue viviendo en un tercero sin ascensor

El bombero jubilado ha repartido el dinero con sus hijos y prefiere seguir con su mujer en el Polígono de San Pablo

Le tocaron 67 millones en la Primitiva y sigue viviendo en un tercero sin ascensor j. s.

M.J.pereira

La vida del bombero jubilado R.C.M. no ha cambiado sustancialmente desde que el 3 de agosto de 2013 le tocó un premio de 67,1 millones de euros en La Primitiva. Aunque tiene más de 78 años y algunos achaques, sigue viviendo en su modesta casa del Polígono de San Pablo, un tercero sin ascensor. Su esposa, de 72 años, no tiene servicio doméstico y realiza ella misma las tareas de limpieza y cocina. Sí ha cambiado, sin embargo, la vida de sus tres hijos, que ya estaban independizados antes del premio. Lo que el padre ganó La Primitiva, lo repartió con ellos, haciendo la vida de todos un poco más fácil.

Cuando se convirtieron en millonarios , estuvieron dos meses y medio fuera de sus casas, recorriendo las playas aquel verano de 2013 e incluso se alojaron en hoteles de Sevilla. De hecho, pasaron un mes y medio en el Hotel Los Lebreros, situado frente a El Corte Inglés de Nervión. «Tenían miedo porque por aquel entonces se había detenido a una banda de extranjeros especializados en raptos», señalan las mismas fuentes.

Cuando se tranquilizaron las aguas, volvieron a su pisito del Polígono de San Pablo y allí continúan, a pesar de que el exbombero y su mujer compraron una buena casa en la Gran Plaza. Todavía no quieren mudarse a ese piso porque están muy cómodos en el barrio, donde conocen a todo el mundo. «Son gente buena, humilde, con la cabeza muy bien amueblada y muy religiosa», afirman personas que los conocen y los ven salir juntos a menudo para pasear por el barrio.

Una puerta de seguridad

Tienen claro que quieren seguir en el barrio y preservan su intimidad hasta el punto de no contratar empleadas domésticas para fregar, quitar el polvo o limpiar los baños. La esposa del exbombero sigue limpiando ella misma su casa y su casa sólo se distingue del resto del bloque por tener una puerta de seguridad.

La esposa del bombero continúa vistiendo igual, sin joyas ni ropa cara. En realidad esta familia no ha tenido nunca grandes necesidades económicas, ya que R. C. M. se jubiló como bombero tras más de 40 años de servicio. «He vivido bien siempre y no necesito nada más», suele comentar la esposa del bombero.

Le tocaron 67 millones en la Primitiva y sigue viviendo en un tercero sin ascensor

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