en séptimo grado
Churchill, el tío lejano de Cayetana de Alba
En 1958 visitó Sevilla junto a Onassis, pero el Viejo León y el armador no coincidieron con la duquesa
Sir Winston Churchill, militar, político, periodista, pintor, orador, premio Nobel de Literatura y dos veces «premier» del Gobierno de Su Majestad, aquél que sólo pudo prometer «sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor» para hacer frente a la amenaza nazi, fue pariente lejano —tío en séptimo grado— de Cayetana de Alba, quien durante su niñez en Inglaterra lo mismo llegó a merendar con la futura Isabel II que a cenar con el Viejo León del Partido Conservador.
El 29 de septiembre de 1958 Churchill llegó a Sevilla, pero no pudo obsequiarlo su lejana sobrina Cayetana. Sir Winston, invitado por AristótelesOnassis, el multimillonario armador griego, arribó al muelle a bordo del «Cristina», el famoso yate, en un crucero por el Mediterráneo que había zarpado de Montecarlo. Junto a los anfitriones, Onassis y su primera mujer, Athina, viajaron el matrimonio Churchill, sir Winston y Clementine, quienes habían festejado sus bodas de oro semanas antes; los señores Loen Guinnes, Anthony Montague-Browne y su esposa, y el detective privado Edward Murray y señora.
Al día siguiente, Churchill y Onassis pasearon por Sevilla en el coche de punto de Francisco Vargas Machuca, Paco «Fabrile». Durante el paseo de Churchill y Onassis —catedral, Patio de Banderas, plaza de Doña Elvira, Los Venerables, jardines de Murillo, plazas de España y América...—, muchos sevillanos reconocieron y saludaron al Viejo León, quien correspondió, complacido, haciendo con los dedos índice y corazón de la mano derecha la «V» de victoria.
De vuelta al barco, sir Winston —83 años, y seis o siete güisquis y 12 puros diarios— mostró signos de cansancio. La carrera duró dos horas. La pagó Onassis. No costó mucho según Fabrile, a quien el armador dio una propina de 15 duros, en un tiempo en el que un trabajador ganaba al día 36 pesetas. El «Cristina» zarpó esa tarde rumbo a Gibraltar. Desde la colonia en suelo español, el viejo estadista voló a Londres.
Años después, Cayetana sí pudo agasajar en las Dueñas a Jackie Kennedy, la viuda de América, que terminaría casada con Onassis. Pero esas son otras historias.
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