DETENIDOS LOS CABECILLAS
Cae en Sevilla una experimentada banda de falsificadores de tarjetas de crédito
La Policía Nacional arresta a seis africanos, cinco en la capital andaluza y otro en Palma de Mallorca, por un fraude de al menos 500.000 euros
La Policía Nacional ha descabezado en Sevilla una organización criminal dedicada desde hace años a la clonación de tarjetas de crédito —con números robados de tarjetas auténticas— que habría defraudado al menos 500.000 euros mediante varias modalidades para obtener ganancias. En esta operación llevada a cabo por la Policía Judicial se ha detenido, hasta el momento, a seis personas, todas ellas de origen africano (de Nigeria, Ghana y Sierra Leona). Cinco de éstas fueron arrestadas en Sevilla —concretamente, la Macarena— y otra más en Palma de Mallorca. Se investigan aún algunas ramificaciones de la organización de falsificadores en el Levante y Baleares bajo la supervisión del Juzgado de Instrucción 2 de Sevilla, que lleva las diligencias.
El dispositivo policial montado hace unos meses ha servido para detener a los cabecillas de esta curtida organización y, según constató ABC, decomisar 5.000 euros en metálico, además de varios ordenadores portátiles, teléfonos móviles y antenas especiales para captar señales de wifi en varios de los domicilios registrados.
Este grupo se dedicaba a la compra de números de tarjetas de crédito en webs ilegales que ofrecen este «producto» y a las que se accede mediante claves obtenidas en foros especializados. Aunque parezca mentira, hay páginas en internet en las que se pueden comprar números de tarjetas y hasta sus códigos pin o claves, que los delincuentes de internet obtienen en cajeros trucados, mediante phishing —fraude por internet en supuestas compras o correos ficticios de entidades bancarias que solicitan números y claves al usuario— o interceptando la señal del ordenador doméstico desde una antena cercana para «cazar» operaciones bancarias que los clientes hacen desde sus casas.
Billetes de tren y de avión
Una vez esta banda había localizado las numeraciones de las tarjetas —a veces con los códigos incluidos—, utilizaban varios métodos para lograr dinero. Por un lado, la más básica y menos frecuente, era realizar compras en internet de todo tipo de objetos de valor que luego se revendían también a través de la red por más dinero. Pero la que destapó el asunto merced a denuncias de personas que habían visto cargos inexplicables en sus cuentas corrientes fue la compra de billetes de avión o de tren para inmigrantes residentes en Sevilla —casi siempre suramericanos—, a los que esta organización vendía los mismos a precio muy bajo tras haberlos adquirido con números ajenos. Trenes AVE a Madrid por 25 ó 30 euros, vuelos en compañías low cost a mitad de precio... Basta con comprarlos por internet con datos personales ficticios -usaban hasta nombres en tono jocoso- y obtener un localizador con el que retirar el billete en la estación.
Otra opción usada por la banda era buscar desempleados para ofrecerles supuestos contratos a los que obligaban a abrir una cuenta corriente. La organización traspasaba a ésta una cantidad con el número robado. El «contratado» se quedaba con un porcentaje y el resto debía mandarlo a una dirección por Western Union, método directo de envío de dinero.
La operación policial está prácticamente cerrada a falta de algunos flecos fuera de la capital andaluza.