sanidad

La corta pero intensa historia de los niños prematuros del hospital Virgen del Rocío

Estuvieron ingresados en Neonatología del centro hospitalario y ahora cumplen su primer año de vida

La corta pero intensa historia de los niños prematuros del hospital Virgen del Rocío millán herce

amalia F. Lérida

Miden cómo salen sus hijos adelante por los kilos que pesan y los dientes que tienen. Tras el parto no se los pudieron llevar a casa porque tuvieron que dejarlos en una incubadora.

Hoy son ya como los demás niños, sujetos a revisiones periódicas, pero sanos. Atrás han dejado los padres y madres de los niños prematuros que empezaron a vivir en el Virgen del Rocío de Sevilla la pena más grande que pueda tener un ser humano y , para celebrarlo, se han reunido con el personal sanitario que ha sufrido con ellos para contarse sus cosas, comentar la evolución de los chiquillos y, sobre todo, lanzar un mensaje a la población de que con ayuda y paciencia un bebé que cabe en la palma de la mano puede tener algún día siete dientes.

Unas quince parejas tuvieron una mañana de convivencia con Josefa Aguayo Maldonado y María Teresa Sánchez Jiménez, directora y jefa de bloque que fueron a recibirlos en nombre de todo el equipo de la unidad de gestión clínica de Neonatología. Porque todos son ya como una gran familia después de tantas horas días y hasta meses que han estado en este hospital de referencia en toda Andalucía.

Cada año nacen en el mundo 15 millones de niños antes de la semana 37 de gestación, prematurez, 500.000 de los cuales viene al mundo en Europa. Aunque no existen registros sobre las causas de estos partos, la comunidad científica apunta que en España, concretamente, influyen un conjunto de causas entre las que se encuentran las técnicas de reproducción asistida, los partos múltiples, el estrés laboral, los problemas de salud de las madres y el retraso de la edad de maternidad.

En los dos últimos años el número de nacimientos ha bajado en el Virgen del Rocío y así los 7.348 que se registraron en 2012 han pasado a 6.826 en 2013 con una tasa de prematuridad del 5,11 y el 5,20 por ciento, respectivamente.

Las siguientes vivencias ayudan a entender mejor el sufrimiento y la alegría de tener un bebé prematuro que con paciencia y cuidados sale adelante.

Valeria cumplió el miércoles un año

Susana y Francisco son de Écija y nunca han venido tanto a Sevilla como cuando nació Valeria a las 28 semanas con 800 gramos. Dos meses y dos días estuvo hospitalizada y su madre yendo y viniendo del pueblo a la ciudad, hasta las dos últimas semanas en que no se separó de ella porque la operaban de los ojos. Los dos están en paro y con las ayudas no llegan a 800 euros al mes de los que 300 son para la hipoteca.

A ello hay que sumar los demás gastos y los que ha tenido Valeria porque sus pañales son más chicos y más caros, como la leche y las multivitaminas.

Pero lo peor de todo es cuando Susana vuelve la vista atrás: «Un niño prematuro no es una incubadora. Son pinchazos por todos lados, muchas pruebas y revisiones».

«Paciencia porque de esto se sale»

Es el consejo que Carmen le da a las madres que ahora van por el camino que ella ha recorrido. Natural de Gibraleón tuvo a Valeria en Huelva con 27 semanas y a los 21 días la trajo al Virgen del Rocío para ser intervenida porque el conducto que llega al corazón y a los pulmones a su hija no se le cerró al nacer. Pesó un kilo y ahora llega a los 6,700. Casi cuatro meses estuvo en Sevilla y se hospedó en la Casa de Javier una asociación que da techo a las familias en su misma situación.

La pequeña no tiene complicaciones, pero necesita revisiones periódicas hasta los dos o tres años y la paciencia de su madre. Los malos ratos no se los quita ni el desahogo económico que tiene pues, al menos, no le falta el trabajo.

Tres hijos con 400 euros

Miguel es el que está en brazos de Belén, su madre; y Diego, en los de Antonio, el padre. María esta en el centro pero no está enferma, solo se ha caído por las escaleras de la casa y, con su silla de ruedas y todo, no se quiso perder la fiesta de ayer.

A esta familia le ha tocado la lotería porque los gemelos están cada día más fuertes y sanos —Miguel ya tiene 8 dientes— después de nacer con apenas 1,300 kilos y seguir con las revisiones, pero sobre todo, porque atrás quedan los ocho meses en los que han estado sobreviviendo con 400 euros. El lunes Antonio empieza a trabajar «y ya vamos a despegar con los 1.300 euros que ganará».

Pesó 630 gramos y tiene 5 operaciones

Dejó un trabajo de encargada de fincas de fresas y arándanos y dice que hasta que no vea a su hija andar y desenvolverse no lo retoma. Manuela es de Moguer y su niña se llama Amor. Pesó 750 gramos al nacer y se quedó en 630. La chiquilla, que ayer no paraba de reírse, tiene cinco operaciones en el cuerpo como cinco son los meses que su madre estuvo junto a ella en el Virgen del Rocío durmiendo varias semanas en un sillón.

La tuvo con 38 años, sufrió un ataque de eclampsia y se le subió la tensión a 26. No contaban con ninguna de las dos. Pero sobrevivieron juntas y así seguirán, juntas, pegadas, viniendo a Sevilla desde Moguer cuatro días a la semana, con los 800 euros que entran en la casa, pero juntas.

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